/ miércoles 20 de mayo de 2020

Ocurrencias del futbol | Con siete juegos invicto, Brasil fue eliminado en Argentina 1978

Fueron echados por un acuerdo entre 2 militares, un gorila argentino y otro peruano

En respuesta a la atenta carta que recibí del señor Fernando Lozano Villegas, en la que me habla de lo curioso que le parece que equipos de los años cincuenta como el Zacatepec y el Cuautla, que militaron en la Primera División Profesional de Futbol, en ciudades de poca población, he de decirle que no es nada fácil que equipos con tales características logren alguna longevidad si solamente se sostienen del acumulado de la taquilla, no sé de uno solo de los que actualmente conforman la Liga MX, que no cuente con el apoyo de una gran empresa y, el Zacatepec al que nos referimos, contaba con el patrocinio del Ingenio Azucarero de la localidad, del cual era gerente don Guillermo Cañedo, que más adelante fuera importante funcionario de Televisa y de la FIFA.

Algo muy parecido al Cruz Azul, que hubo de emigrar de Jasso, Hidalgo a la Ciudad de México, en donde gracias al prestigio ganado como gran equipo, logró taquillas tan jugosas, que suavizaron el aporte económico de la Cooperativa, condiciones estas con las que no contó el Cuautla, que hicieron efímero su paso por la Primera División... Sí resulta curioso que ciudades con poca capacidad económica en comparación con nuestra metrópoli hayan, como el caso del Zacatepec, podido escribir una historia futbolística más rica que la nuestra... Sí, es difícil el sostén de un equipo profesional, sin el apoyo de una empresa importante.

La selección italiana fue la única que consiguió vencer a Argentina en su propio ambiente. El triunfo del equipo italiano sobre la selección anfitriona, por 1-0, le abrió las puertas de los cuartos de final, pero también la hizo aparecer ante los ojos de los aficionados y de los periodistas como una de las selecciones más calificadas para obtener el título de campeón. La actuación italiana en la primera ronda del torneo fue sorprendente. Si bien se consideraba a la squadra azzurra como candidata a acompañar a Argentina en los cuartos de final, con mayores posibilidades que los otros dos equipos encuadrados en su grupo, Hungría y Francia, nadie esperaba que los italianos fueran a lograr esa clasificación con tanta facilidad y exhibiendo ese juego preciosista y efectivo.

El seleccionador italiano, Enzo Bearzot, supo cambiar la mentalidad tradicionalmente defensiva de sus jugadores y, les hizo practicar un futbol ágil y creativo de un nivel muy superior del que habían mostrado hasta llegar al Mundial de Argentina. Bearzot tomó como base de su selección al equipo de la Juventus de Turín, ganador del Scudetto y con grandes individualidades en todas sus líneas. A los hombres de la Juve les añadió tan solo un refuerzo en cada línea: Bellugi del Bolonia en la defensa, Antognoni, de la Fiorentina en el centro del campo; y Rossi, del Lanerossi Vicenza en la delantera, el resto de la alineación que mayor número de encuentros jugó como titular pertenecía a la Juventus: el portero Zoff, los defensas Genttile. Scirea y Cabrini; los centrocampistas Tardelli y Bennetti; y los delanteros Causio y Bettega.

Con estos jugadores, Bearzot consiguió que Italia actuase siempre predispuesta al ataque, gestando todo su juego en un centro del campo creativo y de tendencia ofensiva y, con tres puntas -Rossi, Bettega y Causio- de gran habilidad para el intercambio de posiciones y estimable sentido goleador. Con esas virtudes inéditas en el futbolista italiano de los últimos años, la selección de Enzo Bearzot superó de manera arrolladora la primera ronda del torneo mundialista, con sendas victorias sobre Francia (2-1), Hungría (3-1) y Argentina 1-0. Pero dos factores influyeron en la baja de rendimiento del equipo italiano durante la segunda ronda: el desfallecimiento físico de algunos jugadores clave y la presión psicológica que representó para el equipo el verse a las puertas de la final, cuando había acudido al campeonato sin que nadie le concediera el papel de favorito. Pese a todo, Italia se clasificó para disputar ante Brasil "la pequeña final", en la que se dec idiría el tercer puesto del Mundial.

Si Italia fue el único equipo que consiguió ganar al campeón, Brasil fue la única selección, de las 16 finalistas, que jugó el máximo número de encuentros posibles, siete, sin conocer la derrota. Pero Brasil no estuvo a la altura de sus antecedentes y ya en la primera ronda del torneo, se presintió que los tricampeones no ganarían esta copa. Claudio Coutinho D.T. carioca, preeocupado por la baja de juego de Brasil sin Pelé, trató de imponer a su equipo tácticas europizantes, en las que el rendimiento colectivo prevalecía sobre el individual. Pronto se vio que la pretensión de Coutinho era inútil, porque los jugadores brasileños, demasiado sujetos a las consignas del técnico, perdían espontaneidad y jugaban sin la alegría y vivacidad de otros tiempos. Muy criticado por la influyente prensa deportiva de su país, Coutinho tuvo también discrepancias con Zico y Rivelino, los genuinos representantes de la vieja escuela. Y siendo las estrellas de más renombre, fueron banca en todos los partidos.

