/ sábado 6 de abril de 2024

Cantos del poder / Miscelánea sabatina

En relación a nuestro planeta , Klaus Jacobi escribió: “En el mes de enero un gigantesco globo de cristal estalla en miles de millones de mundos, uno de los cuales se convierte en nuestro Sol”.

“En febrero los planetas cobran forma y uno de ellos es el globo terráqueo; en él las aguas se separan de la tierra durante el mes de abril y en un momento dado entre junio y julio la vida aparece de la materia”. “En noviembre la vegetación se adueña de la Tierra, seguido por los seres vivos de las profundidades de los mares. Los dinosaurios reinan en la Tierra durante la tercera semana de diciembre y se extinguen al llegar la Navidad”. “Tan solo a las once de la última noche del año se presenta la raza humana, es decir, faltando diez minutos para las doce. Y lo que con tanta arrogancia llamamos Historia Mundial abarca solo medio minuto del año”, concluye Jacobi.

Lector, si comparamos el tiempo recorrido por el homo sapiens desde su aparición en la Tierra con el lapso de un año, hallamos que en medio minuto (treinta segundos), de la vida del planeta, hemos peleado unos con otros en una guerra sin fin hasta llegar al día de hoy en que todos quieren gobernar al mundo.

El científico estadounidense Carl Sagan me parece abundó en el tema al decir que la Tierra es una mota en el universo. En 1992 -inicia Sagan-, cuando el Voyager dejó Neptuno y se dispuso a salir del Sistema Solar, giró para tomar la última foto de la Tierra. Entonces pudimos ver la imagen más lejana de nuestro planeta, a 6 mil millones de kilómetros. El más distante punto así tal vez no tenga particular interés, pero para nosotros es diferente. Consideremos nuevamente este punto. Esto que está aquí es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos. Todos los que conoces. Todos de quienes has oído hablar. Y todos los seres humanos quienes fueran que han vivido sus vidas, el conjunto que forma parte de una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por cientos de generales y emperadores, para conseguir la gloria y ser los amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las crueles visitas sin fin que los habitantes de una esquina de este píxel hicieran contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. La frecuencia de sus malentendidos.

La impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios, nuestras posturas, nuestra presunción imaginada, la falsa ilusión que tenemos de tener un lugar privilegiado en el universo, son desafiadas, por este pálido punto de luz. Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En toda esta extensa oscuridad no hay ninguna pista de que la ayuda vendrá de otra parte para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta el momento capaz de albergar vida. No existe otro lugar al menos en el futuro cercano al cual nuestra especie pueda migrar. ¿Visitar? Sí. ¿Establecerse? Aún no. “Nos guste o no. Por el momento la Tierra es el lugar donde estamos".

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia constructora de carácter y humildad. Quizás no exista mayor demostración de la locura de la presunción humana, que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mí, recalca nuestra responsabilidad de compartir más amablemente los unos con los otros, para preservar y cuidar{…}”. Hasta aquí las palabras del científico ya desaparecido.

A mi juicio, Jacobi y Sagan coinciden en que alrededor de lo que hoy conocemos como dólares, euros, yenes, Bitcoin (divisas inestables y muchas veces abstractas ), gira la vida, los valores y la razón de ser de la raza humana, la cual, en su afán por arrancarle al planeta lo que desea y lo más rápido posible, ha enfermado la tierra, el aire, las plantas, las rocas, destruyendo su casa, finalmente lo único que realmente tiene.

El afán de creerse el centro del universo debe ser considerado más que una conducta prepotente y arrogante, una especie de neurosis, una enfermedad digna de estudio.

NOTA DEL DÍA.- Lector, de existir una manera de conocer el destino, sin lo esotérico o místico de otras opciones, como la bola de cristal, el tarot y los horóscopos, (siempre es bueno leerlos antes de salir a la calle), ¿renunciaríamos a esa posibilidad? Seguramente, no.

