/ martes 6 de febrero de 2024

Economía para todos | Desde el extranjero

Año con año, las remesas siguen consolidándose como un componente significativo de la balanza de pagos en nuestro país.

Las remesas provenientes de distintas latitudes hacia México son una corriente financiera que va más allá de las fronteras geográficas, tejiendo un vínculo económico. Estas transferencias de dinero, enviadas por trabajadores mexicanos que laboran en el extranjero a sus familias en México, tienen repercusiones significativas en la economía mexicana.

Con ello, el flujo de remesas ha ido en aumento en los últimos años, consolidándose como una fuente crucial de ingresos para muchas familias en México. Según información del Banco de México, en 2023, las remesas a México alcanzaron un nivel histórico, alcanzando poco más de los 63 mil 312 millones de dólares —provenientes principalmente de EE.UU., Canadá, Ecuador, Guatemala y Colombia, por mencionar los cinco primeros—, representando un aumento del 7.55 por ciento en comparación con el 2022 y destacando la importancia creciente de este flujo financiero.

Dentro de esta cifra, y hablando del destino geográfico mexicano de las remesas, Tamaulipas se ubicó en el lugar 21 de las entidades federativas en cuanto a captación de remesas, donde los primeros cinco estados fueron Guanajuato (8.55 por ciento de las remesas ingresadas al país), Michoacán (8.54 por ciento), Jalisco (8.46 por ciento), Chiapas (6.90 por ciento) y Estado de México (6.88 por ciento). Para Tamaulipas, los ingresos por remesas fueron poco más de mil 100 millones de dólares durante el año 2023, significando un 1.74 por ciento de las remesas que ingresaron a lo largo y ancho de nuestro país.

En tanto, a nivel municipal, de los poco más de mil 100 millones de dólares ingresados a tierras tamaulipecas, poquito más de la mitad (50.43 por ciento) fueron a parar a la franja fronteriza, teniendo como principal destino los municipios de Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo, Río Bravo, Miguel Alemán y Valle Hermoso. Además, dentro de los quince municipios tamaulipecos que tuvieron mayores ingresos por remesas distintos a los fronterizos (de mayor a menor distribución porcentual por municipio), se encuentran la capital Ciudad Victoria, Tampico, El Mante, Tula, Altamira, Ciudad Madero, González, San Fernando y Aldama, significando un 43.79 por ciento de las remesas tamaulipecas. Mientras que, el resto de la distribución porcentual (5.78 por ciento), se distribuyó a través de los veinticinco municipios restantes del estado tamaulipeco.

Por otra parte, las remesas desempeñan un papel vital en el bienestar económico de muchas familias mexicanas. Para aquellos que las reciben, estas transferencias a menudo constituyen una parte sustancial de sus ingresos. Se destinan a cubrir necesidades básicas, como alimentación, vivienda, educación y atención médica. Mientras que, en la mayoría de los casos, las remesas actúan como un salvavidas financiero, especialmente en comunidades donde las oportunidades económicas son limitadas.

De igual forma, además de satisfacer las necesidades básicas, las remesas también impulsan el desarrollo local y el espíritu emprendedor. Algunos receptores de remesas optan por invertir en pequeños negocios locales, contribuyendo así al crecimiento económico en sus comunidades, generando un efecto multiplicador que permite impulsar el empleo y fomentar la actividad empresarial a nivel local.

Asimismo, a nivel macroeconómico, las remesas también desempeñan un papel significativo. El ingreso constante proveniente de estas transferencias contribuye a la estabilidad financiera del país. En momentos de crisis económicas o incertidumbre, las remesas pueden actuar como un amortiguador, proporcionando una fuente adicional de ingresos que ayuda a suavizar los impactos adversos. No obstante, a pesar de sus beneficios, la dependencia excesiva de las remesas también plantea desafíos.

La economía mexicana no debería basar su estabilidad en un flujo externo que está sujeto a factores como las políticas migratorias extranjeras y las condiciones económicas. Siendo así, las remesas no solo son un flujo financiero, sino un nexo humano y económico que conecta dos realidades. A medida que este fenómeno continúa evolucionando, es crucial que México gestione este recurso de manera estratégica, buscando no solo maximizar sus beneficios inmediatos, sino también construir una economía más robusta y resiliente a largo plazo. En suma, las remesas son un recordatorio de la interconexión global y de cómo las acciones económicas en un lugar pueden tener un impacto profundo en otro, forjando un lazo económico que trasciende fronteras.

