/ lunes 25 de marzo de 2024

El cumpleaños del perro / “Norteado”, una mirada al cine de indocumentados

Norteado/ 2009, película mexicana dirigida por Rigoberto Perezcano. Cuando le preguntan a Andrés/ Harold Torres “¿Vas para el otro lado? ¿Cuándo piensas cruzar?” y éste responde “lo más pronto”, es probable que Rigoberto Perezcano (Zaachila, Oaxaca-1970) haya lanzado los dados más lúdicos e irónicos sobre un tema dramático por antonomasia: la migración de indocumentados mexicanos hacia los Estados Unidos ya que el paisano oaxaqueño se quedará en Tijuana trabajando en una tienda.

Desde el nombre que le da a los policías fronterizos “¿Andrés García? ¿Como el artista?”, le curiosean con cierto asombro, Andrés verá que antes de cualquier ingreso al paraíso (o infierno, según se vea) tendrá que sortear una especie de limbo con tintes amorosos entre Cata/ Susana Couoh, encargada de la tienda, su patrona Ela/ Alicia Laguna y el amigo de ésta Asencio. En su ópera prima Rigoberto Perezcano demuestra buena mano para no incurrir en el cliché y, hasta cierto punto, en el manierismo de algunos cineastas del cine mexicano actual: la solemnidad asfixiante y pedante (Nicolás Pereda, especialmente). En cambio, Perezcano ofrece un relato contenido sí, pero con dosis admirables de auto escarnio y comedia seca digna del mejor Hal Hartley o Aki Kaurismaki (sobre todo cuando Andrés intenta de una buena vez cruzar la frontera con la ayuda de las dos mujeres).

La fotografía a ratos cuasi documental de Alejandro Cantú se reajusta cuando la historia se somete a la óptica digamos toral del filme: las vicisitudes que pasan Andrés, Ela y Cata, en un triángulo insólito dentro de nuestro cine. Por un lado se obtura en la narración del drama y destino a veces trágico de los indocumentados allende la frontera norte, empero por otro, Perezcano abre la lente para narrar los laberintos que ocurren en una frontera aún más compleja: la de los sentimientos. Andrés no puede cruzar el limítrofe de sus afectos totales, al igual que las mujeres, por la sujeción sentimental (y obligatoria acaso) con su esposa e hijos en Oaxaca.

Norteado, prometedor debut de Rigoberto Perezcano, se regodea sutilmente en su hallazgo mayor: el soterrado sentido del humor burilado con una (auto) justificada dosis antropológica.

Sería ocioso enumerar los filmes mexicanos que han tocado el tema de los indocumentados, solo basta acotar que Perezcano lo hace con un agradecible desparpajo (sobrio, sí, pero al fin y al cabo, en tono de desmán velado), sino ¿cómo explicar el tufillo intelectual cuando aparece la rola El disgusto, ejecutada por Los Relámpagos del Norte (Cornelio Reyna y Ramón Ayala)?

Norteado/ 2009, película mexicana dirigida por Rigoberto Perezcano. Cuando le preguntan a Andrés/ Harold Torres “¿Vas para el otro lado? ¿Cuándo piensas cruzar?” y éste responde “lo más pronto”, es probable que Rigoberto Perezcano (Zaachila, Oaxaca-1970) haya lanzado los dados más lúdicos e irónicos sobre un tema dramático por antonomasia: la migración de indocumentados mexicanos hacia los Estados Unidos ya que el paisano oaxaqueño se quedará en Tijuana trabajando en una tienda.

Desde el nombre que le da a los policías fronterizos “¿Andrés García? ¿Como el artista?”, le curiosean con cierto asombro, Andrés verá que antes de cualquier ingreso al paraíso (o infierno, según se vea) tendrá que sortear una especie de limbo con tintes amorosos entre Cata/ Susana Couoh, encargada de la tienda, su patrona Ela/ Alicia Laguna y el amigo de ésta Asencio. En su ópera prima Rigoberto Perezcano demuestra buena mano para no incurrir en el cliché y, hasta cierto punto, en el manierismo de algunos cineastas del cine mexicano actual: la solemnidad asfixiante y pedante (Nicolás Pereda, especialmente). En cambio, Perezcano ofrece un relato contenido sí, pero con dosis admirables de auto escarnio y comedia seca digna del mejor Hal Hartley o Aki Kaurismaki (sobre todo cuando Andrés intenta de una buena vez cruzar la frontera con la ayuda de las dos mujeres).

La fotografía a ratos cuasi documental de Alejandro Cantú se reajusta cuando la historia se somete a la óptica digamos toral del filme: las vicisitudes que pasan Andrés, Ela y Cata, en un triángulo insólito dentro de nuestro cine. Por un lado se obtura en la narración del drama y destino a veces trágico de los indocumentados allende la frontera norte, empero por otro, Perezcano abre la lente para narrar los laberintos que ocurren en una frontera aún más compleja: la de los sentimientos. Andrés no puede cruzar el limítrofe de sus afectos totales, al igual que las mujeres, por la sujeción sentimental (y obligatoria acaso) con su esposa e hijos en Oaxaca.

Norteado, prometedor debut de Rigoberto Perezcano, se regodea sutilmente en su hallazgo mayor: el soterrado sentido del humor burilado con una (auto) justificada dosis antropológica.

Sería ocioso enumerar los filmes mexicanos que han tocado el tema de los indocumentados, solo basta acotar que Perezcano lo hace con un agradecible desparpajo (sobrio, sí, pero al fin y al cabo, en tono de desmán velado), sino ¿cómo explicar el tufillo intelectual cuando aparece la rola El disgusto, ejecutada por Los Relámpagos del Norte (Cornelio Reyna y Ramón Ayala)?