/ domingo 14 de febrero de 2021

Liberándose del alcohol | Hacia la nueva realidad

Desde hace casi un año la pandemia del coronavirus ha estado trabajando sin interrupción en la transformación de nuestra sociedad. Miles de familias mexicanas han perdido para siempre a uno o más de sus integrantes.

Este pudo haber sido el abuelo, la madre, el hijo o el más necesario para la unidad y sostenimiento de la familia. Cuando esto sucedió, se generó un problema que en muchos casos aún no se resuelve. Millones de personas han perdido su trabajo, lo que ha causado un verdadero desequilibrio en el ingreso doméstico. Miles de micro y pequeños empresarios han tenido que cerrar sus negocios porque dejaron de tener rentabilidad. A nivel individual, el encierro forzado ha generado intolerancia, ansiedad, depresión y esto ha ocasionado que en muchos momentos la vida se sienta insoportable.

Ya no digamos para aquella persona que sufrió el contagio, fue intubada y pudo recuperarse. Vivió las de Caín y su visión de la vida hoy es otra. Sin duda que hubo cientos de personas a quien el contagio fue con una leve carga viral y pudieron recuperarse en casa sin necesidad de conectarse a un tanque de oxígeno y estos no tuvieron el infortunio de padecer las penurias de un entubamiento. También los familiares de los enfermos graves vivieron un Viacrucis, cuando los hospitales ya no los atendían por no tener espacios o cuando se los recibieron en un hospital y ya no los volvieron a ver vivos. También hubo oportunidad de que un sector de la humanidad nos mostrara la grandeza de su alma: todos los que laboran el sector salud. En fin, la pandemia ha traído impactos en todos los aspectos de nuestra vida y los sigue generando porque no sabemos a ciencia cierta cuándo terminará.

Sin duda las características de nuestra estructura social, laboral, económica y en todos los demás aspectos ya no será la misma que como era antes de la pandemia. Un nuevo reto se avecina para la sociedad en su conjunto y para la persona como individuo. ¿Qué tan preparado estoy para enfrentarme a la nueva realidad? Tenemos hábitos que nos encadenan a modos de actuar; en algunos casos será necesario romper esas cadenas para aprender nuevos hábitos. Recordemos lo que dijo Albert Einstein: “no pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo”. Se requiere una fortaleza mental para enfrentar los cambios. Con determinación, con el fuerte deseo de seguir adelante y con asesoría efectiva podemos adaptarnos rápidamente a las exigencias de la nueva realidad.

Es claro que la mayoría de los seres humanos necesitaremos hacer un gran esfuerzo para estar a la altura de los nuevos requerimientos; pero sin duda que ese esfuerzo será mayor para las personas que por sus adicciones se encuentran en un estado mental notoriamente débil, entre ellas me refiero sobre todo a los adictos al alcohol. Su endiablada ingobernabilidad, su indomable egoísmo juegan un papel letal en su contra y los pone de rodillas ante las exigencias de la nueva realidad.

Pero no todo está perdido para un dependiente del alcohol. Existe una solución que ya comprobó su efectividad en 185 países. Esta es el programa de LOS 12 PASOS que promueve y ejemplariza la comunidad de Alcohólicos Anónimos. Este programa nos lleva de la mano a un conocimiento de nosotros mismos. Conocer nuestro interior nos hace descubrir nuestra identidad y fortalecer nuestra mente, porque el que sabe quién es, sabe a dónde ir. Este programa nos enseña a tener relaciones humanas con mucha fortaleza, basadas en la tolerancia, la comprensión, la cortesía y el amor. Estas relaciones vencen al egoísmo más profundo.

La nueva realidad nos exigirá más de lo que podemos imaginar. Hay que prepararnos. Para todos los alcohólicos les extendemos la más cordial invitación a que se unan a la organización de A.A. para no solo dejar de consumir el alcohol, sino también para prepararse a un nuevo estilo de vida que nos lleve hacia adelante con el alma felizmente triunfadora.

Marque y pida apoyo: 833 212 56 34, 833 216 60 58 o el 833 228 90 03. Ahí se te orientará.

