/ domingo 6 de marzo de 2022

Paradigmas | La ética de la guerra

En una tensa situación mundial por saber qué paso dará Rusia dentro del escenario del cual es el principal protagonista, después de más de dos días de debate con casi 120 representantes, la ONU llevó a cabo la votación para exigir que Rusia "deje inmediatamente de recurrir al uso de la fuerza contra Ucrania" y "retire inmediata, completamente y sin condiciones todas sus fuerzas militares" del país vecino.

El resultado de las votaciones fue de 141 a favor de exigir al noveno país con mayor población en el mundo, el fin de la guerra contra Ucrania, 5 en contra (Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria) y 35 abstenciones. La votación se llevó a cabo después de más de dos días en un tirante debate en donde la mayoría de los representantes "coincidieron en la necesidad de una solución pacífica a la guerra".

Los resultados de la votación no son vinculantes, es decir, no obligan a Rusia a actuar de forma determinada; sin embargo, ayuda a mostrar la postura de los países respecto a la actual problemática que se vive.

Fue en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil del 3 al 14 de junio de 1992, en que reunidos líderes mundiales, presidentes de naciones, ambientalistas, coordinados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972, llegaron a la conclusión de redactar el Programa 21.

El Programa 21, señala: “La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, según sea necesario”.

A mediados del mes de febrero el presidente ruso, Vladimir Putin, negó tener la intención de invadir el país vecino, por lo que presentó a Occidente una serie de demandas, incluido el fin de la expansión oriental de afiliaciones a la OTAN de los estados ex soviéticos, y la reducción de la actividad militar de EE.UU. y sus aliados en las cercanías de Rusia. Para el 24 del mes, Rusia inició el conflicto armado.

Al menos 500.000 niños se han convertido en refugiados tras una semana de guerra en Ucrania, denunció el director regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para Europa y Asia Central, Afshan Khan. Hasta ahora, la organización internacional ha podido certificar la muerte de 17 niños. La guerra ha llevado a más de un millón de civiles a huir de su país, informó la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados. ¡Bendita empatía, fraternidad! De inmediato abrieron sus puertas Polonia, Hungría, Bulgaria, Moldavia y Rumania.

Noam Chomsky, dijo: “Tenemos que imaginarnos, por ejemplo, cómo reaccionaría Estados Unidos si durante la Guerra Fría, el Pacto de Varsovia se hubiese extendido a América Latina, y México y Canadá, hubieran planeado unirse al pacto. Desde luego que eso jamás se materializaría porque al primer intento de hacerlo hubiera seguido una respuesta violenta de Estados Unidos”.

¿Quién gana en una guerra?

Quedan regiones desoladas, heridos, muertos, edificios siniestrados, hambre, recursos naturales dañados, etc.

¿Quién en estos momentos piensa también en los refugiados africanos y los de Medio Oriente?

La hambruna, desertificación, guerras civiles, etc. en las últimas décadas dieron origen a campos de refugiados en distintos puntos del planeta. En 1992 se creó en Kutupalong-Balukhali, en Bangladesh, lugar que concentra desde 2018 en el campamento de refugiados más grande del planeta a 670.000 personas, más que en Málaga (571.000) y casi el doble que Bilbao (345.000). Ahí también se vive en forma infrahumana, apenas y cuentan con agua, alimentos, medicinas, etc. Y todo porque Europa se ha negado a recibirlos.

¿En dónde está la solidaridad encaminada a que estos ciudadanos del mundo que por causas injustificables en pleno Siglo XXI saltan de sus territorios pidiendo cobijo y consecuencia tengan un nuevo sitio donde desarrollarse? ¿Será que el origen étnico, califica?

¡Vaya, doble moral!

En una tensa situación mundial por saber qué paso dará Rusia dentro del escenario del cual es el principal protagonista, después de más de dos días de debate con casi 120 representantes, la ONU llevó a cabo la votación para exigir que Rusia "deje inmediatamente de recurrir al uso de la fuerza contra Ucrania" y "retire inmediata, completamente y sin condiciones todas sus fuerzas militares" del país vecino.

El resultado de las votaciones fue de 141 a favor de exigir al noveno país con mayor población en el mundo, el fin de la guerra contra Ucrania, 5 en contra (Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria) y 35 abstenciones. La votación se llevó a cabo después de más de dos días en un tirante debate en donde la mayoría de los representantes "coincidieron en la necesidad de una solución pacífica a la guerra".

Los resultados de la votación no son vinculantes, es decir, no obligan a Rusia a actuar de forma determinada; sin embargo, ayuda a mostrar la postura de los países respecto a la actual problemática que se vive.

Fue en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil del 3 al 14 de junio de 1992, en que reunidos líderes mundiales, presidentes de naciones, ambientalistas, coordinados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972, llegaron a la conclusión de redactar el Programa 21.

El Programa 21, señala: “La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, según sea necesario”.

A mediados del mes de febrero el presidente ruso, Vladimir Putin, negó tener la intención de invadir el país vecino, por lo que presentó a Occidente una serie de demandas, incluido el fin de la expansión oriental de afiliaciones a la OTAN de los estados ex soviéticos, y la reducción de la actividad militar de EE.UU. y sus aliados en las cercanías de Rusia. Para el 24 del mes, Rusia inició el conflicto armado.

Al menos 500.000 niños se han convertido en refugiados tras una semana de guerra en Ucrania, denunció el director regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para Europa y Asia Central, Afshan Khan. Hasta ahora, la organización internacional ha podido certificar la muerte de 17 niños. La guerra ha llevado a más de un millón de civiles a huir de su país, informó la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados. ¡Bendita empatía, fraternidad! De inmediato abrieron sus puertas Polonia, Hungría, Bulgaria, Moldavia y Rumania.

Noam Chomsky, dijo: “Tenemos que imaginarnos, por ejemplo, cómo reaccionaría Estados Unidos si durante la Guerra Fría, el Pacto de Varsovia se hubiese extendido a América Latina, y México y Canadá, hubieran planeado unirse al pacto. Desde luego que eso jamás se materializaría porque al primer intento de hacerlo hubiera seguido una respuesta violenta de Estados Unidos”.

¿Quién gana en una guerra?

Quedan regiones desoladas, heridos, muertos, edificios siniestrados, hambre, recursos naturales dañados, etc.

¿Quién en estos momentos piensa también en los refugiados africanos y los de Medio Oriente?

La hambruna, desertificación, guerras civiles, etc. en las últimas décadas dieron origen a campos de refugiados en distintos puntos del planeta. En 1992 se creó en Kutupalong-Balukhali, en Bangladesh, lugar que concentra desde 2018 en el campamento de refugiados más grande del planeta a 670.000 personas, más que en Málaga (571.000) y casi el doble que Bilbao (345.000). Ahí también se vive en forma infrahumana, apenas y cuentan con agua, alimentos, medicinas, etc. Y todo porque Europa se ha negado a recibirlos.

¿En dónde está la solidaridad encaminada a que estos ciudadanos del mundo que por causas injustificables en pleno Siglo XXI saltan de sus territorios pidiendo cobijo y consecuencia tengan un nuevo sitio donde desarrollarse? ¿Será que el origen étnico, califica?

¡Vaya, doble moral!