/ martes 5 de marzo de 2024

Economía para todos / Escasez a cuenta gota

El agua es un recurso fundamental que sustenta la vida y juega un papel crucial en la economía de cualquier país.

El agua ha sido un elemento fundamental en la historia de la humanidad, moldeando el curso de las civilizaciones desde tiempos inmemoriales. En las antiguas culturas de Egipto, Mesopotamia, India y China, los ríos como el Nilo, el Tigris, el Indo y el Yangtsé fueron vitales para el florecimiento de las sociedades, proporcionando agua para la supervivencia y el desarrollo económico. La dominación del agua mediante sistemas de irrigación y canalización permitió el cultivo de tierras fértiles y el desarrollo de economías agrícolas prósperas.

Durante el Imperio Romano, los avances en la ingeniería hidráulica llevaron a la construcción de acueductos, sistemas de alcantarillado y baños públicos que distribuían agua potable a las ciudades y pueblos, facilitando el crecimiento urbano y el desarrollo económico. En la Edad Feudal, los señores feudales construían castillos cerca de fuentes de agua para asegurar su acceso y control, mientras que, los campesinos dependían del agua para la agricultura y la ganadería, y los molinos de agua se convirtieron en una característica común del paisaje rural.

De igual forma, en el mercantilismo en Europa, el agua fue vital para el transporte marítimo y el comercio internacional, facilitando la conexión entre centros comerciales y el desarrollo económico. Ya en la Revolución Industrial, el agua impulsó la expansión industrial, proporcionando vías de transporte para materias primas y energía hidráulica para impulsar la maquinaria industrial. En suma, durante el siglo XX, la demanda de agua aumentó con el crecimiento demográfico y la industrialización, lo que llevó a la construcción de infraestructuras masivas para abastecer a las crecientes poblaciones y apoyar las actividades económicas.

Hoy en día, el agua sigue siendo fundamental para la economía, con importantes roles en la agricultura, la industria, el suministro de agua potable, el turismo y la generación de energía hidroeléctrica. Sin embargo, la escasez de agua, la contaminación y el cambio climático representan desafíos importantes para la gestión sostenible de este recurso vital.

En México, la escasez del agua es una realidad que enfrentamos, con regiones que experimentan estrés hídrico debido a factores como la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua y el cambio climático.

Por su parte, el agua desempeña múltiples roles en la economía, desde ser un insumo esencial en la producción agrícola e industrial hasta ser un recurso indispensable para el turismo y el ocio. En el sector agrícola, el agua es vital para el riego de cultivos y el mantenimiento de la productividad agrícola. En la industria, el agua se utiliza en procesos de fabricación y refrigeración, siendo un componente esencial en la producción de bienes y servicios. Además, el agua también es un atractivo turístico, especialmente en destinos costeros y de ecoturismo, generando ingresos significativos para la economía.

Los impactos económicos de la falta de agua en México son significativos y se manifiestan en múltiples formas. En el sector agrícola, la escasez de agua puede llevar a la disminución de la producción de cultivos y al aumento de los costos de riego, lo que afecta la rentabilidad de los agricultores y la seguridad alimentaria del país. En el sector industrial, la escasez de agua puede provocar interrupciones en la producción y aumentar los costos de operación para las empresas. Asimismo, la escasez de agua puede afectar el turismo y la recreación, reduciendo los ingresos y el empleo en estas industrias clave.

De acuerdo al Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), de las principales presas de México y con información al 3 de marzo de 2024, en Tamaulipas existe un promedio de 28 por ciento de almacenamiento en los principales mantos acuíferos. Específicamente, en el sistema Lagunario Chairel que abastece al sur de Tamaulipas —a esta misma fecha—, cuenta con un almacenamiento de cincuenta por ciento de su máxima capacidad. No obstante, de acuerdo a la misma fuente, desde 2014 ha presentado una tendencia a la baja en cuanto a su almacenamiento, cuando tuvo un máximo de 794 hectómetros cúbicos (hm3). Durante 2023, el sistema Lagunario tuvo en promedio un almacenamiento de 474.6 hm3, mientras que, en lo que va del año, el promedio ronda en 410.28 hm3.

Con ello, es evidente que se necesitan medidas urgentes para abordar esta situación y garantizar un suministro adecuado de agua para la población y las actividades económicas en la región.

Asimismo, es fundamental que las autoridades locales y nacionales trabajen en conjunto con la sociedad civil y el sector privado para implementar estrategias de conservación del agua, promover prácticas agrícolas y industriales sostenibles, y mejorar la infraestructura de almacenamiento y distribución de agua en la región y en nuestro país. Además, se deben tomar medidas para sensibilizar a la población sobre la importancia de conservar el agua y fomentar un uso responsable de este recurso vital.

El agua no solo es un recurso vital para la supervivencia humana, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico y el bienestar de las sociedades. Desde la antigüedad hasta la actualidad, su importancia en la agricultura, la industria, el comercio y la vida cotidiana ha sido innegable. La gestión sostenible del agua es crucial para garantizar su disponibilidad continua y para abordar los desafíos futuros relacionados con la escasez y la contaminación. Es responsabilidad de todos, tanto a nivel individual como colectivo, tomar medidas para proteger y conservar este recurso invaluable, asegurando así un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.

