/ martes 10 de octubre de 2023

Economía y bienestar | Erradicar el trabajo infantil

Un país sano se distingue por el trato que éste le proporcione a su población infantil, dado que ello, garantiza la continuidad del desarrollo a mediano y largo plazo para todos sus miembros.

En este sentido, organismos internacionales como en gran parte de los países del mundo, hacen fuerte crítica respecto a permitir el trabajo infantil, debido a que esta práctica además de ilegal es nociva para el desarrollo de la sociedad, ya que, a todas luces es producto de fallas en el sistema tanto productivo como social. La pregunta que cabría hacerse al respecto, es quién o quiénes debieran hacerse cargo del desarrollo físico y emocional de los niños y adolescentes, sin lugar a duda, muchos dirían que es la familia, sin embargo, ésta no es la única responsable, puesto que los gobiernos debieran diseñar e implementar una política integral que garantice en todo el país, que ningún niño, niña o adolescente debiera trabajar bajo ninguna circunstancia, asimismo debiera estar garantizada su estancia en el sistema educativo, así como acceso a los alimentos que garanticen una vida sana. Lamentablemente este objetivo sólo ha quedado a nivel de propósito tanto en México como en muchos países en el mundo.

En el caso de América Latina, México es el segundo país después de Brasil con el mayor nivel de trabajo infantil registrado, lo que pone en evidencia la urgente necesidad de implementar acciones integrales que eviten a toda costa el trabajo infantil. De acuerdo con el INEGI quien da a conocer la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (2022), las cifras resultan preocupantes. Partiendo que el trabajo infantil, se refiere a la participación de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años que participan en una o más formas de trabajo no permitidas, es decir que están prohibidas o bien que son perjudiciales para su desarrollo físico, emocional e intelectual. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, algunas ocupaciones peligrosas incluyen la producción agropecuaria para autoconsumo, construcción, minería e industrias químicas, también se considera la exposición al fuego, la humedad, al ruido, químicos y residuos peligrosos. Por otro lado, también existen condiciones peligrosas en los quehaceres domésticos. En este sentido, no se puede justificar por mínimo que sea la tarea por desarrollar, el que los niños, niñas y adolescentes se sometan a un trabajo dejando de lado su desarrollo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), al año 2022, 3. 7 millones de niñas, niños y adolescentes en el rango de edad de 5 a 17 años realizaban trabajo infantil, lo que representó una tasa del 13.1%, respecto al total de la población de esa edad. Del total de casos registrados 2.1 millones de infantes laboraron en actividades económicas no permitidas y 1.9 millones realizaron labores domésticas en condiciones no adecuadas, es decir, durante horarios prolongados o bien expuestos a riesgos. Cabe hacer mención que el mayor porcentaje de quienes trabajan, el 15.5% son niños respecto al total de la población en México de ese rango de edad, en tanto en las niñas fue del 10.7% en el año 2022. Tal situación afecta de manera significativa el desarrollo físico, intelectual y emocional de los niños, niñas y adolescentes, debido a que, en el caso de los niños, el 60.5% y el 41.7 % de las niñas, no asisten a la escuela, con repercusiones negativas en su desarrollo emocional, intelectual y físico. Por entidad federativa la tasa de trabajo infantil más alta se presentó en Guerrero con el 24.5%, Chiapas con el 20.8%, Nayarit con el 19.1%. En el caso del Estado de Tamaulipas de acuerdo a los datos que arroja la encuesta la tasa fue del 8.7 % de la población en este rango de edad. Por lo anterior, es de suma importancia erradicar tanto del Estado de Tamaulipas como del resto de las entidades del país, cualquier forma de trabajo infantil, a fin de garantizar el futuro de la misma sociedad.

Regeneración 19



Un país sano se distingue por el trato que éste le proporcione a su población infantil, dado que ello, garantiza la continuidad del desarrollo a mediano y largo plazo para todos sus miembros.

En este sentido, organismos internacionales como en gran parte de los países del mundo, hacen fuerte crítica respecto a permitir el trabajo infantil, debido a que esta práctica además de ilegal es nociva para el desarrollo de la sociedad, ya que, a todas luces es producto de fallas en el sistema tanto productivo como social. La pregunta que cabría hacerse al respecto, es quién o quiénes debieran hacerse cargo del desarrollo físico y emocional de los niños y adolescentes, sin lugar a duda, muchos dirían que es la familia, sin embargo, ésta no es la única responsable, puesto que los gobiernos debieran diseñar e implementar una política integral que garantice en todo el país, que ningún niño, niña o adolescente debiera trabajar bajo ninguna circunstancia, asimismo debiera estar garantizada su estancia en el sistema educativo, así como acceso a los alimentos que garanticen una vida sana. Lamentablemente este objetivo sólo ha quedado a nivel de propósito tanto en México como en muchos países en el mundo.

En el caso de América Latina, México es el segundo país después de Brasil con el mayor nivel de trabajo infantil registrado, lo que pone en evidencia la urgente necesidad de implementar acciones integrales que eviten a toda costa el trabajo infantil. De acuerdo con el INEGI quien da a conocer la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (2022), las cifras resultan preocupantes. Partiendo que el trabajo infantil, se refiere a la participación de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años que participan en una o más formas de trabajo no permitidas, es decir que están prohibidas o bien que son perjudiciales para su desarrollo físico, emocional e intelectual. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, algunas ocupaciones peligrosas incluyen la producción agropecuaria para autoconsumo, construcción, minería e industrias químicas, también se considera la exposición al fuego, la humedad, al ruido, químicos y residuos peligrosos. Por otro lado, también existen condiciones peligrosas en los quehaceres domésticos. En este sentido, no se puede justificar por mínimo que sea la tarea por desarrollar, el que los niños, niñas y adolescentes se sometan a un trabajo dejando de lado su desarrollo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), al año 2022, 3. 7 millones de niñas, niños y adolescentes en el rango de edad de 5 a 17 años realizaban trabajo infantil, lo que representó una tasa del 13.1%, respecto al total de la población de esa edad. Del total de casos registrados 2.1 millones de infantes laboraron en actividades económicas no permitidas y 1.9 millones realizaron labores domésticas en condiciones no adecuadas, es decir, durante horarios prolongados o bien expuestos a riesgos. Cabe hacer mención que el mayor porcentaje de quienes trabajan, el 15.5% son niños respecto al total de la población en México de ese rango de edad, en tanto en las niñas fue del 10.7% en el año 2022. Tal situación afecta de manera significativa el desarrollo físico, intelectual y emocional de los niños, niñas y adolescentes, debido a que, en el caso de los niños, el 60.5% y el 41.7 % de las niñas, no asisten a la escuela, con repercusiones negativas en su desarrollo emocional, intelectual y físico. Por entidad federativa la tasa de trabajo infantil más alta se presentó en Guerrero con el 24.5%, Chiapas con el 20.8%, Nayarit con el 19.1%. En el caso del Estado de Tamaulipas de acuerdo a los datos que arroja la encuesta la tasa fue del 8.7 % de la población en este rango de edad. Por lo anterior, es de suma importancia erradicar tanto del Estado de Tamaulipas como del resto de las entidades del país, cualquier forma de trabajo infantil, a fin de garantizar el futuro de la misma sociedad.

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