Fueron echados por un acuerdo entre 2 militares, un gorila argentino y otro peruano

En respuesta a la atenta carta que recibí del señor Fernando Lozano Villegas, en la que me habla de lo curioso que le parece que equipos de los años cincuenta como el Zacatepec y el Cuautla, que militaron en la Primera División Profesional de Futbol, en ciudades de poca población, he de decirle que no es nada fácil que equipos con tales características logren alguna longevidad si solamente se sostienen del acumulado de la taquilla, no sé de uno solo de los que actualmente conforman la Liga MX, que no cuente con el apoyo de una gran empresa y, el Zacatepec al que nos referimos, contaba con el patrocinio del Ingenio Azucarero de la localidad, del cual era gerente don Guillermo Cañedo, que más adelante fuera importante funcionario de Televisa y de la FIFA.

Algo muy parecido al Cruz Azul, que hubo de emigrar de Jasso, Hidalgo a la Ciudad de México, en donde gracias al prestigio ganado como gran equipo, logró taquillas tan jugosas, que suavizaron el aporte económico de la Cooperativa, condiciones estas con las que no contó el Cuautla, que hicieron efímero su paso por la Primera División... Sí resulta curioso que ciudades con poca capacidad económica en comparación con nuestra metrópoli hayan, como el caso del Zacatepec, podido escribir una historia futbolística más rica que la nuestra... Sí, es difícil el sostén de un equipo profesional, sin el apoyo de una empresa importante.

La selección italiana fue la única que consiguió vencer a Argentina en su propio ambiente. El triunfo del equipo italiano sobre la selección anfitriona, por 1-0, le abrió las puertas de los cuartos de final, pero también la hizo aparecer ante los ojos de los aficionados y de los periodistas como una de las selecciones más calificadas para obtener el título de campeón. La actuación italiana en la primera ronda del torneo fue sorprendente. Si bien se consideraba a la squadra azzurra como candidata a acompañar a Argentina en los cuartos de final, con mayores posibilidades que los otros dos equipos encuadrados en su grupo, Hungría y Francia, nadie esperaba que los italianos fueran a lograr esa clasificación con tanta facilidad y exhibiendo ese juego preciosista y efectivo.

El seleccionador italiano, Enzo Bearzot, supo cambiar la mentalidad tradicionalmente defensiva de sus jugadores y, les hizo practicar un futbol ágil y creativo de un nivel muy superior del que habían mostrado hasta llegar al Mundial de Argentina. Bearzot tomó como base de su selección al equipo de la Juventus de Turín, ganador del Scudetto y con grandes individualidades en todas sus líneas. A los hombres de la Juve les añadió tan solo un refuerzo en cada línea: Bellugi del Bolonia en la defensa, Antognoni, de la Fiorentina en el centro del campo; y Rossi, del Lanerossi Vicenza en la delantera, el resto de la alineación que mayor número de encuentros jugó como titular pertenecía a la Juventus: el portero Zoff, los defensas Genttile. Scirea y Cabrini; los centrocampistas Tardelli y Bennetti; y los delanteros Causio y Bettega.

Con estos jugadores, Bearzot consiguió que Italia actuase siempre predispuesta al ataque, gestando todo su juego en un centro del campo creativo y de tendencia ofensiva y, con tres puntas -Rossi, Bettega y Causio- de gran habilidad para el intercambio de posiciones y estimable sentido goleador. Con esas virtudes inéditas en el futbolista italiano de los últimos años, la selección de Enzo Bearzot superó de manera arrolladora la primera ronda del torneo mundialista, con sendas victorias sobre Francia (2-1), Hungría (3-1) y Argentina 1-0. Pero dos factores influyeron en la baja de rendimiento del equipo italiano durante la segunda ronda: el desfallecimiento físico de algunos jugadores clave y la presión psicológica que representó para el equipo el verse a las puertas de la final, cuando había acudido al campeonato sin que nadie le concediera el papel de favorito. Pese a todo, Italia se clasificó para disputar ante Brasil "la pequeña final", en la que se dec idiría el tercer puesto del Mundial.

Si Italia fue el único equipo que consiguió ganar al campeón, Brasil fue la única selección, de las 16 finalistas, que jugó el máximo número de encuentros posibles, siete, sin conocer la derrota. Pero Brasil no estuvo a la altura de sus antecedentes y ya en la primera ronda del torneo, se presintió que los tricampeones no ganarían esta copa. Claudio Coutinho D.T. carioca, preeocupado por la baja de juego de Brasil sin Pelé, trató de imponer a su equipo tácticas europizantes, en las que el rendimiento colectivo prevalecía sobre el individual. Pronto se vio que la pretensión de Coutinho era inútil, porque los jugadores brasileños, demasiado sujetos a las consignas del técnico, perdían espontaneidad y jugaban sin la alegría y vivacidad de otros tiempos. Muy criticado por la influyente prensa deportiva de su país, Coutinho tuvo también discrepancias con Zico y Rivelino, los genuinos representantes de la vieja escuela. Y siendo las estrellas de más renombre, fueron banca en todos los partidos.