/ sábado 6 de abril de 2024

Gryta.com, Fylosofía en expresión / Vida eterna

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo"- Juan 16:33

El judeocristianismo es probablemente la corriente de pensamiento o la filosofía más potente de la Tierra. Es fácil darse cuenta de ello si es que antes de iniciar una discusión sobre las distintas vertientes de pensamiento que nos asisten como especie, simplemente analizamos un solo dato.

Revise usted la fecha de este periódico y observe que después del día y el mes menciona el año, 2024 años contando y ésta no es la edad del planeta, ni del ser humano como poblador, es la medición de lo que conoce como la "era común" que fue el nombre que se le dio a la originalmente nombrada como "era cristiana". Finalmente como lo he mencionado en alguna entrega anterior de los miles de millones de seres que pueblan la Tierra y que además han pasado por aquí, al menos en los más recientes poco más de dos mil años, seguimos todos y todas contando los días a partir del nacimiento de un solo ser humano, que como figura central de dicha forma de razonamiento se coloca como líder indiscutible del actual pensamiento humano, seguido al menos en mi opinión por Gautama Buddha.

Filosóficamente hablando, ya que no es mi intención predicarle ni mucho menos evangelizarle, me gustaría profundizar un poco en el texto que da origen a esta entrega y desde otro punto de vista analizarle. Dicho texto solemos revisarlo a partir de la idea de la resurrección a la vida eterna, es decir se interpreta el mensaje del Maestro, debido a que es parte de su despedida previa a la crucifixión, como una sugerencia de resistencia a las vicisitudes propias de este mundo a cambio de una promesa, merecida por la fe, de una nueva existencia después de ésta, pasando por la corrupción del cuerpo o materia.

Pero hoy le propongo verlo de la siguiente manera.

Morir a las exigencias del mundo, pudiera ser también no permanecer en él.

Lograr el desapego del deseo a la materialidad, el cual se encuentra sometido a la influencia del mundo sensorial.

Dejar de depender de todo aquello que nos genera placer inmediato y sobre todo de interpretarlo como la ansiada "felicidad". Comida, bebida, posesiones, poder, renombre y todo aquello que es materia del sistema de consumo y por lo cual el ser humano termina por perderse. Guerras, masacres, violencia y todo el gran envenenamiento que sufrimos tiene que ver con la búsqueda desmedida e injustificada de estos satisfactores.

Elevar nuestra mente a la mente superior podría llevarnos a buscar el bienestar en otros términos, como a través del amor al prójimo, la compasión, la gratitud, el compartir posibilidades y auxilio material, el perdón, el cese del abuso, del control, de la propiedad, la observancia de valores como el respeto a toda clase de vida y la confianza en el porvenir.

La mente Crística "ha vencido al mundo", es decir que se ha elevado de la materialidad a una espiritualidad pragmática en la que abandona toda pretensión, todo deseo y muere a los caprichos del pensamiento, de las emociones y del instinto y por lo tanto se vuelve libre de ataduras y alcanza la felicidad sin depender de nada.

Esa podría ser una puerta de salida de la aflicción.

Vencer “al sistema” y vivir en el amor, la salud y la paz, es decir resucitar en el espíritu, pero también en el cuerpo.

Una vida antes de la muerte a partir de una “muerte” mientras se tiene la vida, una eterna vida.

Escríbeme.

gryitafuerte@gmail.com

Facebook Gryita Fuerte

RE-GENERACIÓN 19

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo"- Juan 16:33

El judeocristianismo es probablemente la corriente de pensamiento o la filosofía más potente de la Tierra. Es fácil darse cuenta de ello si es que antes de iniciar una discusión sobre las distintas vertientes de pensamiento que nos asisten como especie, simplemente analizamos un solo dato.

Revise usted la fecha de este periódico y observe que después del día y el mes menciona el año, 2024 años contando y ésta no es la edad del planeta, ni del ser humano como poblador, es la medición de lo que conoce como la "era común" que fue el nombre que se le dio a la originalmente nombrada como "era cristiana". Finalmente como lo he mencionado en alguna entrega anterior de los miles de millones de seres que pueblan la Tierra y que además han pasado por aquí, al menos en los más recientes poco más de dos mil años, seguimos todos y todas contando los días a partir del nacimiento de un solo ser humano, que como figura central de dicha forma de razonamiento se coloca como líder indiscutible del actual pensamiento humano, seguido al menos en mi opinión por Gautama Buddha.

Filosóficamente hablando, ya que no es mi intención predicarle ni mucho menos evangelizarle, me gustaría profundizar un poco en el texto que da origen a esta entrega y desde otro punto de vista analizarle. Dicho texto solemos revisarlo a partir de la idea de la resurrección a la vida eterna, es decir se interpreta el mensaje del Maestro, debido a que es parte de su despedida previa a la crucifixión, como una sugerencia de resistencia a las vicisitudes propias de este mundo a cambio de una promesa, merecida por la fe, de una nueva existencia después de ésta, pasando por la corrupción del cuerpo o materia.

Pero hoy le propongo verlo de la siguiente manera.

Morir a las exigencias del mundo, pudiera ser también no permanecer en él.

Lograr el desapego del deseo a la materialidad, el cual se encuentra sometido a la influencia del mundo sensorial.

Dejar de depender de todo aquello que nos genera placer inmediato y sobre todo de interpretarlo como la ansiada "felicidad". Comida, bebida, posesiones, poder, renombre y todo aquello que es materia del sistema de consumo y por lo cual el ser humano termina por perderse. Guerras, masacres, violencia y todo el gran envenenamiento que sufrimos tiene que ver con la búsqueda desmedida e injustificada de estos satisfactores.

Elevar nuestra mente a la mente superior podría llevarnos a buscar el bienestar en otros términos, como a través del amor al prójimo, la compasión, la gratitud, el compartir posibilidades y auxilio material, el perdón, el cese del abuso, del control, de la propiedad, la observancia de valores como el respeto a toda clase de vida y la confianza en el porvenir.

La mente Crística "ha vencido al mundo", es decir que se ha elevado de la materialidad a una espiritualidad pragmática en la que abandona toda pretensión, todo deseo y muere a los caprichos del pensamiento, de las emociones y del instinto y por lo tanto se vuelve libre de ataduras y alcanza la felicidad sin depender de nada.

Esa podría ser una puerta de salida de la aflicción.

Vencer “al sistema” y vivir en el amor, la salud y la paz, es decir resucitar en el espíritu, pero también en el cuerpo.

Una vida antes de la muerte a partir de una “muerte” mientras se tiene la vida, una eterna vida.

Escríbeme.

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