/ domingo 2 de enero de 2022

La curul rosa | ¡Feliz 2022!

Por más que observemos cómo las estaciones ocurren con cada vuelta al Sol y estimemos cuánto tarda nuestra estrella en dar la vuelta por la galaxia, la medición del tiempo es una invención humana. Aunque consideramos que el año inicia el 1 de enero, para los antiguos romanos arrancaba el 1 de marzo: el cambio fue gracias a Julio César, y tanto le gustaba meterse con el calendario, que nuestro séptimo mes lleva su nombre.

Aunque buena parte de la humanidad tiene como referente el 1 de enero, no es la única fecha de inicio de año. Por ejemplo, para los mexicas era el 11 de marzo, y los mayas lo celebraban el 23 de febrero. Los chinos, los judíos y los musulmanes también tienen sus propias mediciones, basadas sobre el calendario lunar: justo como hacemos con la Semana Santa. Incluso algunas iglesias ortodoxas arrancan su año el 11 de enero.

Si la medición del tiempo es una invención humana y por ello no existe una única manera de contar los meses y años, ¿por qué nos hemos tomado tantas molestias por milenios? Porque hace muchos años eso permitía definir tiempos para las siembras y las cosechas, permitiendo que se asentaran civilizaciones que vivían de la agricultura. A la par de lo anterior, se tejieron rituales para marcar las estaciones y las diversas festividades, sean cívicas o religiosas.

Hoy día, la medición de los años nos permite identificar tiempos políticos, como las fechas para las elecciones, y la negociación de algunos asuntos como el Paquete Económico de septiembre a noviembre, o las cuentas públicas durante la primera mitad del año. Incluso nos permite a cada quien definir cortes de ciclo, reencauzar objetivos personales o definir nuevos propósitos… como volver al gimnasio. ¿O no?

Por más ficción que sea o no la medición del tiempo, las fechas de cierre de un ciclo e inicio de otro también ayudan a tejer comunidad: las cenas de Navidad y Año Nuevo son las mejores excusas para reunirnos con nuestras personas queridas, seamos o no creyentes. Y tomémoslo con algo de honestidad: ¿a quién no le gustan los regalos, tráigalos quien los traiga? A partir de esto, y gracias también a las vacaciones, renovamos nuestras esperanzas y expectativas para el futuro.

Con todo lo anterior, quiero enviarles de todo corazón mis mejores deseos para este 2022. Que este año sea mejor que los anteriores y puedan cumplir cada uno de sus propósitos.

Por mi parte, estaré en el distrito durante este mes, antes que inicie el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones el 1 de febrero. Estaré aquí para lo que necesiten: ya saben dónde y cómo encontrarme. En la próxima entrega hablaré sobre algunas propuestas que estaré presentando a lo largo del año para nuestros queridos Tampico y Madero.

¡Feliz año!

¡Feliz 2022!

Rosa González Azcárraga

Por más que observemos cómo las estaciones ocurren con cada vuelta al Sol y estimemos cuánto tarda nuestra estrella en dar la vuelta por la galaxia, la medición del tiempo es una invención humana. Aunque consideramos que el año inicia el 1 de enero, para los antiguos romanos arrancaba el 1 de marzo: el cambio fue gracias a Julio César, y tanto le gustaba meterse con el calendario, que nuestro séptimo mes lleva su nombre.

Aunque buena parte de la humanidad tiene como referente el 1 de enero, no es la única fecha de inicio de año. Por ejemplo, para los mexicas era el 11 de marzo, y los mayas lo celebraban el 23 de febrero. Los chinos, los judíos y los musulmanes también tienen sus propias mediciones, basadas sobre el calendario lunar: justo como hacemos con la Semana Santa. Incluso algunas iglesias ortodoxas arrancan su año el 11 de enero.

Si la medición del tiempo es una invención humana y por ello no existe una única manera de contar los meses y años, ¿por qué nos hemos tomado tantas molestias por milenios? Porque hace muchos años eso permitía definir tiempos para las siembras y las cosechas, permitiendo que se asentaran civilizaciones que vivían de la agricultura. A la par de lo anterior, se tejieron rituales para marcar las estaciones y las diversas festividades, sean cívicas o religiosas.

Hoy día, la medición de los años nos permite identificar tiempos políticos, como las fechas para las elecciones, y la negociación de algunos asuntos como el Paquete Económico de septiembre a noviembre, o las cuentas públicas durante la primera mitad del año. Incluso nos permite a cada quien definir cortes de ciclo, reencauzar objetivos personales o definir nuevos propósitos… como volver al gimnasio. ¿O no?

Por más ficción que sea o no la medición del tiempo, las fechas de cierre de un ciclo e inicio de otro también ayudan a tejer comunidad: las cenas de Navidad y Año Nuevo son las mejores excusas para reunirnos con nuestras personas queridas, seamos o no creyentes. Y tomémoslo con algo de honestidad: ¿a quién no le gustan los regalos, tráigalos quien los traiga? A partir de esto, y gracias también a las vacaciones, renovamos nuestras esperanzas y expectativas para el futuro.

Con todo lo anterior, quiero enviarles de todo corazón mis mejores deseos para este 2022. Que este año sea mejor que los anteriores y puedan cumplir cada uno de sus propósitos.

Por mi parte, estaré en el distrito durante este mes, antes que inicie el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones el 1 de febrero. Estaré aquí para lo que necesiten: ya saben dónde y cómo encontrarme. En la próxima entrega hablaré sobre algunas propuestas que estaré presentando a lo largo del año para nuestros queridos Tampico y Madero.

¡Feliz año!

¡Feliz 2022!

Rosa González Azcárraga