/ martes 16 de enero de 2024

Pre-textos del caimán | Jeffrey Epstein: La oscura sombra de la élite

Jeffrey Edward Epstein nació el 20 de enero de 1953 en Brooklyn, Nueva York, y se convirtió en una figura notable en el mundo financiero antes de que su nombre estuviera vinculado a numerosos escándalos legales y acusaciones de delitos sexuales.

Epstein inició su carrera en el mundo financiero en la década de 1970. Trabajó en Bear Stearns y luego fundó su propia empresa de gestión de activos, J. Epstein & Co. Su habilidad para cultivar relaciones con personas influyentes le valió acceso a círculos financieros y políticos de alto nivel.

En 2008, Epstein fue arrestado y acusado de múltiples cargos relacionados con la explotación sexual de menores. Sin embargo, alcanzó un acuerdo de culpabilidad en el que se declaró culpable de cargos estatales menores y recibió una sentencia relativamente leve. Este acuerdo fue objeto de controversia y llevó a críticas sobre el tratamiento preferencial hacia Epstein.

En julio de 2019, Epstein fue arrestado nuevamente por cargos federales de tráfico sexual de menores. Mientras estaba en custodia, el 10 de agosto del mismo año, fue encontrado muerto en su celda en la Cárcel Metropolitana de Nueva York. La causa oficial de su muerte fue determinada como suicidio por ahorcamiento.

Las acusaciones de Epstein han tenido un impacto duradero en la sociedad. Su red de contactos, que incluía a figuras políticas, empresariales y celebridades, ha llevado a la especulación y a investigaciones sobre su influencia y posibles encubrimientos.

Después de su muerte, las investigaciones sobre las actividades de Epstein y las acusaciones de abuso sexual continuaron. Las autoridades buscaron enjuiciar a aquellos que podrían haber estado involucrados en sus acciones delictivas, así como examinar la conducta de las instituciones que podrían haber permitido o encubierto sus actividades.

Jeffrey Epstein estuvo vinculado con una variedad de personas influyentes a lo largo de su vida, y su red de contactos abarcó figuras de la política, la élite financiera, el mundo académico y el entretenimiento. Algunos de los personajes más destacados asociados con Epstein incluyen:

El expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, tenía una relación conocida con Epstein y viajó en varias ocasiones en el avión privado de Epstein, apodado "Lolita Express". Clinton ha declarado que su relación con Epstein era principalmente social.

Antes de su carrera presidencial, Donald Trump y Epstein tenían una relación conocida en círculos sociales. Sin embargo, después de los cargos y arrestos de Epstein, Trump distanció públicamente su relación con él.

El príncipe Andrés del Reino Unido fue un amigo cercano de Epstein. Después de la muerte de Epstein y en medio de las acusaciones de tráfico sexual, el príncipe Andrés enfrentó críticas y se retiró de sus deberes reales.

Ghislaine Maxwell era una asociada cercana de Epstein y fue acusada de jugar un papel clave en sus actividades delictivas. Se le acusa de reclutar y abusar de menores. Maxwell fue arrestada en 2020 y enfrenta múltiples cargos relacionados con el tráfico sexual.

El abogado y profesor Alan Dershowitz fue parte del equipo legal de Epstein durante el caso de 2008. También ha sido acusado por una de las presuntas víctimas de Epstein. Dershowitz ha negado todas las acusaciones.

Se trata, sin duda alguna, de uno de los personajes más oscuros y siniestros de la época moderna en los Estados Unidos. A todo eso habría que agregar a algunos famosos que fueron probablemente “silenciados” por Epstein y la élite que le rodeaba, todo eso por tener información que no “debían” conocer:

La muerte de Kurt Cobian fue declarada oficialmente como un suicidio por una herida de bala autoinfligida, utilizó una escopeta Remington calibre 20, en abril de 1994. Su nota de suicidio ha sido una de las más comentadas en la historia de la música: “Es mejor quemarse que desaparecer”. Esa referencia a la canción de Neil Young se convertiría en un grito de guerra para los adolescentes deprimidos de todo el mundo. Ahora bien, en una entrevista grabada para MTV en 1993, Cobian, comnpositor e integrante de la banda Nirvana, señala hacia una isla no identificada, diciendo que ahí se cometían delitos sexuales y que el gobierno no actuaba como debiera.

