Esta semana los detractores del presidente ¡dieron a todo lo que da!
En varias ocasiones a lo largo de sus recorridos y desde el inicio de su mandato el presidente Andrés Manuel López Obrador habló del primordial compromiso, mejorar el sistema de salud. Todavía a principios de enero en este año cuando presentó el programa del IMSS, dijo: el cambio es paulatino, en seis meses estará la atención especial a 8 estados del sureste y cada 6 meses incorporarán 8 más. La idea era, en diciembre de este año contar con un sistema de salud provisto de medicina gratuita, médicos especialistas, instalaciones adecuadas y atención de primera como en Canadá, Reino Unido o Dinamarca.
Así funcionaría parte de la estrategia del presidente.
El sistema de salud mexicano estaba desmantelado debido a la corrupción de los sexenios pasados, faltaban médicos, enfermeras, hospitales, medicinas, etc. El mundo se enfrentó a un virus desconocido y hasta la fecha sigue cobrando vidas en los más recónditos rincones del planeta.
Sin embargo, hoy los esfuerzos son extraordinarios, no ha faltado un peso para enfrentar a la Pandemia. La Organización Mundial de Salud (OMS) en el mes de mayo felicitó al gobierno de México ante las medidas aplicadas contra el COVID19. Pocos gobiernos se han molestado de mantener informada diariamente a la población, paso a paso, de todos los hechos alrededor de la enfermedad: estadísticas acerca de contagiados y fallecidos, información hacia embarazadas, a enfermos con comorbilidad, hospitales con camas, etc.
Nuestro presidente no tiene una bola de cristal para conocer el futuro, habló y prometió, se comprometió. Y llegó la pandemia. Sin embargo, continúa allegando recursos económicos, no ha solicitado créditos, de esos que los gobiernos anteriores pactaban. Los 39 proyectos de inversión continúan: el Tren Maya, Dos Bocas, Aeropuerto Internacional, Tren Transísmico, etc. Además, becas, ayuda 68 y más, internet, etc. Es más, en su reciente Informe de Gobierno anotó, de los 100 compromisos de gobierno 97 han sido “palomeados”.
Estoy segura, sabiendo la historia de López Obrador no lleva a la práctica actividades clarividentes, el péndulo, la esfera virtual egipcia de cristal en el celular ni creo tenga una “Paca”, aquella vidente empleada por el subprocurador Pablo Chapa Bezanilla en tiempos del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León. ¡Qué ridículo, habrase visto!
Resultaría irracional exigir al mandatario mexicano más de lo realizado. Esperemos, hechos fatales no se ciernan sobre el mundo aún menos, vivirlos en nuestro país. Ahora, a continuar los cuidados sugeridos por las autoridades, y así evitar que los contagios del Covid-19 sigan propagándose.
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