/ jueves 1 de abril de 2021

Liberándose del alcohol | A Dios orando y con el mazo dando

Nuestro país ya rebasó las 200 mil muertes causadas por la pandemia del Covid-19. Y la estadística sigue creciendo. Esta semana es de gran riesgo para toda la comunidad que no ha recibido la vacuna que nos protegería del contagio.

La Semana Santa es, sin duda, una de las dos semanas de mayor movilidad de todo el año en toda la República Mexicana. Esta realidad incrementa el riesgo de contagio para todos los que por gusto o por necesidad no se quedan en su casa.

Sin duda cada persona sabe lo que carga en su morral y hay quien sabe que no quiere salir a exponerse al contagio pero tiene que hacerlo porque su familia tiene que comer, tiene que vestir y tiene que calzar, pero, aún más, tiene que estar preparado por si se contagia alguien de su núcleo familiar o él mismo. Ninguna narración de algún periodista puede hacer sentir a otra persona lo que vive en su interior un enfermo de Covid. Ni siquiera un médico que ha estado trabajando en la trinchera de atención a enfermos y que ya sufrió el contagio puede transmitir exactamente lo que siente, piensa y espera un enfermo de coronavirus. Las emociones, los pensamientos y sentimientos son únicos e intransferibles y son fruto de la formación, del amor a la vida, de la fe y de muchas otras dependencias que generamos los seres humanos. Las descripciones que hacemos de los sufrimientos de muchas familias son buenos acercamientos a lo que se imagina el que describe, pero la realidad puede estar muy lejana. Lo que sin duda podemos afirmar es lo que vemos físicamente y es cómo un organismo se va deteriorando a veces lentamente y en otras ocasiones con asombrosa rapidez. Pero también sucedió, y sin duda seguirá sucediendo, que un sexagenario intubado pudo recuperarse y se llama a sí mismo sobreviviente.

Sin embargo cada persona es responsable de su vida y es también una responsabilidad intransferible. Por lo tanto tienes la obligación de cuidarla, disfrutarla y compartirla. Si no tienes motivos realmente inevitables para salir de tu casa, tienes la obligación y el compromiso contigo mismo de permanecer en ella. No es que tengas que obedecer normas de la Secretaría de Salud o de alguna otra autoridad, es un compromiso que tienes contigo mismo desde que tienes conciencia. Es tu vida, no es la de tu mamá, la de tu esposa o la de algún hijo. Para que tú puedas cumplir con tus compromisos personales o con los que hayas contraído con otras personas, tienes que estar bien tú. Es decir, tu vida tiene que estar sana, libre de virus y de cualquier limitación física, mental o espiritual.

Ciertamente la medicina es la mejor herramienta para poder conservar la salud de nuestra vida, pero afortunadamente no es la única, para los que tenemos fe en un Poder Superior, la ORACIÓN es la fuerza poderosa que está a nuestro alcance. La oración es la forma de entrar en diálogo con nuestro Dios y poner en sus manos nuestro destino. Nuestra actitud será confiar en la medicina y pedirle a nuestro Poder Superior que se cumpla su voluntad en mi persona. Es uno de los significados del refrán popular: A Dios orando y con el mazo dando.

En la estadística nacional de más de 200 mil muertos, sin duda hay varios alcohólicos que olvidaron los principios de la doctrina de A.A. En el axioma "Vive y deja vivir", intensifica en el VIVE la enorme responsabilidad de cuidar, disfrutar y compartir la vida de cada uno.

En la temporada que por Semana Santa se nos presenta, tenemos la oportunidad de cuidarnos y cuidar a otros. La responsabilidad es nuestra, el compromiso es conmigo mismo. Echemos mano de la medicina y de la oración. No importa que hayamos vivido sin fe. El Covid nos puede conducir a la fe pero hay que dejarse guiar. Nunca es tarde para reconocer que hay alguien Superior a nosotros. Que es poderoso y que nos ama.

La comunidad de Alcohólicos Anónimos invita cordialmente a todas las personas que tengan problemas con su manera de beber alcohol a que busquen ayuda. Acudan a A.A., marquen los siguientes números telefónicos: 833 2125634, 833 2289003 o el 833 2166058, ahí los orientarán adecuadamente.

