/ miércoles 7 de agosto de 2019

Un asesino en la calle

La terrible tragedia ocurrida el pasado fin de semana en la ciudad de El Paso, Texas, donde un joven norteamericano de escasos 20 ó 21 años asesinó a 22 personas e hirió a otras tantas, obliga a la reflexión sobre las causas que originan estos hechos y sobre lo poco o nada que se ha realizado para frenarlos.

Unos dicen que son resultado del consumo de las drogas entre la juventud, otros afirman que es la venta indiscriminada de armas y hay quienes aseguran que es el fomento del racismo y el odio incubado en una falsa supremacía blanca.

Otros aseguran que se trata de una marcada descomposición social imperante en el país del norte, por la falta de valores familiares, culturales, civiles y morales, que se han ido perdiendo en la misma medida en que se avanza en lo económico.

Es el principio, dicen, del ocaso de un imperio.

Pero, ¿dónde comienza toda esa descomposición? sSin duda alguna en el seno de la familia.

Estudiosos de la materia coinciden en que un pueblo donde se practiquen los principios religiosos dentro de la familia, donde se fomente el respeto a las reglas y las leyes, donde se inculque a los niños a observar el conjunto de valores cívicos y a conducirse con propiedad y decencia, seguramente que será un pueblo en donde haya paz y bienestar.

Es decir, la familia es, sin duda alguna, el primer crisol donde se funde el carácter y la personalidad del hombre, es donde se perfila la conducta futura del individuo hacia la sociedad, buena o mala, es la cuna de su educación y de su formación, la familia es, finalmente, el orfebre espiritual de cada ser humano.

Ese joven asesino que descargó su miseria moral en un grupo de seres humanos sin ninguna misericordia, seguro que no tuvo madre que lo encaminara hacia el bien, ha de ser hijo de una familia desunida, alimentado por la política de odio de sus autoridades.

Ahora ya está en la cárcel y probablemente sea ejecutado, pero como él, aún anda un asesino en la calle.

Luego entonces, quienes estamos conscientes de nuestro papel como forjadores de una familia, debemos ver a nuestros seres queridos pequeños como el más delicado compromiso que Dios nos otorgó, para convertirlos en hombres de bien, útiles a sí mismos y a la sociedad.

ALMA LAURA AMPARAN; HONOR A QUIEN HONOR MERECE

En base a su entrega hacia las labores que buscan la salud de la población menos favorecida, la alcaldesa de Altamira, Alma Laura Amparán Cruz fue designada como vicepresidenta de la Red Tamaulipeca de Municipios por la Salud. Fue la secretaria de Salud en el Estado, Gloria de Jesús Molina Gamboa quien le tomó la protesta.

La Red Tamaulipeca de Municipios por la Salud tiene como objetivo establecer y activar estrategias enfocadas a proteger la salud de los tamaulipecos, optimizando los servicios con que cuentan.

La verdad, una distinción muy merecida por la señora alcaldesa de Altamira, Alma Laura Amparán Cruz, en reconocimiento a la importante labor que desarrolla en su municipio, no solo en el campo de la salud de los ciudadanos, sino en todo lo concerniente a su responsabilidad política.

P.D.- Dice la conseja popular que la educación no se estudia, se mama.

armando_juarezbecerra@hotmail.com