/ viernes 4 de mayo de 2018

El lugar más bello del mundo

Cuando te beso, mi bien, existo, vuelo, traspaso cualquier entidad de materia y me siento el hombre más importante sobre la Tierra. En tus labios, maga, tienes el bálsamo que me seduce, me arroba y me eleva hasta la suavidad de ti.

Te abrazo y es entonces que creo en la bondad del mundo. No me dejes irme de ti. Me haces falta porque no te necesito para vivir sino para ser. Beso tu boca y en ella beso a la mujer que me espera siempre aunque yo ande mar adentro luchando contra fantasmas y monstruos fabulosos. Me ofreces tus labios y lloro porque tienen belleza, candor y haces que la frescura del Chairel repose en ellos. Cuando te beso, mi bien, me salen alas, ganas de comerme el destino. Al abrazarte estallan en mis pupilas tu imagen de hace algunos años. Y te palpo y te digo: “Mi bruñida, mi azarosa, ¿sabes?: no hay mayor verdad que el ver mi rostro en tus ojos”, Tampico, Londres, Xalapa o El Cascajal, cualquier territorio es inmenso si te beso. Contigo la distancia es la parte más breve del planeta. Tu sonrisa es brisa de Miramar, humedad tibia del cerro Macuiltépetl. Mi bien, tus manos –grandes, tersas- al acariciar mi rostro hablan el lenguaje secreto del amor. Contigo quiero envejecer. Mi compañera, mi amante, mi refugio carnal. Te debo sentirme vivo, importante. No te digo “mi vida, mi amor” que al igual que yo detestas. Te digo mi… Al oído sabes lo que te digo porque todos los amantes tienen su propio lenguaje de amor. Al amarte a ti amo lo que eres, la ciudad de donde vienes. Amo el pedazo de Tampico que te pertenece, amo la porción de Álamo que llevas en la frente, en tu vocabulario. Decir te amo significa: “tú no debes morir”. Decir te amo es tener las ganas de ser inmortal hasta el final de tus días. En ti amo Tampico y la colonia Campbell. Y a mi madre, y mis hermanos. Cuando se ama se ama también al mundo. Y en ti amo lo que me des, lo que tengas destinado para mí. Me faltan brazos cuando te abrazo. Mis ojos no te abarcan por completo porque eres inmensa, extensa como la vista del Pico de Orizaba desde el parque Juárez. ¿Recuerdas lo que te dije alguna vez frente a la iglesia de San Juanita, sí, aquella en donde oficiaba el padre José Hernández? Cerraste tus ojos y me diste tu mano derecha y dijiste: “Este momento es eterno y pasa pronto”. Sí, contigo Tampico es el lugar más bello…



Tampico, Londres, Xalapa o El Cascajal, cualquier territorio es inmenso si te beso.

Cuando te beso, mi bien, existo, vuelo, traspaso cualquier entidad de materia y me siento el hombre más importante sobre la Tierra. En tus labios, maga, tienes el bálsamo que me seduce, me arroba y me eleva hasta la suavidad de ti.

Te abrazo y es entonces que creo en la bondad del mundo. No me dejes irme de ti. Me haces falta porque no te necesito para vivir sino para ser. Beso tu boca y en ella beso a la mujer que me espera siempre aunque yo ande mar adentro luchando contra fantasmas y monstruos fabulosos. Me ofreces tus labios y lloro porque tienen belleza, candor y haces que la frescura del Chairel repose en ellos. Cuando te beso, mi bien, me salen alas, ganas de comerme el destino. Al abrazarte estallan en mis pupilas tu imagen de hace algunos años. Y te palpo y te digo: “Mi bruñida, mi azarosa, ¿sabes?: no hay mayor verdad que el ver mi rostro en tus ojos”, Tampico, Londres, Xalapa o El Cascajal, cualquier territorio es inmenso si te beso. Contigo la distancia es la parte más breve del planeta. Tu sonrisa es brisa de Miramar, humedad tibia del cerro Macuiltépetl. Mi bien, tus manos –grandes, tersas- al acariciar mi rostro hablan el lenguaje secreto del amor. Contigo quiero envejecer. Mi compañera, mi amante, mi refugio carnal. Te debo sentirme vivo, importante. No te digo “mi vida, mi amor” que al igual que yo detestas. Te digo mi… Al oído sabes lo que te digo porque todos los amantes tienen su propio lenguaje de amor. Al amarte a ti amo lo que eres, la ciudad de donde vienes. Amo el pedazo de Tampico que te pertenece, amo la porción de Álamo que llevas en la frente, en tu vocabulario. Decir te amo significa: “tú no debes morir”. Decir te amo es tener las ganas de ser inmortal hasta el final de tus días. En ti amo Tampico y la colonia Campbell. Y a mi madre, y mis hermanos. Cuando se ama se ama también al mundo. Y en ti amo lo que me des, lo que tengas destinado para mí. Me faltan brazos cuando te abrazo. Mis ojos no te abarcan por completo porque eres inmensa, extensa como la vista del Pico de Orizaba desde el parque Juárez. ¿Recuerdas lo que te dije alguna vez frente a la iglesia de San Juanita, sí, aquella en donde oficiaba el padre José Hernández? Cerraste tus ojos y me diste tu mano derecha y dijiste: “Este momento es eterno y pasa pronto”. Sí, contigo Tampico es el lugar más bello…



Tampico, Londres, Xalapa o El Cascajal, cualquier territorio es inmenso si te beso.