/ sábado 30 de diciembre de 2023

Cantos del Poder | Tres tandas, tres

PRIMERA TANDA.- Poco se habla del biólogo chino He Jiankui, responsable de la modificación del ADN de las criaturas ya nacidas, las gemelas Lulú y Nana, a partir de la fertilización in vitro, en dos mil dieciocho.

La comunidad científica internacional y de China, en su momento calificó estas acciones de “estúpidas y peligrosas”. Y un tribunal de Shentzhen condenó al investigador adscrito a la universidad de esa ciudad a tres años de prisión y pagar una multa de tres millones de yuanes.

Jiankui, tras purgar una condena de treinta y seis meses por este delito, se ha alejado de la vista pública, poco se le ve. Pero parece ser devoto de la frase habitual en el campo científico, “Lo que puede hacerse, debe de hacerse” y proseguirá con sus pruebas genéticas “por su cuenta”, sin el apoyo oficial. Si bien esto es complicado por las cantidades ingentes de dinero necesario para financiar los gastos exorbitantes, la recompensa es enorme.

Los primeros bebés genéticamente modificados del mundo tendrían la habilidad para resistir una posible infección del VIH, hecho que supone el diseño de sobrehumanos con mayor inteligencia, fuerza, velocidad, resistencia y niveles de longevidad.

¿Es correcto tener nuestro clon y conservarlo como depósito de repuestos, aun bajo supervisión médica? Para quienes su supervivencia depende de un trasplante de corazón, riñón o hígado, la respuesta es obvia, aun por sobre consideraciones éticas y morales.

Otra cuestión es quiénes deciden a quién clonar y a quién no; tesis central del filme “Los niños de Brasil” en los años setenta, donde un tirano utiliza la clonación múltiple con objeto de dominar al planeta (aunque lo que menos desea un dictador es un clon de sí mismo).

Existen naciones a favor de regular todo aquello que se pueda emplear para utilizar la clonación con fines perversos. Pero, en el hipotético caso de un acuerdo global, nada garantiza que será respetado por los países involucrados. Los intentos fallidos por regular el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), son un aviso.

Lo cierto es que nuevas formas de delinquir podrían aparecer. Por ejemplo, clonar seres humanos (o sus órganos), sin previo consentimiento del donante. Para efectuar un secuestro genético bastaría con hurtar un mechón de pelo y así obtener una copia fiel del individuo.

Otra modalidad de crimen es el diseño de un potente y letal virus de laboratorio con el antídoto bajo el dominio de una persona. También podría lograrse la producción en serie de un súper soldado, y el diseño de un tipo de individuo tan inteligente que eventualmente esclavizara a sus coetáneos. Todo esto, a bajo costo.

El escritor inglés Aldous Huxley, en “Un mundo feliz”, narra la creación de modelos de seres humanos de acuerdo a necesidades específicas, cosa que demanda convertirlos en autómatas, sin libre albedrío, sentimientos y creatividad.

Hoy ya no es el estudiante de medicina de Londres, Inglaterra, Víctor Frankenstein, que junta huesos de cadáveres para crear un nuevo Prometeo, como lo describe Mary Shelley en el siglo diecinueve. Ahora es el científico que recombina los genes humanos, que es lo más cercano a la síntesis de la vida.

SEGUNDA TANDA -- La tecnocracia neoliberal, una vez aposentada en Los Pinos, discurrió ofrecer obras de arte en custodia del Estado a “ inversionistas seleccionados”, para conseguir dinero a cambio. Pero nada se dijo de disminuir los jugosos salarios y prebendas de altos funcionarios ni revisar los fideicomisos ni el trafico de influencias que desangró la economía décadas enteras, provocando el sacrificio de los sueños y anhelos de la inmensa mayoría de lmexicanas y mexicanos, sobre todo de los más jóvenes. A esos connacionales a los que el conservadurismo llamó “ninis”, de manera peyorativa.