Desde hace casi un año la pandemia del coronavirus ha estado trabajando sin interrupción en la transformación de nuestra sociedad. Miles de familias mexicanas han perdido para siempre a uno o más de sus integrantes.

Este pudo haber sido el abuelo, la madre, el hijo o el más necesario para la unidad y sostenimiento de la familia. Cuando esto sucedió, se generó un problema que en muchos casos aún no se resuelve. Millones de personas han perdido su trabajo, lo que ha causado un verdadero desequilibrio en el ingreso doméstico. Miles de micro y pequeños empresarios han tenido que cerrar sus negocios porque dejaron de tener rentabilidad. A nivel individual, el encierro forzado ha generado intolerancia, ansiedad, depresión y esto ha ocasionado que en muchos momentos la vida se sienta insoportable.

Ya no digamos para aquella persona que sufrió el contagio, fue intubada y pudo recuperarse. Vivió las de Caín y su visión de la vida hoy es otra. Sin duda que hubo cientos de personas a quien el contagio fue con una leve carga viral y pudieron recuperarse en casa sin necesidad de conectarse a un tanque de oxígeno y estos no tuvieron el infortunio de padecer las penurias de un entubamiento. También los familiares de los enfermos graves vivieron un Viacrucis, cuando los hospitales ya no los atendían por no tener espacios o cuando se los recibieron en un hospital y ya no los volvieron a ver vivos. También hubo oportunidad de que un sector de la humanidad nos mostrara la grandeza de su alma: todos los que laboran el sector salud. En fin, la pandemia ha traído impactos en todos los aspectos de nuestra vida y los sigue generando porque no sabemos a ciencia cierta cuándo terminará.

Sin duda las características de nuestra estructura social, laboral, económica y en todos los demás aspectos ya no será la misma que como era antes de la pandemia. Un nuevo reto se avecina para la sociedad en su conjunto y para la persona como individuo. ¿Qué tan preparado estoy para enfrentarme a la nueva realidad? Tenemos hábitos que nos encadenan a modos de actuar; en algunos casos será necesario romper esas cadenas para aprender nuevos hábitos. Recordemos lo que dijo Albert Einstein: “no pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo”. Se requiere una fortaleza mental para enfrentar los cambios. Con determinación, con el fuerte deseo de seguir adelante y con asesoría efectiva podemos adaptarnos rápidamente a las exigencias de la nueva realidad.

Es claro que la mayoría de los seres humanos necesitaremos hacer un gran esfuerzo para estar a la altura de los nuevos requerimientos; pero sin duda que ese esfuerzo será mayor para las personas que por sus adicciones se encuentran en un estado mental notoriamente débil, entre ellas me refiero sobre todo a los adictos al alcohol. Su endiablada ingobernabilidad, su indomable egoísmo juegan un papel letal en su contra y los pone de rodillas ante las exigencias de la nueva realidad.

Pero no todo está perdido para un dependiente del alcohol. Existe una solución que ya comprobó su efectividad en 185 países. Esta es el programa de LOS 12 PASOS que promueve y ejemplariza la comunidad de Alcohólicos Anónimos. Este programa nos lleva de la mano a un conocimiento de nosotros mismos. Conocer nuestro interior nos hace descubrir nuestra identidad y fortalecer nuestra mente, porque el que sabe quién es, sabe a dónde ir. Este programa nos enseña a tener relaciones humanas con mucha fortaleza, basadas en la tolerancia, la comprensión, la cortesía y el amor. Estas relaciones vencen al egoísmo más profundo.

La nueva realidad nos exigirá más de lo que podemos imaginar. Hay que prepararnos. Para todos los alcohólicos les extendemos la más cordial invitación a que se unan a la organización de A.A. para no solo dejar de consumir el alcohol, sino también para prepararse a un nuevo estilo de vida que nos lleve hacia adelante con el alma felizmente triunfadora.

Marque y pida apoyo: 833 212 56 34, 833 216 60 58 o el 833 228 90 03. Ahí se te orientará.