/ sábado 18 de septiembre de 2021

Ocurrencias del futbol | ¿Qué sufrió más el Azteca, el grito homofóbico o la cruzazuleada?

Hemos estado abaratando la grandeza, dispensando a los equipos que nosotros les hemos colgado el distintivo de grandes.

La grandeza en el futbol mexicano se limita exclusivamente a la situación económica de los clubes participantes de la Liga, así, el equipo con la plantilla más cara es el más grande. Si ubicamos a estos equipos, encontraremos al Monterrey, Tigres, CruzAazul, Guadalajara y León, y no incluyo al América porque hoy como nunca en su historia cuenta con una de las plantillas más baratas.

¿Cómo? Entonces ¿por qué en la tabla de posiciones ocupa el primer lugar?. Bueno, yo me lo explico así. Encontrándose vacías las otrora millonarias arcas americanistas, ante la necesidad de reforzarse, buscó en las fábricas de jugadores que son Uruguay y Paraguay, jóvenes promesas que apenas se iniciaban en aquellas durísimas Ligas, algunas de estas figuras ni siquiera habían debutado en el futbol profesional y, miren ustedes, erraron en la elección de muy pocos de ellos, los cuales fueron separados del club.

La llegada de Solari a Coapa fue un gran acierto, con muy poca experiencia como director técnico en España, una de las mejores Ligas del mundo, Solari sin embargo traía una larga historia como formador de jugadores para el Real Madrid, el equipo que, avalado por sus trofeos, es considerado el mejor del mundo. Entonces, con procedimientos propios para la formación de jugadores para el mejor equipo de España, llegó a México para encargarse de las nuevas generaciones del más grande equipo de México (recuerden que logros hablan).

Pero, al llegar Solari al América, se encontró con un equipo que él no había armado y, entre aquellos jugadores, los había con una muy mala referencia por parte del anterior director técnico, futbolistas que por una u otra razón no habían mostrado un buen rendimiento y que antes de la llegada del nuevo entrenador ya se estaba tramitando su salida del club.

Imposible nombrarlos a todos, pero algunos de ellos eran: Nico Castillo (retirado por lesión), Nicolás Benedeti, muy propenso a las lesiones, Roger Martínez (bajo rendimiento), Renato Ibarra (problemas personales) y un jugador colombiano que fue cedido al Santos Laguna, que era renuente al trabajo conjunto, negándose a la recuperación de balones.

A su llegada, Solari observó a estos jugadores y retuvo a Roger Martínez y a Nico Benedeti, quienes con Miguel Herrera no encontraron oportunidad, mientras que ahora con el nuevo técnico han encontrado la oportunidad para reivindicarse.

Con el arribo de las nuevas contrataciones bajó notablemente el promedio de edades, elevándose obviamente la condición física del equipo, quedando demostrado que no son los montos de capital invertidos, sino la buena selección del producto en que se invierte y la decisión para prescindir a tiempo de lo que no es útil.

Ayer vimos a dos de los equipos “grandes” luchar por el pase a finales de la llamada Concachampions.

El equipo local, dirigido por uno de sus antiguos baluartes, que incluso se coronó vistiendo su camiseta y que últimamente ha mostrado grandes logros al frente del Puebla y de un émulo del Cruz Azul en Perú, que igual tenía una eternidad sin coronarse.

Hablamos de un libertador semejante a Bolívar, que devolvió la gloria a su equipo peruano al mismo tiempo que a su equipo mexicano, sin embargo, afectado de campeonitis, las cosas no marchaban. Y lo mismo ocurría en Monterrey, en donde la cabeza de Aguirre dependía de este juego.

Cómo hablar de grandeza, cuando antes de iniciar la contienda uno de los equipos grandes se lamenta de la falta de un jugador. ¿De qué se sustenta la grandeza de un equipo que depende de un jugador?

El otro equipo grande se presentó después de cuatro jornadas de no conocer la victoria y de dejar a sus seguidores con un amargo sabor de boca, que incluso exigían la destitución del director técnico y de pronto, el futbol empieza a obrar por su cuenta, dándole a cada quien lo que se merece.

Así el equipo grande que se empequeñece con la ausencia de un jugador, redujo su grandeza a la de un equipo mediocre y al equipo que todo lo cifra en monedas, por el simple hecho de no lamentarse, se puso a correr convencidos de que en el campo se encontraban todos, que no hacía falta nadie, encontrándose con la mantequilla para sus hot cakes.

La cuestión es, ¿le creeremos al Monterrey?, ¿presentarán su cara de equipo grande cuando jueguen la final? Siempre es bueno aprovechar la inercia que precede a una gran actuación, ojalá que no se debilite la de los Rayados cuando estén enfrentando a Tigres, ya que para la tribuna rayada cualquier logro se reduce a nada si se pierde contra el odiado vecino, que en las últimas semanas ha marchado más tranquilo que sus émulos.

No puedo marcar favorito, pero acudiendo a la tribuna regiomontana, la más pasionaria de la república, veo a los seguidores universitarios más conformes con Miguel Herrera, que a la fanaticada rayada con su director técnico Javier Aguirre, quien apareció como uno de los más sorprendidos por las facilidades concedidas por los flamantes campeones, que no pueden separarse del maldito estigma de las cruzazuleadas.

