/ domingo 21 de junio de 2020

Ocurrencias del futbol | No hay palabra, ni pincel que pueda manifestar amor ni dolor de padre

¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de un buen padre!...

Mi padre no cantaba, pero poseía el arte de hacer hablar la guitarra... Allá en mi Xicoténcatl querido, alguna vez, vivimos en una casa cuyo patio terminaba en el barranco que da al río Guayalejo. Mi pueblo, como todos los pueblos huastecos, han sido fundados a la vera de algún río, lo he visto en Axtla, Tempoal, El Higo, Pánuco, Valles, el Mante, el Limón, etc., allá, por las noches, nos salíamos al patio, y mi padre, sentado en una silla, sacaba a su guitarra todo lo que quería decirme.

Su matrimonio fue efímero pues mi madre murió muy pronto cuando yo apenas tenía 6 años y él, no dejó de llorarla nunca, de ahí que en casa reinara siempre un silencio profundo que anulaba la comunicación verbal padre e hijo. Durante todo este tiempo he querido saber qué era lo que mi padre quería decirme y, fue hasta que no hace tanto, comencé a escuchar a José Larralde, un argentino cantor, que saca a su guitarra acordes tan parecidos a los que yo le escuchaba a mi padre.

Pero José Larralde posee el arte de mezclar su voz con los acordes de su guitarra, con esa metáfora gauchesca tan fina que, desde la primera vez que lo escuché, me vino el recuerdo de mi viejo y, seguro estoy que por fin he escuchado todo cuanto me quiso decir. Con el mismo sentimiento que Atahualpa Yupanki y Alberto Cortez le cantaron a todo lo que es y existe, José Larralde, le canta a la vida y todo lo que en ella se encuentra.

Mi padre anduvo en la revolución con el General Francisco Murguía alcanzando el grado de Capitán Primero de Artillería. Todo su historial fotográfico, tanto de la milicia como familiar se perdió. Tal como si Gavilondo Soler, "Cri Cri", se hubiera inspirado para escribir su hermosa canción "El Ropero", mi tía Chita, hermana mayor de mi padre, que fue quien me crio, abría la enorme petaca de vaqueta con refuerzos metálicos, en donde guardaba todo lo que constataba la vida de la familia Nava, aquella santa mujer atesoraba en aquella petaca, desde las antiquísimas fotografías de los años de la infancia, en una de ellas aparecían los nueve hermanos que fueron, acompañados de sus padres (mis abuelos), toda la ropita que yo usé y mis fotografías de niño acompañado de mi madre.

Pero lo más impresionante eran las fotografías de mi padre como militar, dos de ellas, las que más recuerdo, lo presentan con el elegante uniforme formal, de pie, perfectamente peinado y luciendo un fino bigote a la usanza de aquellos tiempos, con las puntas ligeramente hacia arriba, su pistola escuadra 45 y su sable, estas dos armas se encontraban ahí y, en la otra fotografía, aparecía con la imagen del combatiente, sentado, luciendo un sombrero de charro, barba y bigote espesos, sus cananas cruzando su pecho y sosteniendo contra el piso, con la mano derecha su Winchester 30-30 que también se encontraba en la petaca.

Tal vez este tema de la revolución, fue el único tema que mi padre pudo contarme con interés, así, yo esperaba a que llegara la noche para que, mejor que la radio y la televisión, yo pudiera disfrutar agregando las imágenes a las narraciones de mi padre, Silao, León y Torreón, terribles combates que, para aquella pueril mente, eran películas que ni en el cine he podido disfrutar... Todo aquello contenido por la petaca, se perdió a causa de la inmovilidad de un joven hombre (yo) inexperto que no tuvo fuerzas para sobreponerse a la pérdida de la familia de tres que desapareció repentinamente.

