/ domingo 14 de agosto de 2022

Liberándose del alcohol | El dominio de sí mismo

Román es un alcohólico anónimo, que tiene 35 años de edad y 5 de pertenecer a la comunidad de A.A. Su integración a la agrupación fue algo complicada, porque Román no quería aceptar que él era un enfermo alcohólico.

Siempre pensó que podía dejar de consumir bebidas alcohólicas cuando él lo dicidiera y sin ningún problema. Sin embargo, la realidad era que no lo decidía y que por lo contrario su consumo de alcohol era cada vez más frecuente. Llegó al extremo de sentir la necesidad de beber a diario y hacerlo hasta que una congestión alcohólica lo llevó al hospital y tuvo que permanecer internado durante cuatro días.

Al salir del nosocomio se propuso seguir la sugerencia médica de buscar ayuda. Con esa motivación llegó a la comunidad de Alcohólicos Anónimos y comenzó el proceso de recuperación. Román tiene ahora 5 años sin beber alcohol y trabajando con el programa de A.A. Está preocupado porque el décimo paso del programa le parece algo difícil de llevar a la práctica.

Hay una parte de este décimo paso que dice “Nuestro primer objetivo será adquirir un dominio de nosotros mismos, esto tiene la más alta prioridad. Cuando hablamos o actuamos de forma precipitada o apresurada, vemos desvanecerse en ese mismo momento nuestra capacidad de ser justos y tolerantes. El simple hecho de soltarle a alguien una andanada o lanzarle una crítica irreflexiva y obstinada puede desbaratar nuestras relaciones con otra persona durante todo ese día, o tal vez, durante todo el año. No hay nada que nos recompense más que la moderación en lo que escribimos y decimos. Tenemos que evitar las condenas irascibles y las discusiones arrebatadas e imperiosas… porque no podemos pensar ni actuar con buenos resultados hasta que el hábito de ejercer un dominio de nosotros mismos no haya llegado a ser automático”.

El programa que ofrece la Organización de A.A. no se limita a suspender definitivamente la adicción al alcohol, sino que tiene como objetivo elevar la calidad de vida de cada miembro orientando y facilitando el esfuerzo personal apoyándose en el mismo anhelo natural del ser humano de ser mejores cada día y en la fe ineludible en un Poder Superior, Dios como cada quien lo conciba.

El dominio de nosotros mismos es fundamental para poder evitar actos muy arraigados en las costumbres de un alcohólico como la crítica, las discusiones, la ofensa verbal o psicológica etc. El dominio de nosotros mismos es importante para que cada persona vaya formando su carácter y así escalar en el autocontrol.

En esta lucha contra uno mismo, no hay recetas universales. Las soluciones o los comos, para lograr el progreso son producto del interés, de la reflexión y del apoyo de un Poder Superior. En alcohólicos anónimos se practica diariamente en las juntas de recuperación, el compartir las experiencias individuales. Pedro comparte a sus compañeros cómo le hizo para dejar de criticar; Antonio comparte qué hizo para dejar de ofender a su esposa e hijos; Clemente comparte qué tuvo que hacer para mitigar su ojo alegre, etc. Cada miembro toma lo que le puede ayudar para solucionar su problema, lo profundiza hasta sacar conclusiones que pueda llevar a la práctica.

Se cuenta también con eventos para ampliar temas que abonen en el objetivo de lograr el dominio de nosotros mismos.

Sin embargo, aún con todas las herramientas a total disponibilidad, para algunos sigue siendo difícil. Cuando eso sucede la perseverancia en la oración, la meditación, el apadrinamiento, el servicio y la asistencia a las reuniones, terminará venciendo la mayor de las dificultades.

Si eres alcohólico o conoces a alguien que lo sea ayúdalo. Marca: 8332125634, 8332166058, 833 2289003. Ahí se te orientará adecuadamente.

El dominio de nosotros mismos es fundamental para poder evitar actos muy arraigados en las costumbres de un alcohólico como la crítica, las discusiones, la ofensa verbal o psicológica etc.

