/ lunes 31 de diciembre de 2018

El hombre de talento es aquel que lo sabe todo por el instinto

El saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan

Finalmente, en su lecho de muerte, Braulio Pérez “El Baby”, puso fin a una larga polémica nuestra respecto a inteligencia y talento. En aquella ocasión, imprudentemente le pregunté a Braulio cómo se sentía, él, ya casi sin voz me pidió que me acercara. Poco tiempo atrás, me habían practicado una laminectomía de la que no acababa de recuperarme y, que me tenía sin jugar, cosa de la que él estaba enterado, entonces me preguntó: ¿Estás jugando? No, le contesté y con voz muy apagada me dijo y ¿cómo te sientes?... Agregando: tienes razón Nava, la educación favorece mucho al futbolista. Alguna mala experiencia con un bien educado, pero “estirado” catrín, de esos que hay muchos, dejó en el Baby la idea de que los ingenieros, médicos, licenciados en fin, los universitarios, eran gente prepotente que no sentían el fut- bol igual que lo siente el cascarero de la calle.

Ahora que estábamos de acuerdo, me sentí tranquilo, finalmente toda esa gente que habiendo tenido la oportunidad de realizarse académicamente, y que se ha dado tiempo para destacar en el deporte, merece igual reconocimiento que el que aprendió a jugar en la calle. El talento y la inteligencia están lejos de ser sinónimo, pero se encuentra igual entre las sábanas de seda que en el más humilde petate. Aún no acabo de explicarme cómo un indígena de 1.37 Mts. de estatura y, que no hablaba el castellano, logró titularse como abogado y trascender hasta ocupar el cargo de Presidente de la República y discutir asuntos graves con gigantes de más de uno ochenta, de rostro barbado y ojos azules. ¡Vaya que se necesitan arrestos para hacerlo.

Ricardo Izecson dos Santos Leite, no es lo que a primera vista se espera de un futbolista y mucho menos brasileño. No surgió de una favela ni pasó hambre de niño. Su padre es ingeniero civil y su madre profesora. No es propenso a la fiesta, sino profundamente religioso. “Cuando era joven sólo soñaba con jugar con el Sao Paulo, confiesa. Lo cumplí, pero Dios nos da más de lo que pedimos”. Para quien piense que el hombre menciona a Dios por trámite ante los micrófonos está muy equivocado. La noche en que el Milán consiguió su séptimo título en la Champions League, en lugar de gritar y festejar, se arrodilló y rezó, mostrando además una playera que llevaba abajo en la que se leía, “I belong to Jesus” (Pertenezco a Jesús). Su talento dentro del campo, es tanto como su fe. Kaká ya ganó el Balón de Oro, el FIFA World Player, la Champions League, dos Súper Copas Italianas, y dos Súper Copas de Europa, el Mundial de Clubes, varias Ligas en (Brasil, Italia, España, U.S.A. y un Campeonato del Mundo (Japón - Corea).

Andrea Pirlo, miembro de una importante familia de Brescia, prefirió dedicarse al futbol que a la administración de empresas de su padre. Inició su trayectoria en el club de su ciudad, con el que debutó en la Serie A con sólo 16 años, pasó luego al Inter de Milán, después al Reggina y más adelante al Brescia y finalmente al AC Milán. Ahí, una plática con Carlo Ancelotti, quien lo convenció para que se convirtiera en medio de contención, haciéndole ver que para asumir ese puesto tendría que ganar algo de peso y, tener en cuenta los aspectos defensivos necesarios para actuar en esa zona de juego. Sin dejar de echar mano de sus múltiples recursos de buen trato al balón, aprendió a realizar coberturas y a ayudar a la defensa, lo que le valió ser convocado a la selección de Italia. Aunque la transición no fue sencilla, como él mismo declaró: “Se tiene que jugar de una forma simple, hacer que el balón circule rápidamente para abrir brechas en la formación contraria. A veces retengo demasiado, lo transporto en lugar de tocar y, eso es un problema.

Sin Francesco Totti y Alessandro del Piero en su mejor momento, la tarea de armar el juego recayó en Pirlo, quien también debía seguir cumpliendo la labor de medio de contención. Tener ambas responsabilidades no perjudicó su rendimiento, sino que lo hizo lucir más al punto que el técnico Marcelo Lippi expresó: Con Andrea he encontrado un líder silencioso que habla con los pies. Él puede decidir un partido por sí solo.

En Pelé en cambio, quedó demostrado que la cultura impera igual en la mayor de las pobrezas. Sus padres, gente de lo más humilde, observaban en su familia las mismas costumbres religiosas que en la casa de Kaká. En el prefacio del libro de Pelé “Mi Legado”, Paulo Coelho dice: Si los caminos de la palabra me hubiesen llevado a escribir un libro sobre Pelé, que reuniera las características de éste. Pelé asume plenamente su leyenda, pero no impide que ésta oculte a Pelé el hombre. Un hombre que no se entrega a la vanagloria ni a la nostalgia, sino que con toda franqueza repasa momentos decisivos de su vida y extrae de ellos lecciones que habrán de perdurar en el tiempo.

Sí amigos míos, Rooney, Maradona, Garrincha y Pelé encontraron en su entorno, la calle, el fango y la pelota de trapo, el desarrollo suficiente de sus capacidades, para dar sustento al enorme talento que no fue mayor ni menor que el que Kaká y Pirlo desarrollaron en el suave pasto de los importantes clubes sociales y deportivos de sus ciudades, lo repito amigos míos, el talento y la inteligencia son privilegios de la humanidad, no de las clases sociales.

