Una idea generalizada sobre el éxito de un modelo de desarrollo está orientado a identificar las condiciones que éste ofrece a la población, a fin de que provea las mejoras en su bienestar de tal forma que se refleje en la esperanza de vida al nacer. Claro está que existen elementos de índole contextual, cultural y por qué no hasta históricos, que se relaciona con los años que una persona tiene en promedio la posibilidad de vivir a partir de que nace. En algunos análisis se considera que una esperanza de vida alta indica un mejor desarrollo económico y social para la población.
Al respecto, en el caso de nuestro país, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos años, si partimos que en 1930 de acuerdo con datos del INEGI las personas vivían en promedio 34 años, esta referencia estaba asociada a una serie de factores que tienen que ver con el acceso a los sistemas de salud, a una dieta nutritiva y de calidad, así como a factores de índole contextual en concordancia con el momento histórico que se vivía, 40 años después, ya en 1970 este indicador se ubicó en 61 años, este incremento en la esperanza de vida, se asocia directamente a las políticas de bienestar implementadas en la época post revolucionaria, en la que se pretendió a través de la denominada justicia social, dotar a toda la población a fin de que tuviera acceso a los sistemas de salud, ya que a partir de la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social en 1943 se aperturó la posibilidad de que los trabajadores tuvieran acceso a un sistema de seguridad social. Por otro lado, desde 1921 que se fundó la Secretaría de Educación Pública, se inició la construcción de un sistema de acceso gratuito a la educación para todos los sectores de la población.
Con lo anterior, dentro del marco del diseño de las políticas públicas, aparecen aquellas orientadas a generar un estado de bienestar para la población, con estos sectores puestos en marcha, por una parte la educación y por la otra la salud, de tal manera que se promovieron mejoras sustanciales en la mayoría de la población, aunado a la creación de una serie de instituciones públicas que beneficiaron las condiciones económicas y sociales que imperaron posterior al movimiento revolucionario.
Con el desarrollo de los sistemas de salud, y con el continuo aumento de la escolaridad de la población mexicana, el acceso cada vez mayor a la información sobre la importancia de una alimentación y vida saludable, es que iniciamos el año 2000 con una esperanza de vida al nacer de la población mexicana de 76 años en promedio para las mujeres y de 71 años para los hombres, ya para el año 2022 la esperanza de vida ascendió a 78 años para las mujeres y 73 años para los hombres, sin lugar a duda si comparamos la esperanza de vida actual ahora que se tenía en los años 30 del siglo pasado el incremento en la esperanza de vida es significativamente superior.
Por entidad federativa, considerando el promedio nacional que es de 75.5 años, se encuentran las entidades con mayor nivel de vida entre las que destacan: Ciudad de México con 77 años, Aguascalientes, Baja California, Nuevo León y Baja California Sur con 76 años. De las entidades con menor esperanza de vida a nivel nacional se encuentran el estado de Guerrero con 74 años, Oaxaca, Chiapas y Veracruz con 75. En el caso del Estado de Tamaulipas, la esperanza de vida es de 76 años.
Por lo anterior, cabe hacer mención, que un estado de bienestar se refiere aquellas políticas públicas orientadas a proveer una serie de derechos ciudadanos con la finalidad de garantizar el acceso aquellos servicios públicos que garanticen el bienestar de los ciudadanos, por ello, es necesario construir acciones programáticas y presupuestales con el objetivo de beneficiar a los ciudadanos en general, principalmente a través de la salud, la educación, la alimentación y el disfrute de una vida libre de cualquier acto de discriminación o violencia.
Regeneración 19