A mi padre le gustaba el beisbol, afición que compartí con él practicándolo junto con el Volibol y el Futbol, que fue en lo que finalmente continué. Mi padre no se perdía uno de mis juegos y, era común cuando yo lograba destacar, que se escuchar su voz gritar "Ese es mi hijo", pero igual cuando no lo hacía bien, se le escuchaba "haber donde duermes talísimo"... Ese es mi padre, del que siempre me he sentido orgulloso, un hombre que me lo dio todo, pero al que se le dificultaba hablar conmigo, pues parece que al hacerlo le venía el recuerdo de mi madre, echándose a llorar. Qué grandioso sería que existiera una magia que nos conectara, para que desde donde se encuentra, viera que la familia creció al grado que yo mismo, el niño que noche tras noche lo escuchaba tocar su guitarra, ya es padre, abuelo y bisabuelo... Este es mi padre e igual que lo hago yo, vean a José Larralde, especialmente en "Herencia para un hijo" y podrán como yo, volver a sentir su compañía.

Faltando 9 juegos para el final, en España, el Barcelona se mantiene a la cabeza con 65 puntos, seguido por el Real Madrid con un juego menos, mismo que se efectuará hoy a las 15 horas de México, y que, de ganarlo, alcanzaría a los culés poniendo la competencia al rojo vivo... muy abajo, les siguen el Atlético de Madrid con 52, Sevilla 52, Getafe 48 y la Real Sociedad rival para los merengues el día de hoy, 47 puntos.

Y en la zona de descenso, donde igual las cosas están que arden, tenemos en último lugar al Espanyol con 24 puntos, igual que el Leganes de Javier Aguirre... Mayorca con 26 y con 27 el Celta de Vigo, equipo del mexicano Néstor Araujo, que lucha con todo por mantenerse en el primer circuito... Todo esto a puerta cerrada, pero lo repito, tengan la seguridad de que, si se permitiera la presencia del público, cuando sabemos bien que solamente dos equipos pueden aspirar al título, los estadios, aún a punto de terminar la competencia, se encontrarían llenos... Esta es la verdadera cultura futbolística y, no la que predomina aquí, en donde descaradamente se protege a los consentidos que pueden descender y, donde se las ponen fácil a los maletones para que, solo así puedan ser campeones.

Hasta apronto amigo.

¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de un buen padre!...

Mi padre no cantaba, pero poseía el arte de hacer hablar la guitarra... Allá en mi Xicoténcatl querido, alguna vez, vivimos en una casa cuyo patio terminaba en el barranco que da al río Guayalejo. Mi pueblo, como todos los pueblos huastecos, han sido fundados a la vera de algún río, lo he visto en Axtla, Tempoal, El Higo, Pánuco, Valles, el Mante, el Limón, etc., allá, por las noches, nos salíamos al patio, y mi padre, sentado en una silla, sacaba a su guitarra todo lo que quería decirme.

Su matrimonio fue efímero pues mi madre murió muy pronto cuando yo apenas tenía 6 años y él, no dejó de llorarla nunca, de ahí que en casa reinara siempre un silencio profundo que anulaba la comunicación verbal padre e hijo. Durante todo este tiempo he querido saber qué era lo que mi padre quería decirme y, fue hasta que no hace tanto, comencé a escuchar a José Larralde, un argentino cantor, que saca a su guitarra acordes tan parecidos a los que yo le escuchaba a mi padre.

Pero José Larralde posee el arte de mezclar su voz con los acordes de su guitarra, con esa metáfora gauchesca tan fina que, desde la primera vez que lo escuché, me vino el recuerdo de mi viejo y, seguro estoy que por fin he escuchado todo cuanto me quiso decir. Con el mismo sentimiento que Atahualpa Yupanki y Alberto Cortez le cantaron a todo lo que es y existe, José Larralde, le canta a la vida y todo lo que en ella se encuentra.