Hasta pronto amigo.

El saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan

Finalmente, en su lecho de muerte, Braulio Pérez “El Baby”, puso fin a una larga polémica nuestra respecto a inteligencia y talento. En aquella ocasión, imprudentemente le pregunté a Braulio cómo se sentía, él, ya casi sin voz me pidió que me acercara. Poco tiempo atrás, me habían practicado una laminectomía de la que no acababa de recuperarme y, que me tenía sin jugar, cosa de la que él estaba enterado, entonces me preguntó: ¿Estás jugando? No, le contesté y con voz muy apagada me dijo y ¿cómo te sientes?... Agregando: tienes razón Nava, la educación favorece mucho al futbolista. Alguna mala experiencia con un bien educado, pero “estirado” catrín, de esos que hay muchos, dejó en el Baby la idea de que los ingenieros, médicos, licenciados en fin, los universitarios, eran gente prepotente que no sentían el fut- bol igual que lo siente el cascarero de la calle.

Ahora que estábamos de acuerdo, me sentí tranquilo, finalmente toda esa gente que habiendo tenido la oportunidad de realizarse académicamente, y que se ha dado tiempo para destacar en el deporte, merece igual reconocimiento que el que aprendió a jugar en la calle. El talento y la inteligencia están lejos de ser sinónimo, pero se encuentra igual entre las sábanas de seda que en el más humilde petate. Aún no acabo de explicarme cómo un indígena de 1.37 Mts. de estatura y, que no hablaba el castellano, logró titularse como abogado y trascender hasta ocupar el cargo de Presidente de la República y discutir asuntos graves con gigantes de más de uno ochenta, de rostro barbado y ojos azules. ¡Vaya que se necesitan arrestos para hacerlo.

Ricardo Izecson dos Santos Leite, no es lo que a primera vista se espera de un futbolista y mucho menos brasileño. No surgió de una favela ni pasó hambre de niño. Su padre es ingeniero civil y su madre profesora. No es propenso a la fiesta, sino profundamente religioso. “Cuando era joven sólo soñaba con jugar con el Sao Paulo, confiesa. Lo cumplí, pero Dios nos da más de lo que pedimos”. Para quien piense que el hombre menciona a Dios por trámite ante los micrófonos está muy equivocado. La noche en que el Milán consiguió su séptimo título en la Champions League, en lugar de gritar y festejar, se arrodilló y rezó, mostrando además una playera que llevaba abajo en la que se leía, “I belong to Jesus” (Pertenezco a Jesús). Su talento dentro del campo, es tanto como su fe. Kaká ya ganó el Balón de Oro, el FIFA World Player, la Champions League, dos Súper Copas Italianas, y dos Súper Copas de Europa, el Mundial de Clubes, varias Ligas en (Brasil, Italia, España, U.S.A. y un Campeonato del Mundo (Japón - Corea).

Andrea Pirlo, miembro de una importante familia de Brescia, prefirió dedicarse al futbol que a la administración de empresas de su padre. Inició su trayectoria en el club de su ciudad, con el que debutó en la Serie A con sólo 16 años, pasó luego al Inter de Milán, después al Reggina y más adelante al Brescia y finalmente al AC Milán. Ahí, una plática con Carlo Ancelotti, quien lo convenció para que se convirtiera en medio de contención, haciéndole ver que para asumir ese puesto tendría que ganar algo de peso y, tener en cuenta los aspectos defensivos necesarios para actuar en esa zona de juego. Sin dejar de echar mano de sus múltiples recursos de buen trato al balón, aprendió a realizar coberturas y a ayudar a la defensa, lo que le valió ser convocado a la selección de Italia. Aunque la transición no fue sencilla, como él mismo declaró: “Se tiene que jugar de una forma simple, hacer que el balón circule rápidamente para abrir brechas en la formación contraria. A veces retengo demasiado, lo transporto en lugar de tocar y, eso es un problema.

Sin Francesco Totti y Alessandro del Piero en su mejor momento, la tarea de armar el juego recayó en Pirlo, quien también debía seguir cumpliendo la labor de medio de contención. Tener ambas responsabilidades no perjudicó su rendimiento, sino que lo hizo lucir más al punto que el técnico Marcelo Lippi expresó: Con Andrea he encontrado un líder silencioso que habla con los pies. Él puede decidir un partido por sí solo.

En Pelé en cambio, quedó demostrado que la cultura impera igual en la mayor de las pobrezas. Sus padres, gente de lo más humilde, observaban en su familia las mismas costumbres religiosas que en la casa de Kaká. En el prefacio del libro de Pelé “Mi Legado”, Paulo Coelho dice: Si los caminos de la palabra me hubiesen llevado a escribir un libro sobre Pelé, que reuniera las características de éste. Pelé asume plenamente su leyenda, pero no impide que ésta oculte a Pelé el hombre. Un hombre que no se entrega a la vanagloria ni a la nostalgia, sino que con toda franqueza repasa momentos decisivos de su vida y extrae de ellos lecciones que habrán de perdurar en el tiempo.

Sí amigos míos, Rooney, Maradona, Garrincha y Pelé encontraron en su entorno, la calle, el fango y la pelota de trapo, el desarrollo suficiente de sus capacidades, para dar sustento al enorme talento que no fue mayor ni menor que el que Kaká y Pirlo desarrollaron en el suave pasto de los importantes clubes sociales y deportivos de sus ciudades, lo repito amigos míos, el talento y la inteligencia son privilegios de la humanidad, no de las clases sociales.

Hasta pronto amigo.