/ domingo 12 de septiembre de 2021

El universo de Maxwell | Cecilia Conde

A continuación, comentaremos sobre una gran mujer mexicana que dio las primeras voces de alarma sobre el cambio climático, y que pertenece a una asociación que recibió el Premio Nobel.

Ana Cecilia Conde Álvarez nació en el seno de una familia de origen veracruzano. Fue uno de los siete hijos de dos profesores normalistas, quienes, después de varios años de impartir clases de primaria, decidieron continuar con sus estudios, por lo que su padre se convirtió en abogado y su madre en antropóloga. Este ejemplo marcó la vida de Cecilia, al ver que era posible superarse y conseguir las metas en la vida, con lo que podían mejorar también su condición económica.

El contacto con la ciencia lo tiene de primera mano, a través de sus padres y de una tía que era química fármaco-bióloga. Desde niña siente atracción por la física y las matemáticas. Le encantaba leer sobre ciencia y astronomía, y descubrir los porqués del funcionamiento del universo, al comprender leyes que se cumplen en cualquier lugar.

Un recuerdo importante de su infancia es la lectura de la famosa Enciclopedia Científica de Time-Life, en especial el tomo “El Universo”. Recuerda con claridad el asombro que sintió al ver las imágenes correspondientes al tamaño del cosmos y el lugar que ocupa el planeta Tierra. Se dio cuenta de lo infinitamente pequeños que somos comparados con el tamaño de todo el universo.

ESTUDIOS

Cecilia decidió estudiar Física Teórica, debido a que no era necesario pasar mucho tiempo en un laboratorio, y todo lo podía comprender a partir de la lectura de los libros adecuados. Recuerda que cuando le dijo a su padre lo que quería estudiar, él le contestó: “¿Qué te crees que tienes mucha cabezota o qué?”, se levantó y se fue muy molesto.

El padre de Cecilia esperaba que estudiara una carrera más sencilla que le permitiera vivir bien (no le veía ningún futuro económico a estudiar física), pero ella se inscribió en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el fin de estudiar la Licenciatura en Física.

La profesora que tuvo una gran influencia en Cecilia fue la Dra. Ana María Cetto, una física reconocida internacionalmente, que en ese tiempo era la directora de la Facultad. Continuó con sus estudios de posgrado, obteniendo los grados de maestría y doctorado en ciencias de la Tierra, en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

En sus estudios con la Dra. Cetto se dio cuenta de que, además de realizar ciencia básica, también era posible involucrarse en los problemas de nuestro mundo. Cecilia se interesó en el impactó social de la ciencia, por lo que estudió algunos semestres en la Facultad de Antropología.

INVESTIGACIÓN

Trabajó en su tesis de maestría en un modelo de la Tierra, en el cual analizó lo que pasaría al aumentar el dióxido de carbono. El resultado al que llegó fue que se incrementaría la temperatura de nuestro planeta. A partir de esta investigación, es invitada a participar en la reunión del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), en China.

En una de las mesas de trabajo sobre el impacto del dióxido de carbono en la atmósfera, un representante de los Países Árabes se levanta y dice que no era cierto que el consumo de petróleo impactara en el cambio climático. Cecilia, como científica, esperaba que tal aseveración fuera acompañada de los correspondientes datos, pero no fue así.

En ese momento se dio cuenta de que el cambio climático era un tema no solo científico, sino también político y económico, en el cual están involucrados grandes intereses de otro tipo. Decide hacer un viraje en su investigación y estudiar el impacto que tendrá el cambio climático en la agricultura en México.

PREMIO NOBEL

El IPCC, del cual forma parte Cecilia Conde, recibió el Premio Nobel de la Paz –compartido con Al Gore– en 2007. Su investigación ha estado centrada en la adaptación al cambio climático. Considera que participar en este grupo fue como estudiar otro doctorado, al interactuar con especialistas de talla mundial.

Cabe comentar que diez científicos mexicanos, la mayoría de la UNAM, forman parte del IPCC, lo que demuestra el alto nivel de la investigación que se desarrolla en México. Cecilia recuerda que la mañana que recibió el correo con el anuncio del Premio Nobel, continuó con su trabajo con toda normalidad, hasta que empezaron a llamarla para que atendiera entrevistas.