Regeneración 19

El agua es un recurso fundamental que sustenta la vida y juega un papel crucial en la economía de cualquier país.

El agua ha sido un elemento fundamental en la historia de la humanidad, moldeando el curso de las civilizaciones desde tiempos inmemoriales. En las antiguas culturas de Egipto, Mesopotamia, India y China, los ríos como el Nilo, el Tigris, el Indo y el Yangtsé fueron vitales para el florecimiento de las sociedades, proporcionando agua para la supervivencia y el desarrollo económico. La dominación del agua mediante sistemas de irrigación y canalización permitió el cultivo de tierras fértiles y el desarrollo de economías agrícolas prósperas.

Durante el Imperio Romano, los avances en la ingeniería hidráulica llevaron a la construcción de acueductos, sistemas de alcantarillado y baños públicos que distribuían agua potable a las ciudades y pueblos, facilitando el crecimiento urbano y el desarrollo económico. En la Edad Feudal, los señores feudales construían castillos cerca de fuentes de agua para asegurar su acceso y control, mientras que, los campesinos dependían del agua para la agricultura y la ganadería, y los molinos de agua se convirtieron en una característica común del paisaje rural.

De igual forma, en el mercantilismo en Europa, el agua fue vital para el transporte marítimo y el comercio internacional, facilitando la conexión entre centros comerciales y el desarrollo económico. Ya en la Revolución Industrial, el agua impulsó la expansión industrial, proporcionando vías de transporte para materias primas y energía hidráulica para impulsar la maquinaria industrial. En suma, durante el siglo XX, la demanda de agua aumentó con el crecimiento demográfico y la industrialización, lo que llevó a la construcción de infraestructuras masivas para abastecer a las crecientes poblaciones y apoyar las actividades económicas.

Hoy en día, el agua sigue siendo fundamental para la economía, con importantes roles en la agricultura, la industria, el suministro de agua potable, el turismo y la generación de energía hidroeléctrica. Sin embargo, la escasez de agua, la contaminación y el cambio climático representan desafíos importantes para la gestión sostenible de este recurso vital.

En México, la escasez del agua es una realidad que enfrentamos, con regiones que experimentan estrés hídrico debido a factores como la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua y el cambio climático.

Por su parte, el agua desempeña múltiples roles en la economía, desde ser un insumo esencial en la producción agrícola e industrial hasta ser un recurso indispensable para el turismo y el ocio. En el sector agrícola, el agua es vital para el riego de cultivos y el mantenimiento de la productividad agrícola. En la industria, el agua se utiliza en procesos de fabricación y refrigeración, siendo un componente esencial en la producción de bienes y servicios. Además, el agua también es un atractivo turístico, especialmente en destinos costeros y de ecoturismo, generando ingresos significativos para la economía.

Los impactos económicos de la falta de agua en México son significativos y se manifiestan en múltiples formas. En el sector agrícola, la escasez de agua puede llevar a la disminución de la producción de cultivos y al aumento de los costos de riego, lo que afecta la rentabilidad de los agricultores y la seguridad alimentaria del país. En el sector industrial, la escasez de agua puede provocar interrupciones en la producción y aumentar los costos de operación para las empresas. Asimismo, la escasez de agua puede afectar el turismo y la recreación, reduciendo los ingresos y el empleo en estas industrias clave.

De acuerdo al Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), de las principales presas de México y con información al 3 de marzo de 2024, en Tamaulipas existe un promedio de 28 por ciento de almacenamiento en los principales mantos acuíferos. Específicamente, en el sistema Lagunario Chairel que abastece al sur de Tamaulipas —a esta misma fecha—, cuenta con un almacenamiento de cincuenta por ciento de su máxima capacidad. No obstante, de acuerdo a la misma fuente, desde 2014 ha presentado una tendencia a la baja en cuanto a su almacenamiento, cuando tuvo un máximo de 794 hectómetros cúbicos (hm3). Durante 2023, el sistema Lagunario tuvo en promedio un almacenamiento de 474.6 hm3, mientras que, en lo que va del año, el promedio ronda en 410.28 hm3.

Con ello, es evidente que se necesitan medidas urgentes para abordar esta situación y garantizar un suministro adecuado de agua para la población y las actividades económicas en la región.

Asimismo, es fundamental que las autoridades locales y nacionales trabajen en conjunto con la sociedad civil y el sector privado para implementar estrategias de conservación del agua, promover prácticas agrícolas y industriales sostenibles, y mejorar la infraestructura de almacenamiento y distribución de agua en la región y en nuestro país. Además, se deben tomar medidas para sensibilizar a la población sobre la importancia de conservar el agua y fomentar un uso responsable de este recurso vital.

El agua no solo es un recurso vital para la supervivencia humana, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico y el bienestar de las sociedades. Desde la antigüedad hasta la actualidad, su importancia en la agricultura, la industria, el comercio y la vida cotidiana ha sido innegable. La gestión sostenible del agua es crucial para garantizar su disponibilidad continua y para abordar los desafíos futuros relacionados con la escasez y la contaminación. Es responsabilidad de todos, tanto a nivel individual como colectivo, tomar medidas para proteger y conservar este recurso invaluable, asegurando así un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.

Regeneración 19