Año con año, las remesas siguen consolidándose como un componente significativo de la balanza de pagos en nuestro país.

Las remesas provenientes de distintas latitudes hacia México son una corriente financiera que va más allá de las fronteras geográficas, tejiendo un vínculo económico. Estas transferencias de dinero, enviadas por trabajadores mexicanos que laboran en el extranjero a sus familias en México, tienen repercusiones significativas en la economía mexicana.

Con ello, el flujo de remesas ha ido en aumento en los últimos años, consolidándose como una fuente crucial de ingresos para muchas familias en México. Según información del Banco de México, en 2023, las remesas a México alcanzaron un nivel histórico, alcanzando poco más de los 63 mil 312 millones de dólares —provenientes principalmente de EE.UU., Canadá, Ecuador, Guatemala y Colombia, por mencionar los cinco primeros—, representando un aumento del 7.55 por ciento en comparación con el 2022 y destacando la importancia creciente de este flujo financiero.

Dentro de esta cifra, y hablando del destino geográfico mexicano de las remesas, Tamaulipas se ubicó en el lugar 21 de las entidades federativas en cuanto a captación de remesas, donde los primeros cinco estados fueron Guanajuato (8.55 por ciento de las remesas ingresadas al país), Michoacán (8.54 por ciento), Jalisco (8.46 por ciento), Chiapas (6.90 por ciento) y Estado de México (6.88 por ciento). Para Tamaulipas, los ingresos por remesas fueron poco más de mil 100 millones de dólares durante el año 2023, significando un 1.74 por ciento de las remesas que ingresaron a lo largo y ancho de nuestro país.

En tanto, a nivel municipal, de los poco más de mil 100 millones de dólares ingresados a tierras tamaulipecas, poquito más de la mitad (50.43 por ciento) fueron a parar a la franja fronteriza, teniendo como principal destino los municipios de Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo, Río Bravo, Miguel Alemán y Valle Hermoso. Además, dentro de los quince municipios tamaulipecos que tuvieron mayores ingresos por remesas distintos a los fronterizos (de mayor a menor distribución porcentual por municipio), se encuentran la capital Ciudad Victoria, Tampico, El Mante, Tula, Altamira, Ciudad Madero, González, San Fernando y Aldama, significando un 43.79 por ciento de las remesas tamaulipecas. Mientras que, el resto de la distribución porcentual (5.78 por ciento), se distribuyó a través de los veinticinco municipios restantes del estado tamaulipeco.

Por otra parte, las remesas desempeñan un papel vital en el bienestar económico de muchas familias mexicanas. Para aquellos que las reciben, estas transferencias a menudo constituyen una parte sustancial de sus ingresos. Se destinan a cubrir necesidades básicas, como alimentación, vivienda, educación y atención médica. Mientras que, en la mayoría de los casos, las remesas actúan como un salvavidas financiero, especialmente en comunidades donde las oportunidades económicas son limitadas.

De igual forma, además de satisfacer las necesidades básicas, las remesas también impulsan el desarrollo local y el espíritu emprendedor. Algunos receptores de remesas optan por invertir en pequeños negocios locales, contribuyendo así al crecimiento económico en sus comunidades, generando un efecto multiplicador que permite impulsar el empleo y fomentar la actividad empresarial a nivel local.

Asimismo, a nivel macroeconómico, las remesas también desempeñan un papel significativo. El ingreso constante proveniente de estas transferencias contribuye a la estabilidad financiera del país. En momentos de crisis económicas o incertidumbre, las remesas pueden actuar como un amortiguador, proporcionando una fuente adicional de ingresos que ayuda a suavizar los impactos adversos. No obstante, a pesar de sus beneficios, la dependencia excesiva de las remesas también plantea desafíos.

La economía mexicana no debería basar su estabilidad en un flujo externo que está sujeto a factores como las políticas migratorias extranjeras y las condiciones económicas. Siendo así, las remesas no solo son un flujo financiero, sino un nexo humano y económico que conecta dos realidades. A medida que este fenómeno continúa evolucionando, es crucial que México gestione este recurso de manera estratégica, buscando no solo maximizar sus beneficios inmediatos, sino también construir una economía más robusta y resiliente a largo plazo. En suma, las remesas son un recordatorio de la interconexión global y de cómo las acciones económicas en un lugar pueden tener un impacto profundo en otro, forjando un lazo económico que trasciende fronteras.