Román es un alcohólico anónimo, que tiene 35 años de edad y 5 de pertenecer a la comunidad de A.A. Su integración a la agrupación fue algo complicada, porque Román no quería aceptar que él era un enfermo alcohólico.

Siempre pensó que podía dejar de consumir bebidas alcohólicas cuando él lo dicidiera y sin ningún problema. Sin embargo, la realidad era que no lo decidía y que por lo contrario su consumo de alcohol era cada vez más frecuente. Llegó al extremo de sentir la necesidad de beber a diario y hacerlo hasta que una congestión alcohólica lo llevó al hospital y tuvo que permanecer internado durante cuatro días.

Al salir del nosocomio se propuso seguir la sugerencia médica de buscar ayuda. Con esa motivación llegó a la comunidad de Alcohólicos Anónimos y comenzó el proceso de recuperación. Román tiene ahora 5 años sin beber alcohol y trabajando con el programa de A.A. Está preocupado porque el décimo paso del programa le parece algo difícil de llevar a la práctica.

Hay una parte de este décimo paso que dice “Nuestro primer objetivo será adquirir un dominio de nosotros mismos, esto tiene la más alta prioridad. Cuando hablamos o actuamos de forma precipitada o apresurada, vemos desvanecerse en ese mismo momento nuestra capacidad de ser justos y tolerantes. El simple hecho de soltarle a alguien una andanada o lanzarle una crítica irreflexiva y obstinada puede desbaratar nuestras relaciones con otra persona durante todo ese día, o tal vez, durante todo el año. No hay nada que nos recompense más que la moderación en lo que escribimos y decimos. Tenemos que evitar las condenas irascibles y las discusiones arrebatadas e imperiosas… porque no podemos pensar ni actuar con buenos resultados hasta que el hábito de ejercer un dominio de nosotros mismos no haya llegado a ser automático”.

El programa que ofrece la Organización de A.A. no se limita a suspender definitivamente la adicción al alcohol, sino que tiene como objetivo elevar la calidad de vida de cada miembro orientando y facilitando el esfuerzo personal apoyándose en el mismo anhelo natural del ser humano de ser mejores cada día y en la fe ineludible en un Poder Superior, Dios como cada quien lo conciba.

El dominio de nosotros mismos es fundamental para poder evitar actos muy arraigados en las costumbres de un alcohólico como la crítica, las discusiones, la ofensa verbal o psicológica etc. El dominio de nosotros mismos es importante para que cada persona vaya formando su carácter y así escalar en el autocontrol.

En esta lucha contra uno mismo, no hay recetas universales. Las soluciones o los comos, para lograr el progreso son producto del interés, de la reflexión y del apoyo de un Poder Superior. En alcohólicos anónimos se practica diariamente en las juntas de recuperación, el compartir las experiencias individuales. Pedro comparte a sus compañeros cómo le hizo para dejar de criticar; Antonio comparte qué hizo para dejar de ofender a su esposa e hijos; Clemente comparte qué tuvo que hacer para mitigar su ojo alegre, etc. Cada miembro toma lo que le puede ayudar para solucionar su problema, lo profundiza hasta sacar conclusiones que pueda llevar a la práctica.

Se cuenta también con eventos para ampliar temas que abonen en el objetivo de lograr el dominio de nosotros mismos.

Sin embargo, aún con todas las herramientas a total disponibilidad, para algunos sigue siendo difícil. Cuando eso sucede la perseverancia en la oración, la meditación, el apadrinamiento, el servicio y la asistencia a las reuniones, terminará venciendo la mayor de las dificultades.

Si eres alcohólico o conoces a alguien que lo sea ayúdalo. Marca: 8332125634, 8332166058, 833 2289003. Ahí se te orientará adecuadamente.

El dominio de nosotros mismos es fundamental para poder evitar actos muy arraigados en las costumbres de un alcohólico como la crítica, las discusiones, la ofensa verbal o psicológica etc.