Las muertes de Chester Bennington y Chris Cornell, con apenas dos meses de diferencia, estremecieron al mundo musical en 2017. Según la “leyenda urbana”, se dice que ambos artistas fueron “silenciados” luego de hacer público un documental en el que se dejaba en evidencia una gigantesca red de trata de las más altas esferas de la élite y la política. El documental se titula “The Silent Children” (Los niños silenciosos), ambas muertes fueron catalogadas como suicidio. Sin embargo, la viuda de Cornell, afirmó que no tenía tendencias suicidas antes de su muerte. Algunos fanáticos y detectives aficionados creyeron que en realidad fue asesinado.

Paul Walker murió en un misterioso accidente automovilístico, el 30 de noviembre de 2013. Según varias fuentes, Walker poseía información comprometedora del gobierno de los Estados Unidos sobre presunto tráfico infantil. Sus fuentes provenían a través de sus propias organizaciones benéficas.

Isaac Kappy, actor, músico y teórico de la conspiración estadounidense, se “suicidó” el 13 de mayo de 2019. Un año antes acusó a la gente de Hollywood de estar involucrada en un “culto” de chantaje pederasta. En sus videos señala, entre otros, a Steven Spielberg, Tom Hanks y Seth Green de participar en esa red de trata.

La sociedad debe exigir respuestas y responsabilidad no solo de aquellos que cometieron delitos, sino también de las instituciones y figuras de autoridad que podrían haber permitido, encubierto o ignorado estas atrocidades. No podemos aceptar un sistema en el que algunos están más allá del alcance de la justicia.

Este caso debería inspirar una reflexión profunda sobre el equilibrio de poder en nuestra sociedad y la integridad de nuestras instituciones. La élite no debería estar exenta de rendir cuentas, y la justicia no debería ser un privilegio reservado para algunos pocos afortunados.

A medida que desentrañamos el legado tóxico de Epstein, debemos comprometernos a construir un sistema en el que la verdad y la justicia prevalezcan sobre la influencia y el poder. Es un llamado a la acción colectiva para garantizar que casos como este no se repitan y que la justicia sea verdaderamente accesible para todos.

  • ernesto.jimher@gmail.com
  • X: @OsirisJimenez
  • Threads: Ernesto Jiménez Hernánde


Jeffrey Edward Epstein nació el 20 de enero de 1953 en Brooklyn, Nueva York, y se convirtió en una figura notable en el mundo financiero antes de que su nombre estuviera vinculado a numerosos escándalos legales y acusaciones de delitos sexuales.

Epstein inició su carrera en el mundo financiero en la década de 1970. Trabajó en Bear Stearns y luego fundó su propia empresa de gestión de activos, J. Epstein & Co. Su habilidad para cultivar relaciones con personas influyentes le valió acceso a círculos financieros y políticos de alto nivel.

En 2008, Epstein fue arrestado y acusado de múltiples cargos relacionados con la explotación sexual de menores. Sin embargo, alcanzó un acuerdo de culpabilidad en el que se declaró culpable de cargos estatales menores y recibió una sentencia relativamente leve. Este acuerdo fue objeto de controversia y llevó a críticas sobre el tratamiento preferencial hacia Epstein.

En julio de 2019, Epstein fue arrestado nuevamente por cargos federales de tráfico sexual de menores. Mientras estaba en custodia, el 10 de agosto del mismo año, fue encontrado muerto en su celda en la Cárcel Metropolitana de Nueva York. La causa oficial de su muerte fue determinada como suicidio por ahorcamiento.

Las acusaciones de Epstein han tenido un impacto duradero en la sociedad. Su red de contactos, que incluía a figuras políticas, empresariales y celebridades, ha llevado a la especulación y a investigaciones sobre su influencia y posibles encubrimientos.

Después de su muerte, las investigaciones sobre las actividades de Epstein y las acusaciones de abuso sexual continuaron. Las autoridades buscaron enjuiciar a aquellos que podrían haber estado involucrados en sus acciones delictivas, así como examinar la conducta de las instituciones que podrían haber permitido o encubierto sus actividades.