CAMBIO CLIMÁTICO

Como ya se comentó, el cambio climático es un problema político y ético. Nos encontramos en un momento crítico. Pone como ejemplo de esta crisis al expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien actuaba a favor de los grandes intereses económicos que hay detrás. Cecilia considera que la lucha contra el cambio climático está a la altura de las batallas por la igualdad de las mujeres, la justicia a los pueblos indígenas, entre otras causas.

VIDA PERSONAL

Cecilia estuvo casada, sin hijos. Considera a su familia como una parte primordial de su vida, en particular siente un cariño entrañable por sus sobrinos, por lo que trabaja para heredarles un futuro mejor. En lo que respecta a sus amigos, los tiene en dos campos: en la ciencia y en la lucha política (a través de marchas, repartición de volantes, mítines), quienes han compartido su idea de cambiar el mundo.

El principal pasatiempo de Cecilia es la cocina, actividad en la que se considera buena. Lamentablemente, con el temblor de septiembre de 2017, su casa sufrió desperfectos, por lo que su colección de especias y artículos de cocina, además de sus libros, resultaron dañados.

MENSAJE

Cecilia Conde piensa que la justicia climática puede ayudar a reducir las terribles desigualdades económicas, el racismo a los indígenas y la discriminación de la mujer, que existen en nuestro país.

Invita a los jóvenes a reflexionar que ser exitoso no significa seguir el modelo norteamericano, en el cual eres un ganador o un perdedor, dependiendo de si tienes el coche último modelo, el celular más reciente, o una gran casa.

Piensa que los jóvenes pueden aportar nuevas e ingeniosas soluciones al problema del cambio climático. Sostiene que el científico encerrado en su laboratorio o cubículo es del siglo pasado y que, en la actualidad, es necesario involucrarse en los problemas sociales.

Actualmente, la Dra. Ana Cecilia Conde Álvarez es investigadora del Departamento de Meteorología General, del Centro de Ciencias de la Atmósfera, de la UNAM.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

A continuación, comentaremos sobre una gran mujer mexicana que dio las primeras voces de alarma sobre el cambio climático, y que pertenece a una asociación que recibió el Premio Nobel.

Ana Cecilia Conde Álvarez nació en el seno de una familia de origen veracruzano. Fue uno de los siete hijos de dos profesores normalistas, quienes, después de varios años de impartir clases de primaria, decidieron continuar con sus estudios, por lo que su padre se convirtió en abogado y su madre en antropóloga. Este ejemplo marcó la vida de Cecilia, al ver que era posible superarse y conseguir las metas en la vida, con lo que podían mejorar también su condición económica.

El contacto con la ciencia lo tiene de primera mano, a través de sus padres y de una tía que era química fármaco-bióloga. Desde niña siente atracción por la física y las matemáticas. Le encantaba leer sobre ciencia y astronomía, y descubrir los porqués del funcionamiento del universo, al comprender leyes que se cumplen en cualquier lugar.

Un recuerdo importante de su infancia es la lectura de la famosa Enciclopedia Científica de Time-Life, en especial el tomo “El Universo”. Recuerda con claridad el asombro que sintió al ver las imágenes correspondientes al tamaño del cosmos y el lugar que ocupa el planeta Tierra. Se dio cuenta de lo infinitamente pequeños que somos comparados con el tamaño de todo el universo.

ESTUDIOS

Cecilia decidió estudiar Física Teórica, debido a que no era necesario pasar mucho tiempo en un laboratorio, y todo lo podía comprender a partir de la lectura de los libros adecuados. Recuerda que cuando le dijo a su padre lo que quería estudiar, él le contestó: “¿Qué te crees que tienes mucha cabezota o qué?”, se levantó y se fue muy molesto.

El padre de Cecilia esperaba que estudiara una carrera más sencilla que le permitiera vivir bien (no le veía ningún futuro económico a estudiar física), pero ella se inscribió en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el fin de estudiar la Licenciatura en Física.

