/ martes 19 de enero de 2021

Economía para todos | Entre burbujas pasadas y actuales

Con el vaivén de la emergencia sanitaria, la contracción económica global y una incertidumbre que persiste a como surgen nuevos contagios, un puñado de activos financieros han visto acrecentar exponencialmente su valor a tal grado de denominarlos “burbuja financiera”.

El concepto de burbuja financiera —o burbuja económica— no es nueva, está caracterizada principalmente por una situación en la que se produce un incremento eufórico y desmesurado del precio de un producto, así como surgir bajo el camuflaje de modas o tendencias. Por su parte, la mayoría de las crisis económicas han tenido como común denominador una burbuja financiera que a la postre generan una recesión económica. Esto concebido por la especulación, la cual está representada por la irracionalidad de las personas al pensar que los precios seguirán subiendo y que, en un futuro, traerá beneficios redituables; y para un claro ejemplo, solo basta remontarse varios siglos atrás para observar algunos acontecimientos financieros para asignarles tal etiqueta.

La considerada como primer burbuja financiera de la historia moderna, fue la ocurrida en los Países Bajos en el siglo XVII, denominada ‘Tulipomanía’; donde el actor principal fue la rareza de los bulbos multicolores e irrepetibles del tulipán y debido a que esta flor era el mayor exponente de riqueza en su tiempo, causó una euforia compradora que duró varios años, e incluso, llegaron a intercambiar bienes inmuebles por un bulbo de tulipán; posteriormente la burbuja reventaría y los precios irían en picada, llevando consigo una euforia de venta, bancarrotas, pánico y una quiebra económica en el país.

Otra de las grandes burbujas financieras fue la denominada “el crack del 29”, ocurrida en Estados Unidos, donde a mediados de los años veinte, millones de estadounidenses fueron seducidos para acrecentar su riqueza de manera “sencilla” mediante la inversión en el mercado de valores, pasando de la prosperidad basada en el desarrollo industrial a depender principalmente de la especulación. Años más tarde, en octubre de 1929, reventaría la burbuja, llevando consigo una crisis inevitable que se extendió a los sectores comerciales, bancarios e industriales; asimismo, sus consecuencias se sintieron en todo el mundo y perduraron hasta la Segunda Guerra Mundial.

A finales del siglo XX, se vivió una situación similar con la denominada “burbuja de las punto com”, donde a inicios de 1997, las bolsas de valores occidentales empezaron a crecer y surgieron numerosas empresas tecnológicas. Estas empresas hacían aprovechamiento del internet para obtener una participación del mercado, aunque en un principio no generasen beneficios, que, con el tiempo, esperaban conseguir el reconocimiento que les ayudasen a hacer frente a sus gastos y generar beneficios. En marzo de 2000, estalló la burbuja por la venta masiva de acciones provocando una reacción en cadena y pánico en los inversionistas fue así como se produjo una caída acelerada, cierre de empresas, billones de dólares evaporados y millones de inversores arruinados.

Ya en el siglo XXI, aconteció la crisis financiera por la burbuja inmobiliaria en EE. UU., caracterizada por la entrada de hipotecas entregadas a personas con dificultades para afrontar los préstamos aunado a la creación de instrumentos financieros complejos que “mitigaban” el riesgo que eso generaba. Fue así como en el segundo semestre de 2008 las bolsas de valores en EE. UU. colapsaron y repercutieron en el sistema financiero global.

Hoy en día, con la pandemia declarada hace poco más de un año, miles de empresas llegaron a ver mermadas sus valoraciones en las bolsas de valores debido a la disminución de la demanda global; sin embargo, empresas de comercio electrónico, tecnología y telecomunicaciones han visto un alza sustancial en su valoración debido a lo esencial de su giro económico, tal es el caso de Amazon y Zoom. No obstante, Tesla también ha tenido un alza exponencial siendo que es una empresa ensambladora de coches eléctricos, la cual se ha revalorizado en un 743.4% durante el año pasado, haciendo pensar que en cualquier momento podría reventar una burbuja financiera de coches eléctricos. Asimismo, otro de los activos que se revalorizaron fuertemente durante el año pasado, fue la criptomoneda bitcoin, el cual tuvo un incremento en su precio del 302.3% y que recientemente alcanzó los 40 mil dólares por unidad, siendo que a finales del año 2019 valía 7 mil 200 dólares aproximadamente.

Por lo que no toda señal de popularidad y de predicciones extremas son reflejo de dinero fácil de forma milagrosa y cien por ciento segura con la justificación del miedo a perder la oportunidad de acrecentar la riqueza, siendo que la historia nos ha enseñado que no todo lo que brilla es oro y que la frase “esta vez, será diferente” carece de confianza. Cuídese mucho.