Jeffrey Epstein estuvo vinculado con una variedad de personas influyentes a lo largo de su vida, y su red de contactos abarcó figuras de la política, la élite financiera, el mundo académico y el entretenimiento. Algunos de los personajes más destacados asociados con Epstein incluyen:

El expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, tenía una relación conocida con Epstein y viajó en varias ocasiones en el avión privado de Epstein, apodado "Lolita Express". Clinton ha declarado que su relación con Epstein era principalmente social.

Antes de su carrera presidencial, Donald Trump y Epstein tenían una relación conocida en círculos sociales. Sin embargo, después de los cargos y arrestos de Epstein, Trump distanció públicamente su relación con él.

El príncipe Andrés del Reino Unido fue un amigo cercano de Epstein. Después de la muerte de Epstein y en medio de las acusaciones de tráfico sexual, el príncipe Andrés enfrentó críticas y se retiró de sus deberes reales.

Ghislaine Maxwell era una asociada cercana de Epstein y fue acusada de jugar un papel clave en sus actividades delictivas. Se le acusa de reclutar y abusar de menores. Maxwell fue arrestada en 2020 y enfrenta múltiples cargos relacionados con el tráfico sexual.

El abogado y profesor Alan Dershowitz fue parte del equipo legal de Epstein durante el caso de 2008. También ha sido acusado por una de las presuntas víctimas de Epstein. Dershowitz ha negado todas las acusaciones.

Se trata, sin duda alguna, de uno de los personajes más oscuros y siniestros de la época moderna en los Estados Unidos. A todo eso habría que agregar a algunos famosos que fueron probablemente “silenciados” por Epstein y la élite que le rodeaba, todo eso por tener información que no “debían” conocer:

La muerte de Kurt Cobian fue declarada oficialmente como un suicidio por una herida de bala autoinfligida, utilizó una escopeta Remington calibre 20, en abril de 1994. Su nota de suicidio ha sido una de las más comentadas en la historia de la música: “Es mejor quemarse que desaparecer”. Esa referencia a la canción de Neil Young se convertiría en un grito de guerra para los adolescentes deprimidos de todo el mundo. Ahora bien, en una entrevista grabada para MTV en 1993, Cobian, comnpositor e integrante de la banda Nirvana, señala hacia una isla no identificada, diciendo que ahí se cometían delitos sexuales y que el gobierno no actuaba como debiera.

Las muertes de Chester Bennington y Chris Cornell, con apenas dos meses de diferencia, estremecieron al mundo musical en 2017. Según la “leyenda urbana”, se dice que ambos artistas fueron “silenciados” luego de hacer público un documental en el que se dejaba en evidencia una gigantesca red de trata de las más altas esferas de la élite y la política. El documental se titula “The Silent Children” (Los niños silenciosos), ambas muertes fueron catalogadas como suicidio. Sin embargo, la viuda de Cornell, afirmó que no tenía tendencias suicidas antes de su muerte. Algunos fanáticos y detectives aficionados creyeron que en realidad fue asesinado.

Paul Walker murió en un misterioso accidente automovilístico, el 30 de noviembre de 2013. Según varias fuentes, Walker poseía información comprometedora del gobierno de los Estados Unidos sobre presunto tráfico infantil. Sus fuentes provenían a través de sus propias organizaciones benéficas.

Isaac Kappy, actor, músico y teórico de la conspiración estadounidense, se “suicidó” el 13 de mayo de 2019. Un año antes acusó a la gente de Hollywood de estar involucrada en un “culto” de chantaje pederasta. En sus videos señala, entre otros, a Steven Spielberg, Tom Hanks y Seth Green de participar en esa red de trata.

La sociedad debe exigir respuestas y responsabilidad no solo de aquellos que cometieron delitos, sino también de las instituciones y figuras de autoridad que podrían haber permitido, encubierto o ignorado estas atrocidades. No podemos aceptar un sistema en el que algunos están más allá del alcance de la justicia.

Este caso debería inspirar una reflexión profunda sobre el equilibrio de poder en nuestra sociedad y la integridad de nuestras instituciones. La élite no debería estar exenta de rendir cuentas, y la justicia no debería ser un privilegio reservado para algunos pocos afortunados.

A medida que desentrañamos el legado tóxico de Epstein, debemos comprometernos a construir un sistema en el que la verdad y la justicia prevalezcan sobre la influencia y el poder. Es un llamado a la acción colectiva para garantizar que casos como este no se repitan y que la justicia sea verdaderamente accesible para todos.

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