Lo interesante es que existe una manera de saber el futuro: la estadística. Esta herramienta establece de manera ordenada los ciclos del desarrollo y nos permite sacar provecho de las tendencias propias de la actuación humana. En su catálogo, se enumeran los sondeos de opinión o encuestas. Pero hay que distinguir entre las encuestas propias y las públicas. Las primeras, se realizan únicamente para el consumo interno de los partidos políticos o personas que las ordenan. Las segundas, de acuerdo a su metodología, son hechas “a modo” y se utilizan como arma poderosa en la lucha propagandística para sumar votos y agenciarse voluntades. Pero si los sondeos de opinión internos y externos coinciden, nos da que la gran mayoría de las encuestas dan una alta probabilidad de que la candidata de la coalición conformada por Morena, PVEM y el PT gane la elección presidencial (60% del voto estimado). Esta tendencia se ha mantenido después del primer mes de inicio de campaña, pese a la guerra sucia, lo que expresa la importancia de entender lo que el pueblo quiere y exige de sus gobernantes, cuando a nadie ya se puede engañar con una imagen de pobre cuando se es rico, de liberal cuando no lo es o de modesto cuando se es arrogante y prepotente. La táctica del camaleón tiene su guasa. Pero el pueblo –y el pueblo ya no es el mismo-, tiene un juicio, una memoria histórica, y no funcionan ya –de hecho no funciona ahora-, la política obsoleta, de palabras altisonantes y los eventos de relumbrón y grandilocuentes; hasta cómicos, propios de la astucia pueblerina. Se requiere de otro tipo de actitud, otro tipo de mensaje. Se pasa por alto que, como dijo Lincoln, no se puede engañar siempre; ni siempre se puede permanecer colgado de una promesa.

Es utópico tratar de falsear la humildad de la persona grande y poderosa, la que emana de la realidad social de su propio pueblo. Ya no es posible. Se vería falso y complicado de aceptar aun para los habituales.

El político debe fabricarse su propia máscara, no la que otros le imponen por conveniencia propia, como la etiqueta de un producto en estante de supermercado, porque en política, tarde o temprano hay que dar la cara.

En relación a nuestro planeta , Klaus Jacobi escribió: “En el mes de enero un gigantesco globo de cristal estalla en miles de millones de mundos, uno de los cuales se convierte en nuestro Sol”.

“En febrero los planetas cobran forma y uno de ellos es el globo terráqueo; en él las aguas se separan de la tierra durante el mes de abril y en un momento dado entre junio y julio la vida aparece de la materia”. “En noviembre la vegetación se adueña de la Tierra, seguido por los seres vivos de las profundidades de los mares. Los dinosaurios reinan en la Tierra durante la tercera semana de diciembre y se extinguen al llegar la Navidad”. “Tan solo a las once de la última noche del año se presenta la raza humana, es decir, faltando diez minutos para las doce. Y lo que con tanta arrogancia llamamos Historia Mundial abarca solo medio minuto del año”, concluye Jacobi.

Lector, si comparamos el tiempo recorrido por el homo sapiens desde su aparición en la Tierra con el lapso de un año, hallamos que en medio minuto (treinta segundos), de la vida del planeta, hemos peleado unos con otros en una guerra sin fin hasta llegar al día de hoy en que todos quieren gobernar al mundo.

El científico estadounidense Carl Sagan me parece abundó en el tema al decir que la Tierra es una mota en el universo. En 1992 -inicia Sagan-, cuando el Voyager dejó Neptuno y se dispuso a salir del Sistema Solar, giró para tomar la última foto de la Tierra. Entonces pudimos ver la imagen más lejana de nuestro planeta, a 6 mil millones de kilómetros. El más distante punto así tal vez no tenga particular interés, pero para nosotros es diferente. Consideremos nuevamente este punto. Esto que está aquí es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos. Todos los que conoces. Todos de quienes has oído hablar. Y todos los seres humanos quienes fueran que han vivido sus vidas, el conjunto que forma parte de una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por cientos de generales y emperadores, para conseguir la gloria y ser los amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las crueles visitas sin fin que los habitantes de una esquina de este píxel hicieran contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. La frecuencia de sus malentendidos.

La impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios, nuestras posturas, nuestra presunción imaginada, la falsa ilusión que tenemos de tener un lugar privilegiado en el universo, son desafiadas, por este pálido punto de luz. Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En toda esta extensa oscuridad no hay ninguna pista de que la ayuda vendrá de otra parte para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta el momento capaz de albergar vida. No existe otro lugar al menos en el futuro cercano al cual nuestra especie pueda migrar. ¿Visitar? Sí. ¿Establecerse? Aún no. “Nos guste o no. Por el momento la Tierra es el lugar donde estamos".

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia constructora de carácter y humildad. Quizás no exista mayor demostración de la locura de la presunción humana, que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mí, recalca nuestra responsabilidad de compartir más amablemente los unos con los otros, para preservar y cuidar{…}”. Hasta aquí las palabras del científico ya desaparecido.

A mi juicio, Jacobi y Sagan coinciden en que alrededor de lo que hoy conocemos como dólares, euros, yenes, Bitcoin (divisas inestables y muchas veces abstractas ), gira la vida, los valores y la razón de ser de la raza humana, la cual, en su afán por arrancarle al planeta lo que desea y lo más rápido posible, ha enfermado la tierra, el aire, las plantas, las rocas, destruyendo su casa, finalmente lo único que realmente tiene.

El afán de creerse el centro del universo debe ser considerado más que una conducta prepotente y arrogante, una especie de neurosis, una enfermedad digna de estudio.

NOTA DEL DÍA.- Lector, de existir una manera de conocer el destino, sin lo esotérico o místico de otras opciones, como la bola de cristal, el tarot y los horóscopos, (siempre es bueno leerlos antes de salir a la calle), ¿renunciaríamos a esa posibilidad? Seguramente, no.

Lo interesante es que existe una manera de saber el futuro: la estadística. Esta herramienta establece de manera ordenada los ciclos del desarrollo y nos permite sacar provecho de las tendencias propias de la actuación humana. En su catálogo, se enumeran los sondeos de opinión o encuestas. Pero hay que distinguir entre las encuestas propias y las públicas. Las primeras, se realizan únicamente para el consumo interno de los partidos políticos o personas que las ordenan. Las segundas, de acuerdo a su metodología, son hechas “a modo” y se utilizan como arma poderosa en la lucha propagandística para sumar votos y agenciarse voluntades. Pero si los sondeos de opinión internos y externos coinciden, nos da que la gran mayoría de las encuestas dan una alta probabilidad de que la candidata de la coalición conformada por Morena, PVEM y el PT gane la elección presidencial (60% del voto estimado). Esta tendencia se ha mantenido después del primer mes de inicio de campaña, pese a la guerra sucia, lo que expresa la importancia de entender lo que el pueblo quiere y exige de sus gobernantes, cuando a nadie ya se puede engañar con una imagen de pobre cuando se es rico, de liberal cuando no lo es o de modesto cuando se es arrogante y prepotente. La táctica del camaleón tiene su guasa. Pero el pueblo –y el pueblo ya no es el mismo-, tiene un juicio, una memoria histórica, y no funcionan ya –de hecho no funciona ahora-, la política obsoleta, de palabras altisonantes y los eventos de relumbrón y grandilocuentes; hasta cómicos, propios de la astucia pueblerina. Se requiere de otro tipo de actitud, otro tipo de mensaje. Se pasa por alto que, como dijo Lincoln, no se puede engañar siempre; ni siempre se puede permanecer colgado de una promesa.

Es utópico tratar de falsear la humildad de la persona grande y poderosa, la que emana de la realidad social de su propio pueblo. Ya no es posible. Se vería falso y complicado de aceptar aun para los habituales.

El político debe fabricarse su propia máscara, no la que otros le imponen por conveniencia propia, como la etiqueta de un producto en estante de supermercado, porque en política, tarde o temprano hay que dar la cara.