/ miércoles 12 de agosto de 2020

El Cumpleaños del Perro | Agosto sobre Tampico

Agosto sobre Tampico, entre olor a Covid y recuerdos de Ángel Castro o Pepito el Terrestre o el maestro Giadans o la voz de Genaro Salinas o las fogatas a medianoche en la playa Miramar.

Acudir al octavo mes significa haber sorteado siete aduanas, nombres centenarios que caben en un calendario. Cómo arrumbar las voces que nos persiguen en nuestros sueños más antiguos, cómo intuir que la herrumbre es señal de vida, experiencia biológica, humedad exiliada. Cómo acercar el oído a la bocina de los años y percatarse de la ausencia de ruidos conocidos. Cómo aislar el miedo y no salir corriendo. Las gotas de agua que caen guardan miradas, anhelos de cielos que no nos pertenecen pero que nos habitan y nos invitan a redimirnos de pensamientos de estíos. Volver al lugar de las apariciones inutiliza la teoría de la huida (huir es desaparecer en uno mismo) para retornar a otros territorios que no conocen estas huellas. Y si agosto pasa del medio año está más del próximo año, menos de éste que nos costó sangre no derramada y sí disminuida. Construir la casa significa reunir las ilusiones húmedas que nos habitaron, que nos pidieron existir algún día. La construcción empieza con el primer beso. Si el crepúsculo no está habituado a la sangre desnuda, al grito del alba es porque la edificación no ha comenzado. Empieza con las manos unidas, con la mirada puesta en un mismo punto. Vuelvo a agosto porque nací en él. Es pretencioso vestirse con el traje deseado, nunca con el propio. No creo en los horóscopos, los mesías de la facundia. Creo en las estrellas -en las luces con gases y vapores que ya no existen- que en el firmamento nos mienten con mundos celestes posibles.

Acudir al octavo mes es meterse en la noche y el día. Resignarse, alistarse en la ausencia de las cosas. Nada abarca al tiempo como el tiempo. Es un dios el tiempo. Y los dioses son siempre grandes, inalcanzables. En un mes se extienden la historia y los mitos para retornar a la espera de los sucesos. Me repito y me repiten: Nos repetimos en un camino de Moebius apenas proponiendo rutas nuevas.

Agosto tiene sombras y luces, palabras y silencios. Mi sombra pertenece a los dominios del miedo. En una isla las sombras les tocan a todos sus moradores. Nunca es palabra proscrita. No advierten que la luz, juguete infame de la verdad, miente sobre las formas. La sombra es un viaje alterno al silencio, al naufragio de los años. Nombrar la luz permite que salgan fantasmas -sombras-, a desmentir al tiempo.

¿Qué significa agosto con los años? La respuesta está en las paredes, en las habitaciones del tiempo. Todo se malgasta, se desintegra. Lo inmenso de un día cae al volver la mirada hacia atrás. Mirar no es otra cosa que desconfiar. Miramos porque no confiamos. La fe -esa perra maltratada- sería confiable si el mundo estuviera ciego. Lo único que modifica al pasado - Oscar Wilde nos los dijo- es el arrepentimiento... Las aguas de agosto sepultan relojes y agendas. Y llevan el barco a altamar. Octavo capitán del tiempo, majestuoso, sorteaste siete aduanas, sombras bañadas por una luz especial...

Agosto tiene sombras y luces, palabras y silencios. Mi sombra pertenece a los dominios del miedo

Agosto sobre Tampico, entre olor a Covid y recuerdos de Ángel Castro o Pepito el Terrestre o el maestro Giadans o la voz de Genaro Salinas o las fogatas a medianoche en la playa Miramar.

Acudir al octavo mes significa haber sorteado siete aduanas, nombres centenarios que caben en un calendario. Cómo arrumbar las voces que nos persiguen en nuestros sueños más antiguos, cómo intuir que la herrumbre es señal de vida, experiencia biológica, humedad exiliada. Cómo acercar el oído a la bocina de los años y percatarse de la ausencia de ruidos conocidos. Cómo aislar el miedo y no salir corriendo. Las gotas de agua que caen guardan miradas, anhelos de cielos que no nos pertenecen pero que nos habitan y nos invitan a redimirnos de pensamientos de estíos. Volver al lugar de las apariciones inutiliza la teoría de la huida (huir es desaparecer en uno mismo) para retornar a otros territorios que no conocen estas huellas. Y si agosto pasa del medio año está más del próximo año, menos de éste que nos costó sangre no derramada y sí disminuida. Construir la casa significa reunir las ilusiones húmedas que nos habitaron, que nos pidieron existir algún día. La construcción empieza con el primer beso. Si el crepúsculo no está habituado a la sangre desnuda, al grito del alba es porque la edificación no ha comenzado. Empieza con las manos unidas, con la mirada puesta en un mismo punto. Vuelvo a agosto porque nací en él. Es pretencioso vestirse con el traje deseado, nunca con el propio. No creo en los horóscopos, los mesías de la facundia. Creo en las estrellas -en las luces con gases y vapores que ya no existen- que en el firmamento nos mienten con mundos celestes posibles.

Acudir al octavo mes es meterse en la noche y el día. Resignarse, alistarse en la ausencia de las cosas. Nada abarca al tiempo como el tiempo. Es un dios el tiempo. Y los dioses son siempre grandes, inalcanzables. En un mes se extienden la historia y los mitos para retornar a la espera de los sucesos. Me repito y me repiten: Nos repetimos en un camino de Moebius apenas proponiendo rutas nuevas.

Agosto tiene sombras y luces, palabras y silencios. Mi sombra pertenece a los dominios del miedo. En una isla las sombras les tocan a todos sus moradores. Nunca es palabra proscrita. No advierten que la luz, juguete infame de la verdad, miente sobre las formas. La sombra es un viaje alterno al silencio, al naufragio de los años. Nombrar la luz permite que salgan fantasmas -sombras-, a desmentir al tiempo.

¿Qué significa agosto con los años? La respuesta está en las paredes, en las habitaciones del tiempo. Todo se malgasta, se desintegra. Lo inmenso de un día cae al volver la mirada hacia atrás. Mirar no es otra cosa que desconfiar. Miramos porque no confiamos. La fe -esa perra maltratada- sería confiable si el mundo estuviera ciego. Lo único que modifica al pasado - Oscar Wilde nos los dijo- es el arrepentimiento... Las aguas de agosto sepultan relojes y agendas. Y llevan el barco a altamar. Octavo capitán del tiempo, majestuoso, sorteaste siete aduanas, sombras bañadas por una luz especial...

Agosto tiene sombras y luces, palabras y silencios. Mi sombra pertenece a los dominios del miedo