/ lunes 15 de agosto de 2022

Desde el faro | Palomitas y hot dogs en los cines, un sabor diferente

Los cines para muchos fue todo un estilo de vida, lleno de recuerdos, vivencias, emociones y hasta se puede decir ilusiones.

Increíblemente, aunque usted mi muy distinguido lector, en Ciudad Madero llegamos a tener hasta ocho cines teatros en donde la diversión sana y familiar permitía disfrutar de espectáculos culturales y de entretenimiento.

Desde los cines de madera y algunos sin techos, como el cine Terraza que se encontraba en la Galeana en donde las bancas de madera eran muy incómodas, ya que no se parecían en nada a las cómodas y reclinables butacas actuales. Amén que no se viniera la lluvia porque se acababa la función. Las proyecciones de las películas se miraban en una pared blanca o una manta. El famoso “cácaro” era el operador encargado de hacer ese singular trabajo, pero si por alguna razón la película se enredaba o se rompía, el público espectador inmediatamente le gritaba, ¡Hey Cácarooo!.

Como parte del moderno cine mudo que se desarrolló de 1895 a 1929 escasamente con apenas unos subtítulos en la secuencia para conocer los diálogos. Más tarde entra el cine sonoro. Recordemos que para esa fecha ya estábamos constituidos como Villa Cecilia y en 1930 fuimos elevados al rango de Ciudad. Y con ello el desarrollo de una pujante población petrolera que requería de lugares de esparcimiento y sana diversión familiar

Algunos cines que ya pasaron a la historia fueron el Cine teatro “El Águila”, que después dio paso al cine Tamesí, el cine Obrero, el cine Rojo, el cine chino, entre otros

La época en que el famoso cine teatro “Madero”, se inauguró sustituyendo al recordado cine Tamesí, viene a imperar la moderna sala de cine con un teatro y varias salas de cine. Que no solo se proyectaban películas, sino también se presentaban obras de teatro, conferencias, informes de gobierno y tomas de protesta.

Para quienes tuvimos la oportunidad de asistir de niños al cine Madero, sin duda uno de los atractivos era la flamante dulcería, en serio que podíamos compararla con las salas de los cines de los Estados Unidos. Con esas vitrinas iluminadas, rellenas de dulces, chocolates, chicles, gomitas, paletas heladas y de dulce. Las palomitas de maíz en sus bolsas de diferentes tamaños y bañadas de salsa valentina. Los helados en copas como los “Holanda”, las pasitas de chocolate “Escalona”, las lenguas de gato “Bremen”, los muéganos en una bolsita en la que

se pegaba la mayor parte, los mazapanes, las "peritas" de hierbabuena o de anís, los "corazoncitos perfumados", la bolsita de cacahuates, las semillas o simplemente los chicles "Canels" "chiclets Adams" en su presentación de cuatro pastillas de sabor menta, canela, hierbabuena y tutifruti. Los Sugus de colores y las pastillas salvavidas de caramelo, los refrescos eran vaciados de su envase de vidrio para llenar un vaso "encerado"

También podíamos degustar los muy modernos sándwich clásico de triangulito de jamón con queso amarillo y su raja de chile en vinagre, en algunos cines los sándwiches eran envueltos en bolsita de plástico.

Comprar en la dulcería de los cines era un "lujo", había gente que compraba sus golosinas antes de entrar al cine y poder disfrutar de la película sin interrupciones,

Pero lo que ponía la cereza del pastel, ¡eran los deliciosos Hot hog! No sé por qué el sabor era tan espectacular, si no tenía nada de rimbombante, un pan de medias noches, salchicha frita, mayonesa, cátsup, ¡poco de tomate y cebolla picada y ya! He llegado a la conclusión que ese sabor lo daba el ambiente del cine y todo el concepto que se desarrollaba ahí.

Tremendas películas que hoy son clásicas se proyectaron ahí, Tiburón, E.T., Los Power Ranger , Mujer Bonita, Jurassic Park y muchas más.

Después, en 1991 aparecen los Blockbuster, impactando de manera negativa a los cines, porque podíamos ir a rentar películas y verlas en la comodidad de nuestra casa, sin gastar tanto. Y no se diga ahora que por Netflix u otras plataformas digitales.

Pero nada de eso se compara con la experiencia vivida en los cines, ya fuera en familia, con los amigos o el novio, ¡ufff qué recuerdos! El México que se unos fue.

Y usted, ¿recuerda esas idas al cine o prefiere ver películas en el celular o la televisión?

