/ martes 2 de junio de 2020

Economía y bienestar | La pobreza y el derecho mínimo vital

Durante mucho tiempo se ha pensado que el problema de la pobreza se refleja entre quienes son ordenados y trabajadores y quienes no lo son, donde los primeros terminan acumulando riqueza y los otros pobreza.

Esta visión dicotómica no hace más que ver en el fenómeno solo un mecanismo que justifica el que la pobreza es el resultado de la conducta humana individual, de tal suerte que cada uno es responsable de las condiciones materiales de vida, sin embargo, puede ser que existan algunas razones para pensar así, pero ya desde la literatura se descartaban este tipo de aproximaciones para definirla, por ejemplo en el capítulo XXIV del tomo I del Capital escrito por C. Marx en 1867, planteaba cómo surge su origen, contándolo mediante una anécdota de tiempos remotos donde había por un lado una élite diligente y por otro una pandilla de vagos, ocurrió así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo. Es de este pecado original donde arranca la pobreza de la gran masa que aun hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender salvo sus propias personas y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiempo. Desde luego Marx hace alusión a una idea que claramente es falaz y él mismo la desmiente en el referido capítulo, afirmando que en la economía existe una estructura en la que pone a ciertos sectores sociales en condiciones de vulnerabilidad, donde la movilidad social es casi nula, entre estos grupos se encuentran, indígenas, mujeres, adultos mayores, buena parte de la población rural que viven en condiciones de marginación, así como población urbana que no cuenta con un empleo formal que les garantice solventar sus condiciones materiales de vida, entre otros.

De acuendo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, a la pobreza la define como “una persona se encuentra en situación de pobreza multidimensional cuando no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades.” (CONEVAL, 2014: 136), Esta perspectiva multidimensional, considera por una parte un enfoque de derechos, quienes al no tener acceso, padecen carencias sociales y por la otra, se requiere un ingreso mínimo que les garantice satisfacer sus necesidades. En este sentido, el concepeto de pobreza ya no se encuentra en una idea entre ordenados y desordenados, o bien verla como un fenómeno de acceso al ingreso, ya que el problema es estructural en la misma economía.

Es en este sentido, ante una estructura que genera en su mecanismo condiciones de desventaja para algunos grupos, y en época de pandemia como la que actualmente enfrentamos, el problema de salud pública ha visibilizado las condiciones de trabajo que han imperado en el país, cuyo deterioro ha sido evidente, por ejemplo, en el año 2018 de acuerdo con el CONEVAL, el 57.3 % de la población no contaba con acceso a la seguridad social, lo cual los hace más vulnerables ante las condiciones de confinamiento que han imperado en los últimos meses, lo anterior de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de pobres en América Latina puede crecer en 35 millones derivado del problema de la pandemia; en el caso concreto de nuestro país, de acuerdo con el comunicado No. 06 emitido por el CONEVAL el pasado 11 de mayo del año en curso, estimó los efectos potenciales sobre la pobreza por ingresos y afirma que ésta se podría incrementar entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales, teniendo un incremento de la población en situación de pobreza extrema por ingresos entre 6.1 y 10.7 millones de personas para 2020, mientras que para la pobreza laboral se estima un aumento de 37.3% a 45.8% en el segundo trimestre del 2020. De ahí que es importante considerar la viabilidad de un derecho mínimo vital que garantice un mínimo de condiciones materiales para una existencia digna, ¿por tanto se podrá afirmar que la pobreza no es dicotómica, sino de la urgente necesidad de tener un piso parejo para todos?

Regeneración 19

Durante mucho tiempo se ha pensado que el problema de la pobreza se refleja entre quienes son ordenados y trabajadores y quienes no lo son, donde los primeros terminan acumulando riqueza y los otros pobreza.

Esta visión dicotómica no hace más que ver en el fenómeno solo un mecanismo que justifica el que la pobreza es el resultado de la conducta humana individual, de tal suerte que cada uno es responsable de las condiciones materiales de vida, sin embargo, puede ser que existan algunas razones para pensar así, pero ya desde la literatura se descartaban este tipo de aproximaciones para definirla, por ejemplo en el capítulo XXIV del tomo I del Capital escrito por C. Marx en 1867, planteaba cómo surge su origen, contándolo mediante una anécdota de tiempos remotos donde había por un lado una élite diligente y por otro una pandilla de vagos, ocurrió así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo. Es de este pecado original donde arranca la pobreza de la gran masa que aun hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender salvo sus propias personas y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiempo. Desde luego Marx hace alusión a una idea que claramente es falaz y él mismo la desmiente en el referido capítulo, afirmando que en la economía existe una estructura en la que pone a ciertos sectores sociales en condiciones de vulnerabilidad, donde la movilidad social es casi nula, entre estos grupos se encuentran, indígenas, mujeres, adultos mayores, buena parte de la población rural que viven en condiciones de marginación, así como población urbana que no cuenta con un empleo formal que les garantice solventar sus condiciones materiales de vida, entre otros.

De acuendo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, a la pobreza la define como “una persona se encuentra en situación de pobreza multidimensional cuando no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades.” (CONEVAL, 2014: 136), Esta perspectiva multidimensional, considera por una parte un enfoque de derechos, quienes al no tener acceso, padecen carencias sociales y por la otra, se requiere un ingreso mínimo que les garantice satisfacer sus necesidades. En este sentido, el concepeto de pobreza ya no se encuentra en una idea entre ordenados y desordenados, o bien verla como un fenómeno de acceso al ingreso, ya que el problema es estructural en la misma economía.

Es en este sentido, ante una estructura que genera en su mecanismo condiciones de desventaja para algunos grupos, y en época de pandemia como la que actualmente enfrentamos, el problema de salud pública ha visibilizado las condiciones de trabajo que han imperado en el país, cuyo deterioro ha sido evidente, por ejemplo, en el año 2018 de acuerdo con el CONEVAL, el 57.3 % de la población no contaba con acceso a la seguridad social, lo cual los hace más vulnerables ante las condiciones de confinamiento que han imperado en los últimos meses, lo anterior de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de pobres en América Latina puede crecer en 35 millones derivado del problema de la pandemia; en el caso concreto de nuestro país, de acuerdo con el comunicado No. 06 emitido por el CONEVAL el pasado 11 de mayo del año en curso, estimó los efectos potenciales sobre la pobreza por ingresos y afirma que ésta se podría incrementar entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales, teniendo un incremento de la población en situación de pobreza extrema por ingresos entre 6.1 y 10.7 millones de personas para 2020, mientras que para la pobreza laboral se estima un aumento de 37.3% a 45.8% en el segundo trimestre del 2020. De ahí que es importante considerar la viabilidad de un derecho mínimo vital que garantice un mínimo de condiciones materiales para una existencia digna, ¿por tanto se podrá afirmar que la pobreza no es dicotómica, sino de la urgente necesidad de tener un piso parejo para todos?

Regeneración 19