/ lunes 18 de febrero de 2019

Respeto al individuo y sus bienes

Respeto al individuo y sus bienes

La explosión de una pipa de gas LP en Tampico el pasado 11 de febrero mientras abastecía un domicilio ubicado en la colonia Lomas de la Aurora...

Hecho que dejó un saldo de tres personas heridas y tres casas dañadas, no solo causó momentos de terror en los habitantes de ese perímetro, sino que demostró la necesidad de una mayor conciencia civica y social para combatir desastres naturales o provocados.

¿El conductor de la pipa estaba plenamente consciente de la peligrosidad de su carga? ¿Cuántas horas llevaba manejando? ¿Cuál fue su itinerario 24 horas antes del desastre? ¿Los voluntarios espontáneos y curiosos reunidos en el lugar del siniestro, sabían exactamente qué hacer y que sus vidas estaban en riesgo? Afortunadamente, las autoridades municipales, Ejército, Cruz Roja, Bomberos, entre otros, tomaron el control y actuaron con razonable eficacia. El llegar a tiempo al lugar de los hechos evitó daños más extensos y se sofocó el peligro inminente.

La confusión inicial de los habitantes por lo inesperado del problema en mención es un tema a tratar cuando todo nos dice que vivimos en una zona de riesgos y peligros. Algunos de estos riesgos son previsibles y otros controlables, pero lo real es que igualmente demandan la atención de las autoridades y los ciudadanos, porque la condición de prever y combatir los siniestros no obra fatalmente.

El hecho de que estemos expuestos a sufrir accidentes terrestres, marítimos, fluviales y aéreos requiere de eficacia para discurrir sistemas y evitar desastres provocados por la negligencia, imprudencias o errores humanos. Por tanto, resulta indispensable informar a la población abundante y oportunamente, acerca de la manera de prevenir y reaccionar ante tales eventos.

En nuestra región, año con año los huracanes se detectan gracias a modernos ingenios que siguen y anticipan su trayectoria. En las presas de agua se instalan monitores para prevenir alguna eventualidad. Por intermedio de satélites se anticipa el riesgo latente de sequías o la helada. La calidad del aire y el agua se valora minuciosamente por obra de sensores. Además, existe una normatividad para evitar y combatir incendios y explosiones. Pero el dilema, insisto, estriba en cómo dar a conocer de manera efectiva las medidas preventivas y de respuesta. Por tanto, es indispensable efectuar simulacros de desastres. En algunos sectores técnicamente hay progreso, aunque si el esfuerzo no es parejo es sinónimo de un alto nivel de riesgo.

La aspiración es vivir en el respeto a la integridad física del individuo y la de sus bienes. Así es.

Respeto al individuo y sus bienes

La explosión de una pipa de gas LP en Tampico el pasado 11 de febrero mientras abastecía un domicilio ubicado en la colonia Lomas de la Aurora...

Hecho que dejó un saldo de tres personas heridas y tres casas dañadas, no solo causó momentos de terror en los habitantes de ese perímetro, sino que demostró la necesidad de una mayor conciencia civica y social para combatir desastres naturales o provocados.

¿El conductor de la pipa estaba plenamente consciente de la peligrosidad de su carga? ¿Cuántas horas llevaba manejando? ¿Cuál fue su itinerario 24 horas antes del desastre? ¿Los voluntarios espontáneos y curiosos reunidos en el lugar del siniestro, sabían exactamente qué hacer y que sus vidas estaban en riesgo? Afortunadamente, las autoridades municipales, Ejército, Cruz Roja, Bomberos, entre otros, tomaron el control y actuaron con razonable eficacia. El llegar a tiempo al lugar de los hechos evitó daños más extensos y se sofocó el peligro inminente.

La confusión inicial de los habitantes por lo inesperado del problema en mención es un tema a tratar cuando todo nos dice que vivimos en una zona de riesgos y peligros. Algunos de estos riesgos son previsibles y otros controlables, pero lo real es que igualmente demandan la atención de las autoridades y los ciudadanos, porque la condición de prever y combatir los siniestros no obra fatalmente.

El hecho de que estemos expuestos a sufrir accidentes terrestres, marítimos, fluviales y aéreos requiere de eficacia para discurrir sistemas y evitar desastres provocados por la negligencia, imprudencias o errores humanos. Por tanto, resulta indispensable informar a la población abundante y oportunamente, acerca de la manera de prevenir y reaccionar ante tales eventos.

En nuestra región, año con año los huracanes se detectan gracias a modernos ingenios que siguen y anticipan su trayectoria. En las presas de agua se instalan monitores para prevenir alguna eventualidad. Por intermedio de satélites se anticipa el riesgo latente de sequías o la helada. La calidad del aire y el agua se valora minuciosamente por obra de sensores. Además, existe una normatividad para evitar y combatir incendios y explosiones. Pero el dilema, insisto, estriba en cómo dar a conocer de manera efectiva las medidas preventivas y de respuesta. Por tanto, es indispensable efectuar simulacros de desastres. En algunos sectores técnicamente hay progreso, aunque si el esfuerzo no es parejo es sinónimo de un alto nivel de riesgo.

La aspiración es vivir en el respeto a la integridad física del individuo y la de sus bienes. Así es.