En la última década, los agricultores han disminuido la cantidad de siembra anual, y esta tendencia se atribuye en gran medida a factores tradicionales. Entre ellos se encuentran la falta de acceso a tecnologías modernas, la escasez de recursos hídricos y la dependencia de métodos agrícolas convencionales.
El productor agrícola en Tampico Alto Tomás García Valdez, menciona que cada año se ha disminuido las hectáreas de siembra, ya que en la actualidad no es rentable apostar en su totalidad al campo.
“Somos muchos los que continuamos trabajando en el campo, y principalmente por tradición es lo que nos enseñaron nuestros abuelos y padres, pero cada vez en menos cantidad, por ejemplo: este año yo aposté por sembrar menos hectáreas de jícama para obtener solo la inversión”, señaló el agricultor.
Entre las principales afectaciones que impide la siembra es la falta de un sistema de riego que permita la distribución del agua potable, al cambiar los ciclos agrícolas drásticamente y la escasez de vital líquido comienza afectar al sector agropecuario.
Cambio climático y falta de agua la principal afectación del campo
El cambio climático ha alterado los patrones de precipitación y ha aumentado la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como la sequía. Estos cambios impredecibles dificultan la planificación y la gestión de los recursos hídricos, lo que lleva a una mayor incertidumbre para los agricultores.
En muchas regiones, la falta de agua ha obligado a los agricultores a adoptar prácticas de riego más eficientes y a diversificar sus cultivos para adaptarse a condiciones climáticas cambiantes. Sin embargo, estos esfuerzos pueden no ser suficientes para hacer frente al desafío a largo plazo.
Falta de agua margina a productores de jícama
Para los productores de jicama de la región la situación se agrava por la falta de agua y por no contar con sistemas de riego, lo cual no permite que las cosechas se logren en tiempo y forma además que la calidad del producto no es la esperada.
Recordó que la diferencia entre los productores que cuentan con el recursos para mantener sus cosechas los que no la tienen es abismal, ya que refirió que tan solo un productor de la zona que sí cuenta con este sistema produce de este 50 a 35 hectáreas de jícama y en un promedio estas producen de 40 a 25 toneladas, el año pasado el precio de por kilo inició en 10 pesos y ha bajado a 7, pese a ello es rentable.
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Indicó por ello que sin contar con algún programa o apoyos es muy complicada la situación para los productores, ya que la zona tiene tierra arenosa que es ideal para este cultivo donde se produce jícama de excelente calidad, sin embargo la contraparte es que se requiere de agua suficiente para lograr las cosechas, situación que ha generado que cada año se disminuya la siembra y lo mantengan por tradición.