/ martes 22 de marzo de 2022

Economía para todos | Reestructura e irracionalidad

A finales de la semana pasada terminó por reestructurarse Grupo Aeroméxico, lo que trajo distintas opiniones acerca de la irracionalidad de ciertos inversores.

No cabe duda que el incrementar nuestro patrimonio es una de las principales razones por las cuales se estudia, trabaja y, sobre todo, se invierten los recursos disponibles de cada individuo, ya sea de manera en que se pueda crear un negocio y generar empleos, invertirlo en bienes raíces o introducirlo al sistema financiero mexicano para destinarlo a los distintos activos financieros que están disponibles desde cantidades asequibles.

Ello con el objetivo de acrecentar la inclusión financiera a la sociedad mexicana, fomentar la educación financiera y, obviamente, impulsar la producción y empresas mediante el financiamiento en el mercado de valores. No obstante, hay ciertos sentimientos que interceptan nuestros análisis y generan que tomemos decisiones sesgadas por distintas conductas y emociones.

El modelo económico tradicional asume que los individuos toman decisiones con el objetivo de maximizar su propio bienestar (sin importarnos los demás), utilizando toda la información disponible y procesando esta información adecuadamente. Sin embargo, la evolución de la economía en las últimas décadas ha revelado la inexactitud de estos supuestos y ha documentado cómo puede ser un problema para ellos.

Para Richard Thaler, uno de los fundadores de la economía del comportamiento y ganador del Premio Nobel de Economía en 2017, el homo economicus, término utilizado para caracterizar el comportamiento humano en el modelo económico estándar, ha sido capaz de empezar a actuar más como homo sapiens, es decir, como ser humano y social, reconociendo que su comportamiento está condicionado principalmente por sus creencias, emociones, sentimientos, entorno social, entre otros factores; y que este, no siempre es “racional” a la manera de decidir.

Dentro de los distintos sesgos que contempla el estudio de la economía del comportamiento, existen las creencias, y una de ellas nos lleva al exceso de optimismo, que no es más que la tendencia a subestimar la probabilidad de eventos negativos y sobre estimar la probabilidad de eventos positivos.

Desde hace unos meses y con la disyuntiva creada por el surgimiento de la pandemia, Grupo Aeroméxico solicitó voluntariamente un procedimiento de reestructuración financiera conforme al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en EE.UU., con ello, Aeroméxico obtuvo el permiso de seguir operando bajo una pausa en el pago a sus acreedores mientras se procedía a la reestructura financiera.

Finalmente, después del proceso de reestructura, Aeroméxico pudo sobresalir de entre las cenizas y alzar el vuelo de nuevo —financieramente hablando— el pasado viernes. Sin embargo, durante el proceso, las acciones de Aeroméxico en la Bolsa Mexicana de Valores estuvieron envueltas en volatilidad por la necedad de un puñado de personas que creían que después de la reestructura podrían acumular cuantiosas ganancias.

No obstante, a pesar de las múltiples alertas emitidas principalmente por las entidades reguladoras y Casas de Bolsa, los inversionistas siguieron “jugando” con los precios de las acciones durante el proceso de reestructura y, durante la semana pasada, se llevó a cabo un split inverso en donde por cada 5 millones de acciones “viejas”, otorgaron 1 acción nueva.

Con ello, los inversionistas “de a pie”, mostraron su inconformidad en redes sociales por este procedimiento cuando desde hace meses se les advirtió y se les recomendó evadir operaciones con esas acciones.

Con este ejemplo en particular, podemos reforzar que el ser humano junto a su optimismo por la formación de una fortuna express, provoca realizar prácticas financieras irracionales en el mercado de valores que, posteriormente, lleva a la minusvalía o pérdida parcial de su patrimonio, afectando su situación actual y, por ende, futura. Cuídese mucho.

  • Regeneración 19

A finales de la semana pasada terminó por reestructurarse Grupo Aeroméxico, lo que trajo distintas opiniones acerca de la irracionalidad de ciertos inversores.

No cabe duda que el incrementar nuestro patrimonio es una de las principales razones por las cuales se estudia, trabaja y, sobre todo, se invierten los recursos disponibles de cada individuo, ya sea de manera en que se pueda crear un negocio y generar empleos, invertirlo en bienes raíces o introducirlo al sistema financiero mexicano para destinarlo a los distintos activos financieros que están disponibles desde cantidades asequibles.

Ello con el objetivo de acrecentar la inclusión financiera a la sociedad mexicana, fomentar la educación financiera y, obviamente, impulsar la producción y empresas mediante el financiamiento en el mercado de valores. No obstante, hay ciertos sentimientos que interceptan nuestros análisis y generan que tomemos decisiones sesgadas por distintas conductas y emociones.

El modelo económico tradicional asume que los individuos toman decisiones con el objetivo de maximizar su propio bienestar (sin importarnos los demás), utilizando toda la información disponible y procesando esta información adecuadamente. Sin embargo, la evolución de la economía en las últimas décadas ha revelado la inexactitud de estos supuestos y ha documentado cómo puede ser un problema para ellos.

Para Richard Thaler, uno de los fundadores de la economía del comportamiento y ganador del Premio Nobel de Economía en 2017, el homo economicus, término utilizado para caracterizar el comportamiento humano en el modelo económico estándar, ha sido capaz de empezar a actuar más como homo sapiens, es decir, como ser humano y social, reconociendo que su comportamiento está condicionado principalmente por sus creencias, emociones, sentimientos, entorno social, entre otros factores; y que este, no siempre es “racional” a la manera de decidir.

Dentro de los distintos sesgos que contempla el estudio de la economía del comportamiento, existen las creencias, y una de ellas nos lleva al exceso de optimismo, que no es más que la tendencia a subestimar la probabilidad de eventos negativos y sobre estimar la probabilidad de eventos positivos.

Desde hace unos meses y con la disyuntiva creada por el surgimiento de la pandemia, Grupo Aeroméxico solicitó voluntariamente un procedimiento de reestructuración financiera conforme al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en EE.UU., con ello, Aeroméxico obtuvo el permiso de seguir operando bajo una pausa en el pago a sus acreedores mientras se procedía a la reestructura financiera.

Finalmente, después del proceso de reestructura, Aeroméxico pudo sobresalir de entre las cenizas y alzar el vuelo de nuevo —financieramente hablando— el pasado viernes. Sin embargo, durante el proceso, las acciones de Aeroméxico en la Bolsa Mexicana de Valores estuvieron envueltas en volatilidad por la necedad de un puñado de personas que creían que después de la reestructura podrían acumular cuantiosas ganancias.

No obstante, a pesar de las múltiples alertas emitidas principalmente por las entidades reguladoras y Casas de Bolsa, los inversionistas siguieron “jugando” con los precios de las acciones durante el proceso de reestructura y, durante la semana pasada, se llevó a cabo un split inverso en donde por cada 5 millones de acciones “viejas”, otorgaron 1 acción nueva.

Con ello, los inversionistas “de a pie”, mostraron su inconformidad en redes sociales por este procedimiento cuando desde hace meses se les advirtió y se les recomendó evadir operaciones con esas acciones.

Con este ejemplo en particular, podemos reforzar que el ser humano junto a su optimismo por la formación de una fortuna express, provoca realizar prácticas financieras irracionales en el mercado de valores que, posteriormente, lleva a la minusvalía o pérdida parcial de su patrimonio, afectando su situación actual y, por ende, futura. Cuídese mucho.

  • Regeneración 19