Hasta pronto amigo.

Hemos estado abaratando la grandeza, dispensando a los equipos que nosotros les hemos colgado el distintivo de grandes.

La grandeza en el futbol mexicano se limita exclusivamente a la situación económica de los clubes participantes de la Liga, así, el equipo con la plantilla más cara es el más grande. Si ubicamos a estos equipos, encontraremos al Monterrey, Tigres, CruzAazul, Guadalajara y León, y no incluyo al América porque hoy como nunca en su historia cuenta con una de las plantillas más baratas.

¿Cómo? Entonces ¿por qué en la tabla de posiciones ocupa el primer lugar?. Bueno, yo me lo explico así. Encontrándose vacías las otrora millonarias arcas americanistas, ante la necesidad de reforzarse, buscó en las fábricas de jugadores que son Uruguay y Paraguay, jóvenes promesas que apenas se iniciaban en aquellas durísimas Ligas, algunas de estas figuras ni siquiera habían debutado en el futbol profesional y, miren ustedes, erraron en la elección de muy pocos de ellos, los cuales fueron separados del club.

La llegada de Solari a Coapa fue un gran acierto, con muy poca experiencia como director técnico en España, una de las mejores Ligas del mundo, Solari sin embargo traía una larga historia como formador de jugadores para el Real Madrid, el equipo que, avalado por sus trofeos, es considerado el mejor del mundo. Entonces, con procedimientos propios para la formación de jugadores para el mejor equipo de España, llegó a México para encargarse de las nuevas generaciones del más grande equipo de México (recuerden que logros hablan).

Pero, al llegar Solari al América, se encontró con un equipo que él no había armado y, entre aquellos jugadores, los había con una muy mala referencia por parte del anterior director técnico, futbolistas que por una u otra razón no habían mostrado un buen rendimiento y que antes de la llegada del nuevo entrenador ya se estaba tramitando su salida del club.

Imposible nombrarlos a todos, pero algunos de ellos eran: Nico Castillo (retirado por lesión), Nicolás Benedeti, muy propenso a las lesiones, Roger Martínez (bajo rendimiento), Renato Ibarra (problemas personales) y un jugador colombiano que fue cedido al Santos Laguna, que era renuente al trabajo conjunto, negándose a la recuperación de balones.

A su llegada, Solari observó a estos jugadores y retuvo a Roger Martínez y a Nico Benedeti, quienes con Miguel Herrera no encontraron oportunidad, mientras que ahora con el nuevo técnico han encontrado la oportunidad para reivindicarse.

Con el arribo de las nuevas contrataciones bajó notablemente el promedio de edades, elevándose obviamente la condición física del equipo, quedando demostrado que no son los montos de capital invertidos, sino la buena selección del producto en que se invierte y la decisión para prescindir a tiempo de lo que no es útil.

Ayer vimos a dos de los equipos “grandes” luchar por el pase a finales de la llamada Concachampions.

El equipo local, dirigido por uno de sus antiguos baluartes, que incluso se coronó vistiendo su camiseta y que últimamente ha mostrado grandes logros al frente del Puebla y de un émulo del Cruz Azul en Perú, que igual tenía una eternidad sin coronarse.

Hablamos de un libertador semejante a Bolívar, que devolvió la gloria a su equipo peruano al mismo tiempo que a su equipo mexicano, sin embargo, afectado de campeonitis, las cosas no marchaban. Y lo mismo ocurría en Monterrey, en donde la cabeza de Aguirre dependía de este juego.

Cómo hablar de grandeza, cuando antes de iniciar la contienda uno de los equipos grandes se lamenta de la falta de un jugador. ¿De qué se sustenta la grandeza de un equipo que depende de un jugador?

El otro equipo grande se presentó después de cuatro jornadas de no conocer la victoria y de dejar a sus seguidores con un amargo sabor de boca, que incluso exigían la destitución del director técnico y de pronto, el futbol empieza a obrar por su cuenta, dándole a cada quien lo que se merece.

Así el equipo grande que se empequeñece con la ausencia de un jugador, redujo su grandeza a la de un equipo mediocre y al equipo que todo lo cifra en monedas, por el simple hecho de no lamentarse, se puso a correr convencidos de que en el campo se encontraban todos, que no hacía falta nadie, encontrándose con la mantequilla para sus hot cakes.

La cuestión es, ¿le creeremos al Monterrey?, ¿presentarán su cara de equipo grande cuando jueguen la final? Siempre es bueno aprovechar la inercia que precede a una gran actuación, ojalá que no se debilite la de los Rayados cuando estén enfrentando a Tigres, ya que para la tribuna rayada cualquier logro se reduce a nada si se pierde contra el odiado vecino, que en las últimas semanas ha marchado más tranquilo que sus émulos.

No puedo marcar favorito, pero acudiendo a la tribuna regiomontana, la más pasionaria de la república, veo a los seguidores universitarios más conformes con Miguel Herrera, que a la fanaticada rayada con su director técnico Javier Aguirre, quien apareció como uno de los más sorprendidos por las facilidades concedidas por los flamantes campeones, que no pueden separarse del maldito estigma de las cruzazuleadas.

Hasta pronto amigo.