/ lunes 16 de mayo de 2022

Verba luminis | Amor por el Derecho y sus valores humanos

Con permanente admiración y respeto a quien fue mi maestro no en la cátedra, sino en la vida, Dr. Raúl Carrancá y Rivas, en el Día del Maestro que se celebra el 15 de Mayo de cada año, quien me decía que la sabiduría del Derecho se adquiere con el permanente estudio y la constante experiencia del cultivo de esta disciplina.

Los abogados debemos ser críticos de la legislación, y más si son maestros de Derecho, exponiendo su doctrina sobre múltiples cuestiones jurídicas en una exposición académica así como en conferencias, obras escritas en general, realizando así una trascendente tarea social. Consecuentemente, se debe tener fe ardiente e intenso amor por el Derecho y sus valores humanos para contagiar con estos sentimientos a sus alumnos. La enseñanza del Derecho debe comenzar con la justicia y concluir con la ley. Cuando se habla de Derecho, suele uno referirse lo mismo al Derecho objetivo que al subjetivo. El Derecho objetivo es la ley; el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Lo malo es que muchas leyes se formulan, se decretan o promulgan al margen si no en contra del ideal jurídico.

Por otra parte la abogacía es una profesión selectiva. No todo el mundo, por lo tanto, puede y debe ser abogado. La inteligencia, la capacidad para el razonamiento abstracto, el dominio de la dialéctica, el afán inagotable de buscar la verdad no son suficientes para ser abogado. Además la abogacía debe verse como una profesión y no como una ocupación. El hecho de que la abogacía sea una profesión entraña consecuencias importantes: la ocupación hace siempre referencia a algo material, en este sentido sería por ejemplo: los obreros, labrar la tierra, o copiar asientos contables, etc. No tienen estas palabras una consideración peyorativa, desestimatoria. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la abogacía no es ocupacional, sino profesional. Nuestra profesión implica vocación. La abogacía se debe vivir. En el Derecho no caben las incongruencias Es formarse en la ciencia para servir a la justicia. Como se ve, necesitamos los abogados de la construcción de dos fuerzas, las del pensamiento y las del espíritu. Actualmente México atraviesa por una crisis económica, a nosotros los abogados conforme a nuestras respectivas funciones nos incumbe evitar una crisis más desquiciante para nuestro país: la de la justicia. México seguirá viviendo si su fe en la justicia no se extingue:… “Se puede vivir sin belleza, sin riqueza y hasta sin salud. Se vive mal, pero se vive. Mientras que sin justicia no se puede vivir”. E. Kant.

Ese es el reto.

El Derecho objetivo es la ley; el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la abogacía no es ocupacional, sino profesional. Nuestra profesión implica vocación. La Abogacía se debe vivir.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com


Con permanente admiración y respeto a quien fue mi maestro no en la cátedra, sino en la vida, Dr. Raúl Carrancá y Rivas, en el Día del Maestro que se celebra el 15 de Mayo de cada año, quien me decía que la sabiduría del Derecho se adquiere con el permanente estudio y la constante experiencia del cultivo de esta disciplina.

Los abogados debemos ser críticos de la legislación, y más si son maestros de Derecho, exponiendo su doctrina sobre múltiples cuestiones jurídicas en una exposición académica así como en conferencias, obras escritas en general, realizando así una trascendente tarea social. Consecuentemente, se debe tener fe ardiente e intenso amor por el Derecho y sus valores humanos para contagiar con estos sentimientos a sus alumnos. La enseñanza del Derecho debe comenzar con la justicia y concluir con la ley. Cuando se habla de Derecho, suele uno referirse lo mismo al Derecho objetivo que al subjetivo. El Derecho objetivo es la ley; el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Lo malo es que muchas leyes se formulan, se decretan o promulgan al margen si no en contra del ideal jurídico.

Por otra parte la abogacía es una profesión selectiva. No todo el mundo, por lo tanto, puede y debe ser abogado. La inteligencia, la capacidad para el razonamiento abstracto, el dominio de la dialéctica, el afán inagotable de buscar la verdad no son suficientes para ser abogado. Además la abogacía debe verse como una profesión y no como una ocupación. El hecho de que la abogacía sea una profesión entraña consecuencias importantes: la ocupación hace siempre referencia a algo material, en este sentido sería por ejemplo: los obreros, labrar la tierra, o copiar asientos contables, etc. No tienen estas palabras una consideración peyorativa, desestimatoria. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la abogacía no es ocupacional, sino profesional. Nuestra profesión implica vocación. La abogacía se debe vivir. En el Derecho no caben las incongruencias Es formarse en la ciencia para servir a la justicia. Como se ve, necesitamos los abogados de la construcción de dos fuerzas, las del pensamiento y las del espíritu. Actualmente México atraviesa por una crisis económica, a nosotros los abogados conforme a nuestras respectivas funciones nos incumbe evitar una crisis más desquiciante para nuestro país: la de la justicia. México seguirá viviendo si su fe en la justicia no se extingue:… “Se puede vivir sin belleza, sin riqueza y hasta sin salud. Se vive mal, pero se vive. Mientras que sin justicia no se puede vivir”. E. Kant.

Ese es el reto.

El Derecho objetivo es la ley; el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la abogacía no es ocupacional, sino profesional. Nuestra profesión implica vocación. La Abogacía se debe vivir.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com