La profesora que tuvo una gran influencia en Cecilia fue la Dra. Ana María Cetto, una física reconocida internacionalmente, que en ese tiempo era la directora de la Facultad. Continuó con sus estudios de posgrado, obteniendo los grados de maestría y doctorado en ciencias de la Tierra, en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

En sus estudios con la Dra. Cetto se dio cuenta de que, además de realizar ciencia básica, también era posible involucrarse en los problemas de nuestro mundo. Cecilia se interesó en el impactó social de la ciencia, por lo que estudió algunos semestres en la Facultad de Antropología.

INVESTIGACIÓN

Trabajó en su tesis de maestría en un modelo de la Tierra, en el cual analizó lo que pasaría al aumentar el dióxido de carbono. El resultado al que llegó fue que se incrementaría la temperatura de nuestro planeta. A partir de esta investigación, es invitada a participar en la reunión del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), en China.

En una de las mesas de trabajo sobre el impacto del dióxido de carbono en la atmósfera, un representante de los Países Árabes se levanta y dice que no era cierto que el consumo de petróleo impactara en el cambio climático. Cecilia, como científica, esperaba que tal aseveración fuera acompañada de los correspondientes datos, pero no fue así.

En ese momento se dio cuenta de que el cambio climático era un tema no solo científico, sino también político y económico, en el cual están involucrados grandes intereses de otro tipo. Decide hacer un viraje en su investigación y estudiar el impacto que tendrá el cambio climático en la agricultura en México.

PREMIO NOBEL

El IPCC, del cual forma parte Cecilia Conde, recibió el Premio Nobel de la Paz –compartido con Al Gore– en 2007. Su investigación ha estado centrada en la adaptación al cambio climático. Considera que participar en este grupo fue como estudiar otro doctorado, al interactuar con especialistas de talla mundial.

Cabe comentar que diez científicos mexicanos, la mayoría de la UNAM, forman parte del IPCC, lo que demuestra el alto nivel de la investigación que se desarrolla en México. Cecilia recuerda que la mañana que recibió el correo con el anuncio del Premio Nobel, continuó con su trabajo con toda normalidad, hasta que empezaron a llamarla para que atendiera entrevistas.

CAMBIO CLIMÁTICO

Como ya se comentó, el cambio climático es un problema político y ético. Nos encontramos en un momento crítico. Pone como ejemplo de esta crisis al expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien actuaba a favor de los grandes intereses económicos que hay detrás. Cecilia considera que la lucha contra el cambio climático está a la altura de las batallas por la igualdad de las mujeres, la justicia a los pueblos indígenas, entre otras causas.

VIDA PERSONAL

Cecilia estuvo casada, sin hijos. Considera a su familia como una parte primordial de su vida, en particular siente un cariño entrañable por sus sobrinos, por lo que trabaja para heredarles un futuro mejor. En lo que respecta a sus amigos, los tiene en dos campos: en la ciencia y en la lucha política (a través de marchas, repartición de volantes, mítines), quienes han compartido su idea de cambiar el mundo.

El principal pasatiempo de Cecilia es la cocina, actividad en la que se considera buena. Lamentablemente, con el temblor de septiembre de 2017, su casa sufrió desperfectos, por lo que su colección de especias y artículos de cocina, además de sus libros, resultaron dañados.

MENSAJE

Cecilia Conde piensa que la justicia climática puede ayudar a reducir las terribles desigualdades económicas, el racismo a los indígenas y la discriminación de la mujer, que existen en nuestro país.

Invita a los jóvenes a reflexionar que ser exitoso no significa seguir el modelo norteamericano, en el cual eres un ganador o un perdedor, dependiendo de si tienes el coche último modelo, el celular más reciente, o una gran casa.

Piensa que los jóvenes pueden aportar nuevas e ingeniosas soluciones al problema del cambio climático. Sostiene que el científico encerrado en su laboratorio o cubículo es del siglo pasado y que, en la actualidad, es necesario involucrarse en los problemas sociales.

Actualmente, la Dra. Ana Cecilia Conde Álvarez es investigadora del Departamento de Meteorología General, del Centro de Ciencias de la Atmósfera, de la UNAM.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com