Con la opacidad que caracterizó a la rapiña del periodo del neoliberalismo económico, se planteó efectuar un recuento de cuadros, esculturas y grabados, entre otros, ubicados en diversas Secretarías, subsecretarías, despachos y embajadas, con la intención de efectuar una subasta o remate público. Pero enajenar de esa forma el patrimonio artístico y cultural es un crimen. Es una bofetada a la identidad de los mexicanos, a sus trabajos, a su sufrimiento y lo vivido. Vender por vender.

Lo que tenga que ver con el arte compete al pueblo. No solamente a las elites. Los mexicanos tenemos derecho a defender este patrimonio, el cual debe incrementar con los años. La idea es conservar un caudal que nutra el espíritu. El arte constituye nuestra verdadera riqueza y fortaleza. Nos libera del mundo estrecho y escasez de perspectivas de la vida diaria. Es una manifestación humana formada por lo que se pensó, creó, expresó, descubrió y defendió. Si perdemos esto ¿Qué nos queda?

TERCERA TANDA -- Dos mil veintitrés, que ya está en sus últimos momentos, nos deja como patrimonio que la vida es como el papel moneda, solo tiene valor cuando se gasta. Y que sin importar nuestro papel en este gran escenario del bien y el mal, en la coda del camino nos espera la huesuda, que no es desigual ni compasiva.

La brevedad de la vida nos dice que debemos aprovecharla. Que no es ocasión de preocupaciones, enojos y envidias. Ni momento para las dudas, las tristezas y las lamentaciones. Por el contrario, es la oportunidad de agradecer por un año más.

Tal vez no todo resultó como lo deseamos.

Quizá alrededor de nuestra mesa se vean sillas vacías. Y ya no disfrutemos de la presencia física de algunos de nuestros seres queridos ni de sus consejos y ternuras. Pero no se han ido. Están con nosotros. Y sus recuerdos son cada día más dulces y superiores a la sombra del olvido.

Levantemos nuestra copa y brindemos, con el ferviente deseo de que mañana sea mejor que hoy.

¡Salud!

PRIMERA TANDA.- Poco se habla del biólogo chino He Jiankui, responsable de la modificación del ADN de las criaturas ya nacidas, las gemelas Lulú y Nana, a partir de la fertilización in vitro, en dos mil dieciocho.

La comunidad científica internacional y de China, en su momento calificó estas acciones de “estúpidas y peligrosas”. Y un tribunal de Shentzhen condenó al investigador adscrito a la universidad de esa ciudad a tres años de prisión y pagar una multa de tres millones de yuanes.

Jiankui, tras purgar una condena de treinta y seis meses por este delito, se ha alejado de la vista pública, poco se le ve. Pero parece ser devoto de la frase habitual en el campo científico, “Lo que puede hacerse, debe de hacerse” y proseguirá con sus pruebas genéticas “por su cuenta”, sin el apoyo oficial. Si bien esto es complicado por las cantidades ingentes de dinero necesario para financiar los gastos exorbitantes, la recompensa es enorme.

Los primeros bebés genéticamente modificados del mundo tendrían la habilidad para resistir una posible infección del VIH, hecho que supone el diseño de sobrehumanos con mayor inteligencia, fuerza, velocidad, resistencia y niveles de longevidad.

¿Es correcto tener nuestro clon y conservarlo como depósito de repuestos, aun bajo supervisión médica? Para quienes su supervivencia depende de un trasplante de corazón, riñón o hígado, la respuesta es obvia, aun por sobre consideraciones éticas y morales.

Otra cuestión es quiénes deciden a quién clonar y a quién no; tesis central del filme “Los niños de Brasil” en los años setenta, donde un tirano utiliza la clonación múltiple con objeto de dominar al planeta (aunque lo que menos desea un dictador es un clon de sí mismo).

Existen naciones a favor de regular todo aquello que se pueda emplear para utilizar la clonación con fines perversos. Pero, en el hipotético caso de un acuerdo global, nada garantiza que será respetado por los países involucrados. Los intentos fallidos por regular el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), son un aviso.

