/ sábado 4 de enero de 2020

Examinemos los sentimientos injustificados que nos impiden la identidad

Muy al estilo mexicano, el "Clausura" 2020, nos llega con la “Apertura” del 2020, que no quiere decir que abre cuando cierra, sino todo lo contrario.

Algo muy parecido a aquel sketch de Los Polivoces, en donde José Ángel “Mantequilla” Nápoles le preguntaba por teléfono a Jacobo Zabludovsky si sabía a qué hora abrían el Bar La Campana. ¡Cómo! Mi “Mantecas” apenas sí son las nueve de la mañana y ya te piensas meter a un bar... No licenciado, lo que quiero es salir, anoche cerraron y no me dí cuenta.

Ya mucho hemos hablado de la falta de identidad de nuestro futbol. O saben ustedes cuál es el estilo de juego del futbol mexicano. Sabemos de la tosudez de los uruguayos, de la extraordinaria técnica de los argentinos, de la habilidad y alegría de los brasileños, pero, los mexicanos ¿cómo jugamos? ¿como Lavolpe? ¿como Lapuente? ¿como el Tuca? ¿como Tena?, ¿cómo es nuestro futbol?. Por primera vez en mi vida vuelvo a creer que ahora sí encontraremos nuestro estilo de juego. Y digo que “vuelvo” a creer, porque ya en mis años juveniles, mi mente aún pueril, no distinguía lo que nos daba Nacho Trelles de lo que nos daba Raúl Cárdenas.

Iniciaba en los años cincuenta una trancisión generacional en la dirección técnica de nuestra selección y Antonio López Herrans y don Fernando Marcos le rendían tributo al tiempo, permitiendo que una nueva generación se hiciera cargo del destino del fut-bol mexicano y nunca como entonces pudimos vernos distintos nosotros mismos. El Guadalajara había inventado un estilo de juego muy semejante al de los ingleses de aquel tiempo. Los orgullosos ingleses no habían asistido ni a Uruguay 30, ni a Francia 34, por considerarse superiores a los participantes, sin embargo, Brasil 50, a donde sí fueron, les enseñó que estaban lejos de ser los mejores. Así que se vieron obligados a crecer, resultó finalmente que cuando Chivas se encumbró en México, los equipos ingleses ya jugaban distinto, dejándonos atrás.

Matthew Busby, Brian Clough, Ron Greenwood, Alf Ramsey, Don Revie, Bobby Robson, Bill Shankly, transformaron la cara del futbol inglés, revolucionando las formas de entrenamiento, tácticas y técnica eran entrenadas ahora sobre la base de los principios del juego, la técnica y la táctica, en tanto que el futbol británico que fuera modelo para el estilo de juego de las Chivas, se iba a la alza, el de las Chivas se estancaba para ya no volver a ser el mismo hasta la fecha a partir de 1963, con el fin del campeonísimo.

He aquí a un equipo que perdió su identidad triunfadora (del 57 al 63, seis campeonatos, 4 de forma consecutiva), para que los otros seis que ha ganado, le llevara 44 años lograrlo. Pero al menos el Guadalajara puede presumir que algún día tuvo una identidad que convencía, ganaba y gustaba, es una pena que la solidez que en aquel tiempo mostraron jugadores, directiva y público, se haya perdido por la intermitencia de su directiva, hoy está este que baila la bamba, hoy esta este otro que baila polca y, el otro que baila huapango, pero ya no apareció alguno que bailara el jarabe que es la identidad jalisciense.

Curiosamente, la selección mexicana que mejores resultados presentó fue la de Nacho Trelles en Chile 62. Una selección sui géneris, con un Fello Hernández, que con unos calzones que caían más abajo de las rodillas, y unas patillas enormes, parecía más un cochero de diligencia que un futbolista. Y qué les diré de Isidoro “Chololo” Díaz, igual de chaparro que el Fello, que seguramente compraba los calzones en la misma tienda, justo abajo de las rodillas y más amplios que una carpa de circo. Y luego tenemos al distinto, el elegante Alfredo del Águila, los tres, titulares indiscutibles, los tres con una categoría como no hemos vuelto a ver, los tres extremo derecho.

Intenten ustedes armar una alineación con tres extremos derecho, un extremo izquierdo (Raúl “Pina” Arellano), Héctor Hernández (centro de ataque) y Salvador Reyes (interior derecho). Pues este equipo, siguiendo la batuta de Nacho Trelles, venció 3-1 a la tremenda selección de Checoslovaquia que fueran el segundo lugar en ese mundial, 3 goles a 1. Tocándonos la mala suerte de encontrarnos con Pelé en el primer juego, cuando aquel grande se encontraba en la cuspide de su carrera, que le duró hasta Mexico 70. Después, los imponderables se hicieron presentes, para que dos errores mexicanos (Del Águila y Jáuregui) y una locomotora imparable, Paco Gento, que en un abrir y cerrar de ojos recorrió el campo de línea de meta para centrar preciso a donde Jáuregui, en algo parecido a lo que hizo Jorge Sánchez en la final del Apertura 19, dejó que el balón llegara hasta el español Peyró, quien agradecido anotó cuando se jugaba el último minuto de juego. Esto fue un alarde de técnica por parte de los mexicanos, pero no es justamente el sello que esperamos tenga nuestra selección. Hoy, como no se había visto antes, tenemos a un DT preocupado por encontrar el estilo que suene al mismo tiempo como polca, jarabe, son jarocho y huapango huasteco, Yo, siento que lo logrará. Hay que creer.

