/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Aguas con el ojo

Pues resulta que fue encontrada una pequeña cámara de vigilancia, un adminículo de espionaje, instalado en una sala del Palacio Nacional...

Precisamente donde el Presidente de la República se reúne con los Gobernadores de los estados y con grupos de gente de alto nivel político, revelando con ello hasta dónde llega el atrevimiento de los adversarios del régimen lopezobradorista.

Durante la conferencia mañanera de ayer, un reportero le preguntó al Presidente si ya se estaba investigando el asunto, a lo que AMLO respondió que no, que no le preocupaba en lo más mínimo que lo espiaran en sus actividades políticas privadas, puesto que no tenía nada que esconder y repitió una de sus frases favoritas, “El que lucha por la justicia, nada tiene que temer”.

Sin embargo, el asunto del pequeño ojo espía colocado en el mero corazón del Palacio Nacional, donde se asienta nada más y nada menos que el Poder Ejecutivo, es por sí mismo preocupante, no porque en las reuniones del Presidente se traten planes secretos, sino porque el hecho revela una total falta de seguridad al interior del inmueble.

Además, deja al descubierto una posible infiltración de grupos de poder enemigos del régimen y la suposición de que dentro del mismo Palacio se mueven judas emboscados y hasta gente resentida que perdió las prebendas y privilegios de que gozaba en las pasadas administraciones federales.

Está bien que a López Obrador no le preocupen los espías porque nada tiene que esconder, pero si se dejan correr tan graves atrevimientos, cosas peores pueden suceder en el futuro, cosas que nadie desea que sucedan, por supuesto.

Hasta ayer no se sabía qué manos perversas colocaron el artefacto, ni tampoco si éste se encontraba ya desde antes de la llegada de AMLO al Palacio, pero se descarta esta última suposición, puesto que en los trabajos de reacondicionamiento se hubieran descubierto.

Lo que sí es de una certeza inequívoca, es que los enemigos de la Cuarta Transformación están dispuestos a lo que sea con tal de estar enterados de los pasos que piensa dar el Presidente hacia el futuro y que disponen de inteligencia y recursos suficientes para lograr sus propósitos.

Pero además, no se sabe si el Palacio Nacional está convertido en una casa de “Big Brother” de alta peligrosidad, en espera de sacar de ahí al propio Presidente descubriéndole secretos personales o de Estado, guardados con sumo cuidado.

Ahora todo aquel que labora en Palacio Nacional tendrá que cuidarse hasta de evitar sonoras flatulencias o de prensar contra la pared o contra el escritorio a su secretaria, so pena de terminar como Clinton, el exPresidente de los Estados Unidos.

Para evitarlo, alguien del mismo Palacio sugirió que en todas las oficinas se cuelgue un letrero que diga “Aguas con el ojo”.

P.D.- Ayer fue el Primer Informe de Gobierno de la administración municipal de Altamira, que preside la señora Alma Laura Amparán Cruz; en la siguiente colaboración lo comentaremos.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

Pues resulta que fue encontrada una pequeña cámara de vigilancia, un adminículo de espionaje, instalado en una sala del Palacio Nacional...

Precisamente donde el Presidente de la República se reúne con los Gobernadores de los estados y con grupos de gente de alto nivel político, revelando con ello hasta dónde llega el atrevimiento de los adversarios del régimen lopezobradorista.

Durante la conferencia mañanera de ayer, un reportero le preguntó al Presidente si ya se estaba investigando el asunto, a lo que AMLO respondió que no, que no le preocupaba en lo más mínimo que lo espiaran en sus actividades políticas privadas, puesto que no tenía nada que esconder y repitió una de sus frases favoritas, “El que lucha por la justicia, nada tiene que temer”.

Sin embargo, el asunto del pequeño ojo espía colocado en el mero corazón del Palacio Nacional, donde se asienta nada más y nada menos que el Poder Ejecutivo, es por sí mismo preocupante, no porque en las reuniones del Presidente se traten planes secretos, sino porque el hecho revela una total falta de seguridad al interior del inmueble.

Además, deja al descubierto una posible infiltración de grupos de poder enemigos del régimen y la suposición de que dentro del mismo Palacio se mueven judas emboscados y hasta gente resentida que perdió las prebendas y privilegios de que gozaba en las pasadas administraciones federales.

Está bien que a López Obrador no le preocupen los espías porque nada tiene que esconder, pero si se dejan correr tan graves atrevimientos, cosas peores pueden suceder en el futuro, cosas que nadie desea que sucedan, por supuesto.

Hasta ayer no se sabía qué manos perversas colocaron el artefacto, ni tampoco si éste se encontraba ya desde antes de la llegada de AMLO al Palacio, pero se descarta esta última suposición, puesto que en los trabajos de reacondicionamiento se hubieran descubierto.

Lo que sí es de una certeza inequívoca, es que los enemigos de la Cuarta Transformación están dispuestos a lo que sea con tal de estar enterados de los pasos que piensa dar el Presidente hacia el futuro y que disponen de inteligencia y recursos suficientes para lograr sus propósitos.

Pero además, no se sabe si el Palacio Nacional está convertido en una casa de “Big Brother” de alta peligrosidad, en espera de sacar de ahí al propio Presidente descubriéndole secretos personales o de Estado, guardados con sumo cuidado.

Ahora todo aquel que labora en Palacio Nacional tendrá que cuidarse hasta de evitar sonoras flatulencias o de prensar contra la pared o contra el escritorio a su secretaria, so pena de terminar como Clinton, el exPresidente de los Estados Unidos.

Para evitarlo, alguien del mismo Palacio sugirió que en todas las oficinas se cuelgue un letrero que diga “Aguas con el ojo”.

P.D.- Ayer fue el Primer Informe de Gobierno de la administración municipal de Altamira, que preside la señora Alma Laura Amparán Cruz; en la siguiente colaboración lo comentaremos.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com