/ lunes 28 de septiembre de 2020

Verba Luminis | Combate a la pobreza... Asignatura pendiente

Mientras el gobierno se desgasta en distractores políticos, existe en México 52.4 millones que viven en situación de pobreza cifra que equivale al 41.9% de la población y representa una disminución mínima según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social.

La pobreza en México ha sido pertinaz y algunas de sus manifestaciones son ancestrales. La pobreza causa tristeza y desaliento. Nada es más penoso para un país que aspira a la justicia que ser un país de contrastes entre la opulencia y la miseria. Queremos una nación integrada por el bienestar, las oportunidades y la esperanza. En todo el país se encuentran niños sin alimentos, sin aulas ni atención médica; jóvenes sin oportunidades, presas fáciles de la delincuencia, el vicio o la manipulación; mujeres sin sustento, hogares sin esperanza, hombres desalentados, que muchas veces se ven obligados a emigrar de sus poblados y abandonar sus raíces, comunidades indígenas que por generaciones han vivido en extrema miseria. Los mayores pendientes del gobierno son la seguridad social y los salarios. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social, se considera a una persona en pobreza multidimensional al cumplir dos condiciones: cuando no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social y sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus necesidades. Además, se vuelve pobreza extrema cuando en condición de pobreza ni siquiera todos los ingresos que percibe bastan para satisfacer al menos sus necesidades alimentarias.

Hoy más que nunca, el combate a la pobreza no puede esperar. Quienes viven en la pobreza no piden caridad. Reclaman con dignidad y justa razón, las oportunidades que les pertenecen. Además, la pobreza adquiere manifestaciones diversas, pero se concentra en regiones y grupos que enfrentan grandes barreras para superarlas. Nuestros pueblos indígenas que sienten una desigualdad y hasta discriminación. El artículo cuarto de la Constitución consagra el carácter pluricultural de la nación y reconoce a los pueblos indígenas como parte de nuestra soberanía y sujetos de su propio destino. Además, en las colonias populares de nuestro país subsisten carencias y desempleo. Y qué decir de quienes habiendo entregado su vida al trabajo y al servicio hoy viven en la tercera edad y sus pensiones son insuficientes para una vida digna y tranquila, aun con los programas de adulto mayor del gobierno federal.

Por ello y como aspecto básico y principal se debe establecer una estrategia urgente para combatir y superar la pobreza de los pueblos indígenas, de las mujeres y hombres del campo, de los trabajadores y jornaleros, de los habitantes de los barrios y colonias populares asegurándoles que cuenten con servicios básicos de salud, nutrición, vivienda y educación. Y sobre todo a los niños que viven en completa miseria, los llamados niños de la calle.

Por más lucha contra la corrupción que se emprenda, si aún persisten estos reclamos, no podrá decirse que ninguna transformación tiene éxito, llámese tercera, cuarta, quinta o la que sea. Ese es el reto.

E-mail: cesar.fentanesbanda@gmail.com

Mientras el gobierno se desgasta en distractores políticos, existe en México 52.4 millones que viven en situación de pobreza cifra que equivale al 41.9% de la población y representa una disminución mínima según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social.

La pobreza en México ha sido pertinaz y algunas de sus manifestaciones son ancestrales. La pobreza causa tristeza y desaliento. Nada es más penoso para un país que aspira a la justicia que ser un país de contrastes entre la opulencia y la miseria. Queremos una nación integrada por el bienestar, las oportunidades y la esperanza. En todo el país se encuentran niños sin alimentos, sin aulas ni atención médica; jóvenes sin oportunidades, presas fáciles de la delincuencia, el vicio o la manipulación; mujeres sin sustento, hogares sin esperanza, hombres desalentados, que muchas veces se ven obligados a emigrar de sus poblados y abandonar sus raíces, comunidades indígenas que por generaciones han vivido en extrema miseria. Los mayores pendientes del gobierno son la seguridad social y los salarios. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social, se considera a una persona en pobreza multidimensional al cumplir dos condiciones: cuando no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social y sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus necesidades. Además, se vuelve pobreza extrema cuando en condición de pobreza ni siquiera todos los ingresos que percibe bastan para satisfacer al menos sus necesidades alimentarias.

Hoy más que nunca, el combate a la pobreza no puede esperar. Quienes viven en la pobreza no piden caridad. Reclaman con dignidad y justa razón, las oportunidades que les pertenecen. Además, la pobreza adquiere manifestaciones diversas, pero se concentra en regiones y grupos que enfrentan grandes barreras para superarlas. Nuestros pueblos indígenas que sienten una desigualdad y hasta discriminación. El artículo cuarto de la Constitución consagra el carácter pluricultural de la nación y reconoce a los pueblos indígenas como parte de nuestra soberanía y sujetos de su propio destino. Además, en las colonias populares de nuestro país subsisten carencias y desempleo. Y qué decir de quienes habiendo entregado su vida al trabajo y al servicio hoy viven en la tercera edad y sus pensiones son insuficientes para una vida digna y tranquila, aun con los programas de adulto mayor del gobierno federal.

Por ello y como aspecto básico y principal se debe establecer una estrategia urgente para combatir y superar la pobreza de los pueblos indígenas, de las mujeres y hombres del campo, de los trabajadores y jornaleros, de los habitantes de los barrios y colonias populares asegurándoles que cuenten con servicios básicos de salud, nutrición, vivienda y educación. Y sobre todo a los niños que viven en completa miseria, los llamados niños de la calle.

Por más lucha contra la corrupción que se emprenda, si aún persisten estos reclamos, no podrá decirse que ninguna transformación tiene éxito, llámese tercera, cuarta, quinta o la que sea. Ese es el reto.

E-mail: cesar.fentanesbanda@gmail.com