Hasta pronto amigo.

Muy al estilo mexicano, el "Clausura" 2020, nos llega con la “Apertura” del 2020, que no quiere decir que abre cuando cierra, sino todo lo contrario.

Algo muy parecido a aquel sketch de Los Polivoces, en donde José Ángel “Mantequilla” Nápoles le preguntaba por teléfono a Jacobo Zabludovsky si sabía a qué hora abrían el Bar La Campana. ¡Cómo! Mi “Mantecas” apenas sí son las nueve de la mañana y ya te piensas meter a un bar... No licenciado, lo que quiero es salir, anoche cerraron y no me dí cuenta.

Ya mucho hemos hablado de la falta de identidad de nuestro futbol. O saben ustedes cuál es el estilo de juego del futbol mexicano. Sabemos de la tosudez de los uruguayos, de la extraordinaria técnica de los argentinos, de la habilidad y alegría de los brasileños, pero, los mexicanos ¿cómo jugamos? ¿como Lavolpe? ¿como Lapuente? ¿como el Tuca? ¿como Tena?, ¿cómo es nuestro futbol?. Por primera vez en mi vida vuelvo a creer que ahora sí encontraremos nuestro estilo de juego. Y digo que “vuelvo” a creer, porque ya en mis años juveniles, mi mente aún pueril, no distinguía lo que nos daba Nacho Trelles de lo que nos daba Raúl Cárdenas.

Iniciaba en los años cincuenta una trancisión generacional en la dirección técnica de nuestra selección y Antonio López Herrans y don Fernando Marcos le rendían tributo al tiempo, permitiendo que una nueva generación se hiciera cargo del destino del fut-bol mexicano y nunca como entonces pudimos vernos distintos nosotros mismos. El Guadalajara había inventado un estilo de juego muy semejante al de los ingleses de aquel tiempo. Los orgullosos ingleses no habían asistido ni a Uruguay 30, ni a Francia 34, por considerarse superiores a los participantes, sin embargo, Brasil 50, a donde sí fueron, les enseñó que estaban lejos de ser los mejores. Así que se vieron obligados a crecer, resultó finalmente que cuando Chivas se encumbró en México, los equipos ingleses ya jugaban distinto, dejándonos atrás.

Matthew Busby, Brian Clough, Ron Greenwood, Alf Ramsey, Don Revie, Bobby Robson, Bill Shankly, transformaron la cara del futbol inglés, revolucionando las formas de entrenamiento, tácticas y técnica eran entrenadas ahora sobre la base de los principios del juego, la técnica y la táctica, en tanto que el futbol británico que fuera modelo para el estilo de juego de las Chivas, se iba a la alza, el de las Chivas se estancaba para ya no volver a ser el mismo hasta la fecha a partir de 1963, con el fin del campeonísimo.

He aquí a un equipo que perdió su identidad triunfadora (del 57 al 63, seis campeonatos, 4 de forma consecutiva), para que los otros seis que ha ganado, le llevara 44 años lograrlo. Pero al menos el Guadalajara puede presumir que algún día tuvo una identidad que convencía, ganaba y gustaba, es una pena que la solidez que en aquel tiempo mostraron jugadores, directiva y público, se haya perdido por la intermitencia de su directiva, hoy está este que baila la bamba, hoy esta este otro que baila polca y, el otro que baila huapango, pero ya no apareció alguno que bailara el jarabe que es la identidad jalisciense.

Curiosamente, la selección mexicana que mejores resultados presentó fue la de Nacho Trelles en Chile 62. Una selección sui géneris, con un Fello Hernández, que con unos calzones que caían más abajo de las rodillas, y unas patillas enormes, parecía más un cochero de diligencia que un futbolista. Y qué les diré de Isidoro “Chololo” Díaz, igual de chaparro que el Fello, que seguramente compraba los calzones en la misma tienda, justo abajo de las rodillas y más amplios que una carpa de circo. Y luego tenemos al distinto, el elegante Alfredo del Águila, los tres, titulares indiscutibles, los tres con una categoría como no hemos vuelto a ver, los tres extremo derecho.

Intenten ustedes armar una alineación con tres extremos derecho, un extremo izquierdo (Raúl “Pina” Arellano), Héctor Hernández (centro de ataque) y Salvador Reyes (interior derecho). Pues este equipo, siguiendo la batuta de Nacho Trelles, venció 3-1 a la tremenda selección de Checoslovaquia que fueran el segundo lugar en ese mundial, 3 goles a 1. Tocándonos la mala suerte de encontrarnos con Pelé en el primer juego, cuando aquel grande se encontraba en la cuspide de su carrera, que le duró hasta Mexico 70. Después, los imponderables se hicieron presentes, para que dos errores mexicanos (Del Águila y Jáuregui) y una locomotora imparable, Paco Gento, que en un abrir y cerrar de ojos recorrió el campo de línea de meta para centrar preciso a donde Jáuregui, en algo parecido a lo que hizo Jorge Sánchez en la final del Apertura 19, dejó que el balón llegara hasta el español Peyró, quien agradecido anotó cuando se jugaba el último minuto de juego. Esto fue un alarde de técnica por parte de los mexicanos, pero no es justamente el sello que esperamos tenga nuestra selección. Hoy, como no se había visto antes, tenemos a un DT preocupado por encontrar el estilo que suene al mismo tiempo como polca, jarabe, son jarocho y huapango huasteco, Yo, siento que lo logrará. Hay que creer.

Hasta pronto amigo.