Nos leemos el próximo lunes DESDE EL FARO

Los cines para muchos fue todo un estilo de vida, lleno de recuerdos, vivencias, emociones y hasta se puede decir ilusiones.

Increíblemente, aunque usted mi muy distinguido lector, en Ciudad Madero llegamos a tener hasta ocho cines teatros en donde la diversión sana y familiar permitía disfrutar de espectáculos culturales y de entretenimiento.

Desde los cines de madera y algunos sin techos, como el cine Terraza que se encontraba en la Galeana en donde las bancas de madera eran muy incómodas, ya que no se parecían en nada a las cómodas y reclinables butacas actuales. Amén que no se viniera la lluvia porque se acababa la función. Las proyecciones de las películas se miraban en una pared blanca o una manta. El famoso “cácaro” era el operador encargado de hacer ese singular trabajo, pero si por alguna razón la película se enredaba o se rompía, el público espectador inmediatamente le gritaba, ¡Hey Cácarooo!.

Como parte del moderno cine mudo que se desarrolló de 1895 a 1929 escasamente con apenas unos subtítulos en la secuencia para conocer los diálogos. Más tarde entra el cine sonoro. Recordemos que para esa fecha ya estábamos constituidos como Villa Cecilia y en 1930 fuimos elevados al rango de Ciudad. Y con ello el desarrollo de una pujante población petrolera que requería de lugares de esparcimiento y sana diversión familiar

Algunos cines que ya pasaron a la historia fueron el Cine teatro “El Águila”, que después dio paso al cine Tamesí, el cine Obrero, el cine Rojo, el cine chino, entre otros

La época en que el famoso cine teatro “Madero”, se inauguró sustituyendo al recordado cine Tamesí, viene a imperar la moderna sala de cine con un teatro y varias salas de cine. Que no solo se proyectaban películas, sino también se presentaban obras de teatro, conferencias, informes de gobierno y tomas de protesta.

Para quienes tuvimos la oportunidad de asistir de niños al cine Madero, sin duda uno de los atractivos era la flamante dulcería, en serio que podíamos compararla con las salas de los cines de los Estados Unidos. Con esas vitrinas iluminadas, rellenas de dulces, chocolates, chicles, gomitas, paletas heladas y de dulce. Las palomitas de maíz en sus bolsas de diferentes tamaños y bañadas de salsa valentina. Los helados en copas como los “Holanda”, las pasitas de chocolate “Escalona”, las lenguas de gato “Bremen”, los muéganos en una bolsita en la que

se pegaba la mayor parte, los mazapanes, las "peritas" de hierbabuena o de anís, los "corazoncitos perfumados", la bolsita de cacahuates, las semillas o simplemente los chicles "Canels" "chiclets Adams" en su presentación de cuatro pastillas de sabor menta, canela, hierbabuena y tutifruti. Los Sugus de colores y las pastillas salvavidas de caramelo, los refrescos eran vaciados de su envase de vidrio para llenar un vaso "encerado"

También podíamos degustar los muy modernos sándwich clásico de triangulito de jamón con queso amarillo y su raja de chile en vinagre, en algunos cines los sándwiches eran envueltos en bolsita de plástico.

Comprar en la dulcería de los cines era un "lujo", había gente que compraba sus golosinas antes de entrar al cine y poder disfrutar de la película sin interrupciones,

Pero lo que ponía la cereza del pastel, ¡eran los deliciosos Hot hog! No sé por qué el sabor era tan espectacular, si no tenía nada de rimbombante, un pan de medias noches, salchicha frita, mayonesa, cátsup, ¡poco de tomate y cebolla picada y ya! He llegado a la conclusión que ese sabor lo daba el ambiente del cine y todo el concepto que se desarrollaba ahí.

Tremendas películas que hoy son clásicas se proyectaron ahí, Tiburón, E.T., Los Power Ranger , Mujer Bonita, Jurassic Park y muchas más.

Después, en 1991 aparecen los Blockbuster, impactando de manera negativa a los cines, porque podíamos ir a rentar películas y verlas en la comodidad de nuestra casa, sin gastar tanto. Y no se diga ahora que por Netflix u otras plataformas digitales.

Pero nada de eso se compara con la experiencia vivida en los cines, ya fuera en familia, con los amigos o el novio, ¡ufff qué recuerdos! El México que se unos fue.

Y usted, ¿recuerda esas idas al cine o prefiere ver películas en el celular o la televisión?

Nos leemos el próximo lunes DESDE EL FARO