/ miércoles 25 de marzo de 2020

Ocurrencias del futbol | La salud y la alegría son dones supremos para nuestra felicidad


Así, a través del futbol, los ingleses llevaron salud y alegría al mundo

Tras unos escarceos previos, entre los cuales cabe destacar la abultada victoria de Inglaterra sobre Irlanda en Belfast, por 13 goles a cero en 1882, se abrieron vías para la reglamentación del primer campeonato Internacional del Reino Unido y, al iniciarse la década de 1890 se fueron gradualmente articulando las ligas escocesa, galesa e irlandesa. En Inglaterra, en donde se jugban ya unas sencillas ligas desde 1887, la proliferación de clubes fue tal que la Federación inglesa hubo de establecer una nueva categoría de practicantes, la Segunda División, integrada por 14 flamantes y recientes equipos, dispuestos a luchar por el ascenso.

Al mismo tiempo, algunos elementos técnicos se perfeccionaban. El campo de juego tenía las dimensiones actuales y, las porterías eran como las de hoy; pero en la final de la Copa inglesa entre el Aston Villa y el Bolton Wanderers, celebrada en 1892, los legisladores pensaron que sería conveniente colocar en la portería unas mallas que hicieran más espectacular y segura la consecución y sanción del gol. La figura del árbitro por otra parte, que se movía en un ambiente de criterios muy ambiguos en relación con los jugadores y, que desde 1872 utilizaba el silbato para señalar sus decisiones, fue gradualmente robusteciendo su autoridad, aunque sus primeras prerrogativas no estuvieron claramente codificadas hasta 1890,

En 1888 se jugó la primera gran competición interclubes en Inglaterra, es decir la primera Liga de futbol propiamente dicha. Agrupó a 12 clubes, que jugaron todos contra todos a doble vuelta, con un total de 22 encuentros por club. Estos fueron el Accrington Club, el Aston Villa, el Blackburn Rovers, el Bolton Wanderers, el Burnley, el Derby County, el Everton, el Notts County, el Preston North End, el Stocke City, el West Bronwich Albion y el Wolverthampton Wanderers, algunos de ellos todavía poderosas fuerzas del actual futbol británico. Aquella histórica liga finalizó con el triunfo del Preston North End que resultó imbatible, que meses después vencería también en la competición eliminaroria de la Copa. Sin embargo, este potente club contaba en sus filas con la presencia decisiva de seis jugadores escoceces y, como curiosidad cabe señalar que ya ostentaba un récord de goleadas: ese mismo año había vencido a un equipo de novatos, en match amistoso, por 36 goles a cero.

La competividad, desarrollada en el marco de una sociedad en la que el lucro constituía un acicate siempre presente, propició pronto ambiciones en los fundadores de clubes -en general comerciantes o industriales- y los propios jugadores, que veían en la rápida popularidad que alcanzaba el deporte futbolístico la oportunidad de autorealizarse en una nueva profesión. No podemos olvidar el hecho de que ya en la década de 1890 -siempre en Gran Bretaña- algunos encuentros llegaban a concentrar a unos 10,000 espectadores que de un modo u otro pagaban algún derecho de presenciar el match en cuestión. Asimismo, la prensa de la época comenzó a dedicar notables espacios a la nueva actividad deportiva, destacando a unos jugadores sobre los otros, tomando partido por uno u otro equipo y, destacando en última instancia, pasiones. En aquellos años, determinados comerciantes pagaban de su pecunio particular a ciertos jugadores, a fin de galvanizarlos en busca del gol de la victoria sobre el equipo rival. Se daban pues los primeros pasos del profesionalismo y, en 1898 se fundó en Londres la Unión de Jugadores Británicos, primer eslabón hacia la futura Asociación de Profesionales del Futbol. La lógica gremialista o corporativista existente en otros sectores de la sociedad había calado también en el futbol.

El final del siglo futbolístico británico no podía ser pues, más halagüeño. El nuevo deporte pisaba con seguridad en una infancia dorada, desmintiendo aquellas profesías derrotistas de la gente de Rugby. El ejercicio físico empezaba a abrir vías al espectáculo de masas, a pesar de la terrible catástrofe ocurrida en el estadio de Ibrox Park durante el encuentro entre las selecciones de Inglaterra y Escocia, en el que al hundirse unos estrados de madera construidos para facilitar la asistencia de más espectadores, veinticinco de ellos murieron a causa de las heridas.

El primer lujo importante del futbol lo protagonizaron Wanderers y Claphan Rovers, equipos que en 1878 jugaron el primer partido con iluminación artificial. El nuevo deporte arrastraba miles de espectadores y el siglo futbolístico británico se iba a cerrar con grandes adelantos. Cualquier ocasión era buena para difundir por el mun- do el nuevo deporte. Así logró verse a militares ingleses, participantes de la reconquista del Sudán, enseñaron los fundamentos del juego a los nativos. Los británicos fueron en definitiva, los grandes propagandistas del futbol.