Mi padre anduvo en la revolución con el General Francisco Murguía alcanzando el grado de Capitán Primero de Artillería. Todo su historial fotográfico, tanto de la milicia como familiar se perdió. Tal como si Gavilondo Soler, "Cri Cri", se hubiera inspirado para escribir su hermosa canción "El Ropero", mi tía Chita, hermana mayor de mi padre, que fue quien me crio, abría la enorme petaca de vaqueta con refuerzos metálicos, en donde guardaba todo lo que constataba la vida de la familia Nava, aquella santa mujer atesoraba en aquella petaca, desde las antiquísimas fotografías de los años de la infancia, en una de ellas aparecían los nueve hermanos que fueron, acompañados de sus padres (mis abuelos), toda la ropita que yo usé y mis fotografías de niño acompañado de mi madre.

Pero lo más impresionante eran las fotografías de mi padre como militar, dos de ellas, las que más recuerdo, lo presentan con el elegante uniforme formal, de pie, perfectamente peinado y luciendo un fino bigote a la usanza de aquellos tiempos, con las puntas ligeramente hacia arriba, su pistola escuadra 45 y su sable, estas dos armas se encontraban ahí y, en la otra fotografía, aparecía con la imagen del combatiente, sentado, luciendo un sombrero de charro, barba y bigote espesos, sus cananas cruzando su pecho y sosteniendo contra el piso, con la mano derecha su Winchester 30-30 que también se encontraba en la petaca.

Tal vez este tema de la revolución, fue el único tema que mi padre pudo contarme con interés, así, yo esperaba a que llegara la noche para que, mejor que la radio y la televisión, yo pudiera disfrutar agregando las imágenes a las narraciones de mi padre, Silao, León y Torreón, terribles combates que, para aquella pueril mente, eran películas que ni en el cine he podido disfrutar... Todo aquello contenido por la petaca, se perdió a causa de la inmovilidad de un joven hombre (yo) inexperto que no tuvo fuerzas para sobreponerse a la pérdida de la familia de tres que desapareció repentinamente.

A mi padre le gustaba el beisbol, afición que compartí con él practicándolo junto con el Volibol y el Futbol, que fue en lo que finalmente continué. Mi padre no se perdía uno de mis juegos y, era común cuando yo lograba destacar, que se escuchar su voz gritar "Ese es mi hijo", pero igual cuando no lo hacía bien, se le escuchaba "haber donde duermes talísimo"... Ese es mi padre, del que siempre me he sentido orgulloso, un hombre que me lo dio todo, pero al que se le dificultaba hablar conmigo, pues parece que al hacerlo le venía el recuerdo de mi madre, echándose a llorar. Qué grandioso sería que existiera una magia que nos conectara, para que desde donde se encuentra, viera que la familia creció al grado que yo mismo, el niño que noche tras noche lo escuchaba tocar su guitarra, ya es padre, abuelo y bisabuelo... Este es mi padre e igual que lo hago yo, vean a José Larralde, especialmente en "Herencia para un hijo" y podrán como yo, volver a sentir su compañía.

Faltando 9 juegos para el final, en España, el Barcelona se mantiene a la cabeza con 65 puntos, seguido por el Real Madrid con un juego menos, mismo que se efectuará hoy a las 15 horas de México, y que, de ganarlo, alcanzaría a los culés poniendo la competencia al rojo vivo... muy abajo, les siguen el Atlético de Madrid con 52, Sevilla 52, Getafe 48 y la Real Sociedad rival para los merengues el día de hoy, 47 puntos.

Y en la zona de descenso, donde igual las cosas están que arden, tenemos en último lugar al Espanyol con 24 puntos, igual que el Leganes de Javier Aguirre... Mayorca con 26 y con 27 el Celta de Vigo, equipo del mexicano Néstor Araujo, que lucha con todo por mantenerse en el primer circuito... Todo esto a puerta cerrada, pero lo repito, tengan la seguridad de que, si se permitiera la presencia del público, cuando sabemos bien que solamente dos equipos pueden aspirar al título, los estadios, aún a punto de terminar la competencia, se encontrarían llenos... Esta es la verdadera cultura futbolística y, no la que predomina aquí, en donde descaradamente se protege a los consentidos que pueden descender y, donde se las ponen fácil a los maletones para que, solo así puedan ser campeones.

Hasta apronto amigo.