Lo cierto es que nuevas formas de delinquir podrían aparecer. Por ejemplo, clonar seres humanos (o sus órganos), sin previo consentimiento del donante. Para efectuar un secuestro genético bastaría con hurtar un mechón de pelo y así obtener una copia fiel del individuo.

Otra modalidad de crimen es el diseño de un potente y letal virus de laboratorio con el antídoto bajo el dominio de una persona. También podría lograrse la producción en serie de un súper soldado, y el diseño de un tipo de individuo tan inteligente que eventualmente esclavizara a sus coetáneos. Todo esto, a bajo costo.

El escritor inglés Aldous Huxley, en “Un mundo feliz”, narra la creación de modelos de seres humanos de acuerdo a necesidades específicas, cosa que demanda convertirlos en autómatas, sin libre albedrío, sentimientos y creatividad.

Hoy ya no es el estudiante de medicina de Londres, Inglaterra, Víctor Frankenstein, que junta huesos de cadáveres para crear un nuevo Prometeo, como lo describe Mary Shelley en el siglo diecinueve. Ahora es el científico que recombina los genes humanos, que es lo más cercano a la síntesis de la vida.

SEGUNDA TANDA -- La tecnocracia neoliberal, una vez aposentada en Los Pinos, discurrió ofrecer obras de arte en custodia del Estado a “ inversionistas seleccionados”, para conseguir dinero a cambio. Pero nada se dijo de disminuir los jugosos salarios y prebendas de altos funcionarios ni revisar los fideicomisos ni el trafico de influencias que desangró la economía décadas enteras, provocando el sacrificio de los sueños y anhelos de la inmensa mayoría de lmexicanas y mexicanos, sobre todo de los más jóvenes. A esos connacionales a los que el conservadurismo llamó “ninis”, de manera peyorativa.

Con la opacidad que caracterizó a la rapiña del periodo del neoliberalismo económico, se planteó efectuar un recuento de cuadros, esculturas y grabados, entre otros, ubicados en diversas Secretarías, subsecretarías, despachos y embajadas, con la intención de efectuar una subasta o remate público. Pero enajenar de esa forma el patrimonio artístico y cultural es un crimen. Es una bofetada a la identidad de los mexicanos, a sus trabajos, a su sufrimiento y lo vivido. Vender por vender.

Lo que tenga que ver con el arte compete al pueblo. No solamente a las elites. Los mexicanos tenemos derecho a defender este patrimonio, el cual debe incrementar con los años. La idea es conservar un caudal que nutra el espíritu. El arte constituye nuestra verdadera riqueza y fortaleza. Nos libera del mundo estrecho y escasez de perspectivas de la vida diaria. Es una manifestación humana formada por lo que se pensó, creó, expresó, descubrió y defendió. Si perdemos esto ¿Qué nos queda?

TERCERA TANDA -- Dos mil veintitrés, que ya está en sus últimos momentos, nos deja como patrimonio que la vida es como el papel moneda, solo tiene valor cuando se gasta. Y que sin importar nuestro papel en este gran escenario del bien y el mal, en la coda del camino nos espera la huesuda, que no es desigual ni compasiva.

La brevedad de la vida nos dice que debemos aprovecharla. Que no es ocasión de preocupaciones, enojos y envidias. Ni momento para las dudas, las tristezas y las lamentaciones. Por el contrario, es la oportunidad de agradecer por un año más.

Tal vez no todo resultó como lo deseamos.

Quizá alrededor de nuestra mesa se vean sillas vacías. Y ya no disfrutemos de la presencia física de algunos de nuestros seres queridos ni de sus consejos y ternuras. Pero no se han ido. Están con nosotros. Y sus recuerdos son cada día más dulces y superiores a la sombra del olvido.

Levantemos nuestra copa y brindemos, con el ferviente deseo de que mañana sea mejor que hoy.

¡Salud!