/ sábado 9 de mayo de 2020

Fyilosofía en Expresión | Virus sin madre

Quién iba imaginarse que algo así sucedería. ¡El colmo de día de las Madres!

Para las que pensaban que nada habría peor que recibir planchas, lavadoras, aspiradoras, baterías de cocina o algún otro tipo de artefacto para apoyar y enriquecer las de por sí engorrosas labores domésticas o la bonita visita del gran grupo formado por hij@s, novi@s, cónyuges, niet@s e invitados que después de pasar parte del día degustando todo tipo de viandas, eso sí, algunas hasta compradas por ellos, se retiran dejando un “cerro de trastes” y un tiradero diría mi madre de el cual la homenajeada queda a cargo hasta ya entrada la noche.

Pues resulta que la vida tenía novedades.

El coronavirus, este desdichado ser, que a todas vistas queda claro carece de progenitora, ha traído entre sus múltiples obsequios, además del temor, amenazas de muerte, problemas económicos y un sinfín de calamidades, nuevas labores para ellas.

No bastó con tener que entrarle a la manutención de los hogares, ni el hecho de que aún entrados en la libertad de género, ellas cargan con una buena parte de las soluciones al interior de los hogares y no sólo por la herencia maldita del machismo, sino por sus enormes habilidades en temas como la logística, la organización, la administración y el desarrollo de la familia.

No, no fue suficiente, el virus trajo nuevas formas de vida y asociado con la tecnología las atacó aun sin contagiarlas.

¡Ahora resulta que también deben ser maestras!

Y no me refiero a maestras de la vida, que definitivamente lo son, sino escolares. Hoy el sistema decidió resolver el problema de la ausencia de los niños y jóvenes en las aulas, de la misma manera a la que atinaron las empresas con el home office, remedio excelente para poder llevar a cabo el afamado ¡Quédate en casa!.

Pero qué sucede, el esposo o la pareja cambió de domicilio laboral a su domicilio familiar, los hijos el escolar al familiar, pero ellas cambiaron su domicilio laboral a su domicilio laboral y si leyó usted bien no es error de dedo, ellas las que trabajan hoy deben trabajar en casa o ir a su trabajo y las que no continuar su trabajo en casa pero seguir cumpliendo con sus obligaciones regulares, a las que hoy se han sumado una serie de factores inesperados.

Las instituciones académicas han decidido utilizar los mecanismos online para instruir a los estudiantes a través de diferentes recursos, videos, clases en línea, actividades planeadas a través de WhatsApp, en el que profesores entusiastas saludan llenos de alegría a niños lagañosos y sin ganas acompañados de esos seres de luz a quienes me refiero.

Son ellas las encargadas del seguimiento, las responsables de la comprensión, las que responden a las dudas y deben revisar celosamente la ejecución de las tareas, para posteriormente concretar el deber enviando vía electrónica evidencias claras de dicho cumplimiento, eso sin contar el bonito día en que toca deportes o actividades artísticas ya que a la agenda que anteriormente menciono se suman ratos de solaz y esparcimiento en el juego de pelota, caminata o las típicas cartulinas multicolores escurridas con pegamento que hacen las delicias de alfombras, pisos y manteles, que ¿adivinen quién debe limpiar?

Pero eso no termina ahí.

Desayunos, comidas y cenas, snacks, gustos, caprichos y coordinación de tareas de equipo, producción para exigir silencios y dejar trabajar a la pareja, servicios psicológicos, coaching y motivación para los adolescentes y por si esto fuera poco novia y compañera sonriente.

Lavado de ropa, administración de los recursos, room service, primeros auxilios, cuento para dormir, compra y almacenamiento de víveres, entrega de gel antibacterial, cubrebocas, recordatorio de limpieza de zapatos, entrega de chanclas y recolección de las mismas en los lugares más extraños, más revisión de síntomas y extinción de hipocondrías.

Esas son ellas, las nuestras, las gloriosas, las que no tienen parangón, las benditas madres mexicanas, esa gloria nacional capaz de sostener en pie a un país de locos, si alguien podrá salvarnos de ésta y cualquier pandemia serán ellas.

Desde aquí va mi reconocimiento, mi aplauso de pie y mi deseo de que hoy y siempre sean libres de todo mal, que sigan sin dejar de sorprendernos, jóvenes, mayores, solteras, casadas, biológicas, adoptivas y ancianas e incluso las que se han ido, fortaleciendo y alegrando vidas con su recuerdo.

Si aún la tienes y la amas, por este Mayo no vayas a verla.

Quédate en casa.