Nuestro país ya rebasó las 200 mil muertes causadas por la pandemia del Covid-19. Y la estadística sigue creciendo. Esta semana es de gran riesgo para toda la comunidad que no ha recibido la vacuna que nos protegería del contagio.

La Semana Santa es, sin duda, una de las dos semanas de mayor movilidad de todo el año en toda la República Mexicana. Esta realidad incrementa el riesgo de contagio para todos los que por gusto o por necesidad no se quedan en su casa.

Sin duda cada persona sabe lo que carga en su morral y hay quien sabe que no quiere salir a exponerse al contagio pero tiene que hacerlo porque su familia tiene que comer, tiene que vestir y tiene que calzar, pero, aún más, tiene que estar preparado por si se contagia alguien de su núcleo familiar o él mismo. Ninguna narración de algún periodista puede hacer sentir a otra persona lo que vive en su interior un enfermo de Covid. Ni siquiera un médico que ha estado trabajando en la trinchera de atención a enfermos y que ya sufrió el contagio puede transmitir exactamente lo que siente, piensa y espera un enfermo de coronavirus. Las emociones, los pensamientos y sentimientos son únicos e intransferibles y son fruto de la formación, del amor a la vida, de la fe y de muchas otras dependencias que generamos los seres humanos. Las descripciones que hacemos de los sufrimientos de muchas familias son buenos acercamientos a lo que se imagina el que describe, pero la realidad puede estar muy lejana. Lo que sin duda podemos afirmar es lo que vemos físicamente y es cómo un organismo se va deteriorando a veces lentamente y en otras ocasiones con asombrosa rapidez. Pero también sucedió, y sin duda seguirá sucediendo, que un sexagenario intubado pudo recuperarse y se llama a sí mismo sobreviviente.

Sin embargo cada persona es responsable de su vida y es también una responsabilidad intransferible. Por lo tanto tienes la obligación de cuidarla, disfrutarla y compartirla. Si no tienes motivos realmente inevitables para salir de tu casa, tienes la obligación y el compromiso contigo mismo de permanecer en ella. No es que tengas que obedecer normas de la Secretaría de Salud o de alguna otra autoridad, es un compromiso que tienes contigo mismo desde que tienes conciencia. Es tu vida, no es la de tu mamá, la de tu esposa o la de algún hijo. Para que tú puedas cumplir con tus compromisos personales o con los que hayas contraído con otras personas, tienes que estar bien tú. Es decir, tu vida tiene que estar sana, libre de virus y de cualquier limitación física, mental o espiritual.

Ciertamente la medicina es la mejor herramienta para poder conservar la salud de nuestra vida, pero afortunadamente no es la única, para los que tenemos fe en un Poder Superior, la ORACIÓN es la fuerza poderosa que está a nuestro alcance. La oración es la forma de entrar en diálogo con nuestro Dios y poner en sus manos nuestro destino. Nuestra actitud será confiar en la medicina y pedirle a nuestro Poder Superior que se cumpla su voluntad en mi persona. Es uno de los significados del refrán popular: A Dios orando y con el mazo dando.

En la estadística nacional de más de 200 mil muertos, sin duda hay varios alcohólicos que olvidaron los principios de la doctrina de A.A. En el axioma "Vive y deja vivir", intensifica en el VIVE la enorme responsabilidad de cuidar, disfrutar y compartir la vida de cada uno.

En la temporada que por Semana Santa se nos presenta, tenemos la oportunidad de cuidarnos y cuidar a otros. La responsabilidad es nuestra, el compromiso es conmigo mismo. Echemos mano de la medicina y de la oración. No importa que hayamos vivido sin fe. El Covid nos puede conducir a la fe pero hay que dejarse guiar. Nunca es tarde para reconocer que hay alguien Superior a nosotros. Que es poderoso y que nos ama.

La comunidad de Alcohólicos Anónimos invita cordialmente a todas las personas que tengan problemas con su manera de beber alcohol a que busquen ayuda. Acudan a A.A., marquen los siguientes números telefónicos: 833 2125634, 833 2289003 o el 833 2166058, ahí los orientarán adecuadamente.