/ jueves 16 de junio de 2022

La curul rosa | La Cumbre de las Américas y la Migración

Aunque la política tiene mucho de espectacular, a menudo nos pasamos de la raya cuando confundimos las anécdotas con la sustancia. Por ejemplo, estuvimos semanas colgándonos de la telenovela sobre si el Presidente iría o no a la Cumbre de las Américas, la cual tuvo lugar la semana pasada, en lugar de discutir el papel que debería tener nuestro país en la política de nuestro continente y cómo ese sainete era más bien ocioso.

Además, más allá del chisme sobre qué presidencia iba a ir o no y por qué, hay un trabajo serio e intenso muchos meses antes de eventos como éste. Así que, vaya quien vaya o el show que quiera montar, las cancillerías de cada país habían preparado la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, la cual fue firmada el pasado viernes 10 junio durante la Cumbre de las Américas.

Este documento es muy importante, si nos damos cuenta que la migración es un tema hemisférico, del cual México es solo un eslabón, por más que aquí se concentren muchos flujos que buscan entrar a Estados Unidos. A eso agreguemos que también mucha de nuestra gente busca cruzar la frontera de manera regular o irregular, para darnos cuenta que somos país de paso, destino y retorno.

Demos un paso más: cada país del continente tiene sus particularidades. Por ejemplo, Panamá recibe flujos migratorios irregulares de Sudamérica a través del Tapón del Darién, en su frontera con Colombia, en condiciones más precarias que el cruce del río Bravo. Por su parte, Colombia recibe muchas personas que buscan refugio de Venezuela. Incluso países que parecieran pequeños, como Costa Rica, reciben al norte personas que buscan refugio desde Nicaragua y al sur está el fenómeno de la migración temporal de Panamá, por los cultivos de café costarricenses. En pocas palabras, atender la migración es un tema que debe enfocarse a nivel regional y no solamente nacional; por lo que la cooperación es indispensable para encauzarla sin que plantee retos a la gobernabilidad.

¿De qué trata la Declaración de Los Ángeles? Su objetivo es movilizar a la región en torno a acciones concretas que transformen el enfoque que se ha tenido en cuanto al manejo de la migración en las Américas. El documento se organiza sobre cuatro pilares, de los cuales cada país asumió diversos compromisos.

El primer pilar es la estabilidad y la asistencia para las comunidades. Se asume que para enfrentar la crisis sin precedentes en materia de migración, la región debe repensar cómo administrar el financiamiento multilateral para el desarrollo y las presiones para las respectivas economías. Esto implica reorientar los esfuerzos en países que alberguen a grandes flujos migratorios, en lugar de sus niveles de ingresos.

En segundo lugar, se impulsa la expansión de vías legales para proteger y brindar oportunidades a la migración, para cambiar la forma en que la gente migra. Se habla aquí de programas de empleo, protección y reunificación familiar.

En tercer lugar, la administración humanitaria de las fronteras. La seguridad fronteriza requiere un cambio en cuanto a la forma en que se aplica la ley, el retorno humanitario de migrantes, y fortalecer el intercambio de información, cooperación y aplicación de la ley en cruces fronterizos para combatir el contrabando y el tráfico de personas.

Finalmente, el documento reconoce que solo a través de una respuesta coordinada de emergencias se pueden enfrentar retos comunes.

¿Ven cómo las cosas cambian si nos salimos un rato del circo y vemos lo importante? Lástima que nuestro Presidente prefirió la chacota, en lugar de presumir los logros alcanzados.

Aunque la política tiene mucho de espectacular, a menudo nos pasamos de la raya cuando confundimos las anécdotas con la sustancia. Por ejemplo, estuvimos semanas colgándonos de la telenovela sobre si el Presidente iría o no a la Cumbre de las Américas, la cual tuvo lugar la semana pasada, en lugar de discutir el papel que debería tener nuestro país en la política de nuestro continente y cómo ese sainete era más bien ocioso.

Además, más allá del chisme sobre qué presidencia iba a ir o no y por qué, hay un trabajo serio e intenso muchos meses antes de eventos como éste. Así que, vaya quien vaya o el show que quiera montar, las cancillerías de cada país habían preparado la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, la cual fue firmada el pasado viernes 10 junio durante la Cumbre de las Américas.

Este documento es muy importante, si nos damos cuenta que la migración es un tema hemisférico, del cual México es solo un eslabón, por más que aquí se concentren muchos flujos que buscan entrar a Estados Unidos. A eso agreguemos que también mucha de nuestra gente busca cruzar la frontera de manera regular o irregular, para darnos cuenta que somos país de paso, destino y retorno.

Demos un paso más: cada país del continente tiene sus particularidades. Por ejemplo, Panamá recibe flujos migratorios irregulares de Sudamérica a través del Tapón del Darién, en su frontera con Colombia, en condiciones más precarias que el cruce del río Bravo. Por su parte, Colombia recibe muchas personas que buscan refugio de Venezuela. Incluso países que parecieran pequeños, como Costa Rica, reciben al norte personas que buscan refugio desde Nicaragua y al sur está el fenómeno de la migración temporal de Panamá, por los cultivos de café costarricenses. En pocas palabras, atender la migración es un tema que debe enfocarse a nivel regional y no solamente nacional; por lo que la cooperación es indispensable para encauzarla sin que plantee retos a la gobernabilidad.

¿De qué trata la Declaración de Los Ángeles? Su objetivo es movilizar a la región en torno a acciones concretas que transformen el enfoque que se ha tenido en cuanto al manejo de la migración en las Américas. El documento se organiza sobre cuatro pilares, de los cuales cada país asumió diversos compromisos.

El primer pilar es la estabilidad y la asistencia para las comunidades. Se asume que para enfrentar la crisis sin precedentes en materia de migración, la región debe repensar cómo administrar el financiamiento multilateral para el desarrollo y las presiones para las respectivas economías. Esto implica reorientar los esfuerzos en países que alberguen a grandes flujos migratorios, en lugar de sus niveles de ingresos.

En segundo lugar, se impulsa la expansión de vías legales para proteger y brindar oportunidades a la migración, para cambiar la forma en que la gente migra. Se habla aquí de programas de empleo, protección y reunificación familiar.

En tercer lugar, la administración humanitaria de las fronteras. La seguridad fronteriza requiere un cambio en cuanto a la forma en que se aplica la ley, el retorno humanitario de migrantes, y fortalecer el intercambio de información, cooperación y aplicación de la ley en cruces fronterizos para combatir el contrabando y el tráfico de personas.

Finalmente, el documento reconoce que solo a través de una respuesta coordinada de emergencias se pueden enfrentar retos comunes.

¿Ven cómo las cosas cambian si nos salimos un rato del circo y vemos lo importante? Lástima que nuestro Presidente prefirió la chacota, en lugar de presumir los logros alcanzados.