Así, a través del futbol, los ingleses llevaron salud y alegría al mundo

Tras unos escarceos previos, entre los cuales cabe destacar la abultada victoria de Inglaterra sobre Irlanda en Belfast, por 13 goles a cero en 1882, se abrieron vías para la reglamentación del primer campeonato Internacional del Reino Unido y, al iniciarse la década de 1890 se fueron gradualmente articulando las ligas escocesa, galesa e irlandesa. En Inglaterra, en donde se jugban ya unas sencillas ligas desde 1887, la proliferación de clubes fue tal que la Federación inglesa hubo de establecer una nueva categoría de practicantes, la Segunda División, integrada por 14 flamantes y recientes equipos, dispuestos a luchar por el ascenso.

Al mismo tiempo, algunos elementos técnicos se perfeccionaban. El campo de juego tenía las dimensiones actuales y, las porterías eran como las de hoy; pero en la final de la Copa inglesa entre el Aston Villa y el Bolton Wanderers, celebrada en 1892, los legisladores pensaron que sería conveniente colocar en la portería unas mallas que hicieran más espectacular y segura la consecución y sanción del gol. La figura del árbitro por otra parte, que se movía en un ambiente de criterios muy ambiguos en relación con los jugadores y, que desde 1872 utilizaba el silbato para señalar sus decisiones, fue gradualmente robusteciendo su autoridad, aunque sus primeras prerrogativas no estuvieron claramente codificadas hasta 1890,

En 1888 se jugó la primera gran competición interclubes en Inglaterra, es decir la primera Liga de futbol propiamente dicha. Agrupó a 12 clubes, que jugaron todos contra todos a doble vuelta, con un total de 22 encuentros por club. Estos fueron el Accrington Club, el Aston Villa, el Blackburn Rovers, el Bolton Wanderers, el Burnley, el Derby County, el Everton, el Notts County, el Preston North End, el Stocke City, el West Bronwich Albion y el Wolverthampton Wanderers, algunos de ellos todavía poderosas fuerzas del actual futbol británico. Aquella histórica liga finalizó con el triunfo del Preston North End que resultó imbatible, que meses después vencería también en la competición eliminaroria de la Copa. Sin embargo, este potente club contaba en sus filas con la presencia decisiva de seis jugadores escoceces y, como curiosidad cabe señalar que ya ostentaba un récord de goleadas: ese mismo año había vencido a un equipo de novatos, en match amistoso, por 36 goles a cero.

La competividad, desarrollada en el marco de una sociedad en la que el lucro constituía un acicate siempre presente, propició pronto ambiciones en los fundadores de clubes -en general comerciantes o industriales- y los propios jugadores, que veían en la rápida popularidad que alcanzaba el deporte futbolístico la oportunidad de autorealizarse en una nueva profesión. No podemos olvidar el hecho de que ya en la década de 1890 -siempre en Gran Bretaña- algunos encuentros llegaban a concentrar a unos 10,000 espectadores que de un modo u otro pagaban algún derecho de presenciar el match en cuestión. Asimismo, la prensa de la época comenzó a dedicar notables espacios a la nueva actividad deportiva, destacando a unos jugadores sobre los otros, tomando partido por uno u otro equipo y, destacando en última instancia, pasiones. En aquellos años, determinados comerciantes pagaban de su pecunio particular a ciertos jugadores, a fin de galvanizarlos en busca del gol de la victoria sobre el equipo rival. Se daban pues los primeros pasos del profesionalismo y, en 1898 se fundó en Londres la Unión de Jugadores Británicos, primer eslabón hacia la futura Asociación de Profesionales del Futbol. La lógica gremialista o corporativista existente en otros sectores de la sociedad había calado también en el futbol.

El final del siglo futbolístico británico no podía ser pues, más halagüeño. El nuevo deporte pisaba con seguridad en una infancia dorada, desmintiendo aquellas profesías derrotistas de la gente de Rugby. El ejercicio físico empezaba a abrir vías al espectáculo de masas, a pesar de la terrible catástrofe ocurrida en el estadio de Ibrox Park durante el encuentro entre las selecciones de Inglaterra y Escocia, en el que al hundirse unos estrados de madera construidos para facilitar la asistencia de más espectadores, veinticinco de ellos murieron a causa de las heridas.

El primer lujo importante del futbol lo protagonizaron Wanderers y Claphan Rovers, equipos que en 1878 jugaron el primer partido con iluminación artificial. El nuevo deporte arrastraba miles de espectadores y el siglo futbolístico británico se iba a cerrar con grandes adelantos. Cualquier ocasión era buena para difundir por el mun- do el nuevo deporte. Así logró verse a militares ingleses, participantes de la reconquista del Sudán, enseñaron los fundamentos del juego a los nativos. Los británicos fueron en definitiva, los grandes propagandistas del futbol.