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Con el vaivén de la emergencia sanitaria, la contracción económica global y una incertidumbre que persiste a como surgen nuevos contagios, un puñado de activos financieros han visto acrecentar exponencialmente su valor a tal grado de denominarlos “burbuja financiera”.

El concepto de burbuja financiera —o burbuja económica— no es nueva, está caracterizada principalmente por una situación en la que se produce un incremento eufórico y desmesurado del precio de un producto, así como surgir bajo el camuflaje de modas o tendencias. Por su parte, la mayoría de las crisis económicas han tenido como común denominador una burbuja financiera que a la postre generan una recesión económica. Esto concebido por la especulación, la cual está representada por la irracionalidad de las personas al pensar que los precios seguirán subiendo y que, en un futuro, traerá beneficios redituables; y para un claro ejemplo, solo basta remontarse varios siglos atrás para observar algunos acontecimientos financieros para asignarles tal etiqueta.

La considerada como primer burbuja financiera de la historia moderna, fue la ocurrida en los Países Bajos en el siglo XVII, denominada ‘Tulipomanía’; donde el actor principal fue la rareza de los bulbos multicolores e irrepetibles del tulipán y debido a que esta flor era el mayor exponente de riqueza en su tiempo, causó una euforia compradora que duró varios años, e incluso, llegaron a intercambiar bienes inmuebles por un bulbo de tulipán; posteriormente la burbuja reventaría y los precios irían en picada, llevando consigo una euforia de venta, bancarrotas, pánico y una quiebra económica en el país.

Otra de las grandes burbujas financieras fue la denominada “el crack del 29”, ocurrida en Estados Unidos, donde a mediados de los años veinte, millones de estadounidenses fueron seducidos para acrecentar su riqueza de manera “sencilla” mediante la inversión en el mercado de valores, pasando de la prosperidad basada en el desarrollo industrial a depender principalmente de la especulación. Años más tarde, en octubre de 1929, reventaría la burbuja, llevando consigo una crisis inevitable que se extendió a los sectores comerciales, bancarios e industriales; asimismo, sus consecuencias se sintieron en todo el mundo y perduraron hasta la Segunda Guerra Mundial.

A finales del siglo XX, se vivió una situación similar con la denominada “burbuja de las punto com”, donde a inicios de 1997, las bolsas de valores occidentales empezaron a crecer y surgieron numerosas empresas tecnológicas. Estas empresas hacían aprovechamiento del internet para obtener una participación del mercado, aunque en un principio no generasen beneficios, que, con el tiempo, esperaban conseguir el reconocimiento que les ayudasen a hacer frente a sus gastos y generar beneficios. En marzo de 2000, estalló la burbuja por la venta masiva de acciones provocando una reacción en cadena y pánico en los inversionistas fue así como se produjo una caída acelerada, cierre de empresas, billones de dólares evaporados y millones de inversores arruinados.

Ya en el siglo XXI, aconteció la crisis financiera por la burbuja inmobiliaria en EE. UU., caracterizada por la entrada de hipotecas entregadas a personas con dificultades para afrontar los préstamos aunado a la creación de instrumentos financieros complejos que “mitigaban” el riesgo que eso generaba. Fue así como en el segundo semestre de 2008 las bolsas de valores en EE. UU. colapsaron y repercutieron en el sistema financiero global.

Hoy en día, con la pandemia declarada hace poco más de un año, miles de empresas llegaron a ver mermadas sus valoraciones en las bolsas de valores debido a la disminución de la demanda global; sin embargo, empresas de comercio electrónico, tecnología y telecomunicaciones han visto un alza sustancial en su valoración debido a lo esencial de su giro económico, tal es el caso de Amazon y Zoom. No obstante, Tesla también ha tenido un alza exponencial siendo que es una empresa ensambladora de coches eléctricos, la cual se ha revalorizado en un 743.4% durante el año pasado, haciendo pensar que en cualquier momento podría reventar una burbuja financiera de coches eléctricos. Asimismo, otro de los activos que se revalorizaron fuertemente durante el año pasado, fue la criptomoneda bitcoin, el cual tuvo un incremento en su precio del 302.3% y que recientemente alcanzó los 40 mil dólares por unidad, siendo que a finales del año 2019 valía 7 mil 200 dólares aproximadamente.

Por lo que no toda señal de popularidad y de predicciones extremas son reflejo de dinero fácil de forma milagrosa y cien por ciento segura con la justificación del miedo a perder la oportunidad de acrecentar la riqueza, siendo que la historia nos ha enseñado que no todo lo que brilla es oro y que la frase “esta vez, será diferente” carece de confianza. Cuídese mucho.

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