/ lunes 6 de enero de 2020

El caso de Clint Eastwood


Sin duda, Clint Eastwood es una alta referencia en la cinematografía mundial.

Cada película suya es un legado de hecho. Y en sus últimos años, su mirada ha estado opuesta al del Universo Marvel. Me explico.

Mientras los grandes estudios se han enfocado al descarado asunto de atiborrar la taquilla con personajes que son héroes imponentes y de otros planetas, incluso, que tienen como única ocupación exterminar la amenaza que representan, igualmente, seres de otros mundos, Eastwood se ha empeñado en decirnos que no hay que ir tan lejos: aquí, en el autobús, en la plaza pública, en la fábrica, en los muelles, en la gente de a pie subyacen personas que por sus actos pueden ser considerados héroes.

Si una de las características del cine de Eastwood ha sido el humanismo con el que cobija a sus personajes (Río místico/ 2003, Million Dollar Baby/ 2004, Gran Torino/ 2008), en su más reciente filme El caso de Richard Jewell/ 2019, Eastwood continúa en la exploración de estos héroes contando la historia verídica del guardia de seguridad Richard Jewell quien, durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, encontró una mochila que contenía artefactos explosivos y que hacía peligrar la vida de cientos de asistentes a los conciertos de música en el Centennial Park.

Gracias a los buenos oficios de Jewell que puso en alerta a los cuerpos de seguridad pública es que el asunto no alcanzó niveles catastróficos, si bien murieron dos personas y quedaron decenas de heridos.

La acción mediática de este suceso puso en los cuernos de la luna el nombre de Richard Jewell (impecablemente interpretado por Paul Walter Hauser) quien se convirtió en un repentino héroe. Sin embargo, a los pocos días un artículo de la periodista Kathy Scruggs/ Olivia Wilde, del rotativo The Atlanta Journal, coloca a Jewell como el sospechoso principal del FBI de dicho acto terrorista.

Con mano maestra Eastwood imbrica su narración desde tres aristas: la vida plana de Jewell, sin más aspiraciones que la de ser un guardia de seguridad (vive aún con su madre/ Kathy Bates); la reacción del FBI sin más pistas que las dictadas por la prensa, y la voracidad de la prensa por instaurarse como rectora de las libertades civiles.

Y en este último punto es donde Eastwood lanza dardos arriesgados: deja entrever que la periodista Scruggs consiguió con favores sexuales la primicia de sospechoso de Jewell por parte del FBI. Los reclamos reales del periódico y de familiares de la periodista muerta en 2001 han sido tales que la productora del filme, Warner Bros. Pictures, se ha deslindado al respecto declarando que se tomaron ciertas licencias en aras del mejor funcionamiento de la ficción.

Lo esencial del filme está en la paranoia dual del público estadounidense en cuanto a ensalzar al héroe y, a la vez, destruirlo. Pero es Clint Eastwood. Y la crítica de su película va más al fondo: a la falta de ética de todos los actores sociales, políticos y medios de comunicación americanos. Jewell para Eastwood fue crucificado como un terrorista que, y al final se le reivindicó, fue en realidad un hombre común y corriente que lo convirtieron en un héroe.

El caso de Richard Jewell se exhibe en los cines de Tampico, Consulte la cartelera.twitter: @deandaalejandro


Sin duda, Clint Eastwood es una alta referencia en la cinematografía mundial.

Cada película suya es un legado de hecho. Y en sus últimos años, su mirada ha estado opuesta al del Universo Marvel. Me explico.

Mientras los grandes estudios se han enfocado al descarado asunto de atiborrar la taquilla con personajes que son héroes imponentes y de otros planetas, incluso, que tienen como única ocupación exterminar la amenaza que representan, igualmente, seres de otros mundos, Eastwood se ha empeñado en decirnos que no hay que ir tan lejos: aquí, en el autobús, en la plaza pública, en la fábrica, en los muelles, en la gente de a pie subyacen personas que por sus actos pueden ser considerados héroes.

Si una de las características del cine de Eastwood ha sido el humanismo con el que cobija a sus personajes (Río místico/ 2003, Million Dollar Baby/ 2004, Gran Torino/ 2008), en su más reciente filme El caso de Richard Jewell/ 2019, Eastwood continúa en la exploración de estos héroes contando la historia verídica del guardia de seguridad Richard Jewell quien, durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, encontró una mochila que contenía artefactos explosivos y que hacía peligrar la vida de cientos de asistentes a los conciertos de música en el Centennial Park.

Gracias a los buenos oficios de Jewell que puso en alerta a los cuerpos de seguridad pública es que el asunto no alcanzó niveles catastróficos, si bien murieron dos personas y quedaron decenas de heridos.

La acción mediática de este suceso puso en los cuernos de la luna el nombre de Richard Jewell (impecablemente interpretado por Paul Walter Hauser) quien se convirtió en un repentino héroe. Sin embargo, a los pocos días un artículo de la periodista Kathy Scruggs/ Olivia Wilde, del rotativo The Atlanta Journal, coloca a Jewell como el sospechoso principal del FBI de dicho acto terrorista.

Con mano maestra Eastwood imbrica su narración desde tres aristas: la vida plana de Jewell, sin más aspiraciones que la de ser un guardia de seguridad (vive aún con su madre/ Kathy Bates); la reacción del FBI sin más pistas que las dictadas por la prensa, y la voracidad de la prensa por instaurarse como rectora de las libertades civiles.

Y en este último punto es donde Eastwood lanza dardos arriesgados: deja entrever que la periodista Scruggs consiguió con favores sexuales la primicia de sospechoso de Jewell por parte del FBI. Los reclamos reales del periódico y de familiares de la periodista muerta en 2001 han sido tales que la productora del filme, Warner Bros. Pictures, se ha deslindado al respecto declarando que se tomaron ciertas licencias en aras del mejor funcionamiento de la ficción.

Lo esencial del filme está en la paranoia dual del público estadounidense en cuanto a ensalzar al héroe y, a la vez, destruirlo. Pero es Clint Eastwood. Y la crítica de su película va más al fondo: a la falta de ética de todos los actores sociales, políticos y medios de comunicación americanos. Jewell para Eastwood fue crucificado como un terrorista que, y al final se le reivindicó, fue en realidad un hombre común y corriente que lo convirtieron en un héroe.

El caso de Richard Jewell se exhibe en los cines de Tampico, Consulte la cartelera.twitter: @deandaalejandro