Felicidades a todas.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

REGENERACIÓN 19

Quién iba imaginarse que algo así sucedería. ¡El colmo de día de las Madres!

Para las que pensaban que nada habría peor que recibir planchas, lavadoras, aspiradoras, baterías de cocina o algún otro tipo de artefacto para apoyar y enriquecer las de por sí engorrosas labores domésticas o la bonita visita del gran grupo formado por hij@s, novi@s, cónyuges, niet@s e invitados que después de pasar parte del día degustando todo tipo de viandas, eso sí, algunas hasta compradas por ellos, se retiran dejando un “cerro de trastes” y un tiradero diría mi madre de el cual la homenajeada queda a cargo hasta ya entrada la noche.

Pues resulta que la vida tenía novedades.

El coronavirus, este desdichado ser, que a todas vistas queda claro carece de progenitora, ha traído entre sus múltiples obsequios, además del temor, amenazas de muerte, problemas económicos y un sinfín de calamidades, nuevas labores para ellas.

No bastó con tener que entrarle a la manutención de los hogares, ni el hecho de que aún entrados en la libertad de género, ellas cargan con una buena parte de las soluciones al interior de los hogares y no sólo por la herencia maldita del machismo, sino por sus enormes habilidades en temas como la logística, la organización, la administración y el desarrollo de la familia.

No, no fue suficiente, el virus trajo nuevas formas de vida y asociado con la tecnología las atacó aun sin contagiarlas.

¡Ahora resulta que también deben ser maestras!

Y no me refiero a maestras de la vida, que definitivamente lo son, sino escolares. Hoy el sistema decidió resolver el problema de la ausencia de los niños y jóvenes en las aulas, de la misma manera a la que atinaron las empresas con el home office, remedio excelente para poder llevar a cabo el afamado ¡Quédate en casa!.

Pero qué sucede, el esposo o la pareja cambió de domicilio laboral a su domicilio familiar, los hijos el escolar al familiar, pero ellas cambiaron su domicilio laboral a su domicilio laboral y si leyó usted bien no es error de dedo, ellas las que trabajan hoy deben trabajar en casa o ir a su trabajo y las que no continuar su trabajo en casa pero seguir cumpliendo con sus obligaciones regulares, a las que hoy se han sumado una serie de factores inesperados.

Las instituciones académicas han decidido utilizar los mecanismos online para instruir a los estudiantes a través de diferentes recursos, videos, clases en línea, actividades planeadas a través de WhatsApp, en el que profesores entusiastas saludan llenos de alegría a niños lagañosos y sin ganas acompañados de esos seres de luz a quienes me refiero.

Son ellas las encargadas del seguimiento, las responsables de la comprensión, las que responden a las dudas y deben revisar celosamente la ejecución de las tareas, para posteriormente concretar el deber enviando vía electrónica evidencias claras de dicho cumplimiento, eso sin contar el bonito día en que toca deportes o actividades artísticas ya que a la agenda que anteriormente menciono se suman ratos de solaz y esparcimiento en el juego de pelota, caminata o las típicas cartulinas multicolores escurridas con pegamento que hacen las delicias de alfombras, pisos y manteles, que ¿adivinen quién debe limpiar?

Pero eso no termina ahí.

Desayunos, comidas y cenas, snacks, gustos, caprichos y coordinación de tareas de equipo, producción para exigir silencios y dejar trabajar a la pareja, servicios psicológicos, coaching y motivación para los adolescentes y por si esto fuera poco novia y compañera sonriente.

Lavado de ropa, administración de los recursos, room service, primeros auxilios, cuento para dormir, compra y almacenamiento de víveres, entrega de gel antibacterial, cubrebocas, recordatorio de limpieza de zapatos, entrega de chanclas y recolección de las mismas en los lugares más extraños, más revisión de síntomas y extinción de hipocondrías.

Esas son ellas, las nuestras, las gloriosas, las que no tienen parangón, las benditas madres mexicanas, esa gloria nacional capaz de sostener en pie a un país de locos, si alguien podrá salvarnos de ésta y cualquier pandemia serán ellas.

Desde aquí va mi reconocimiento, mi aplauso de pie y mi deseo de que hoy y siempre sean libres de todo mal, que sigan sin dejar de sorprendernos, jóvenes, mayores, solteras, casadas, biológicas, adoptivas y ancianas e incluso las que se han ido, fortaleciendo y alegrando vidas con su recuerdo.

Si aún la tienes y la amas, por este Mayo no vayas a verla.

Quédate en casa.

Felicidades a todas.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

REGENERACIÓN 19