Sin duda alguna durante el segundo trimestre de este año, aconteció la peor caída de la economía mexicana que se tenga registro alguno, esto derivado por el cierre de las actividades económicas en mayor o menor medida. Pero ¿y después qué sigue?
El miércoles pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicó el informe de los resultados de las estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) en donde la variación respecto al primer trimestre fue del (-)17.1 por ciento; mientras que la variación comparada al mismo periodo del año pasado, fue del (-)18.7 por ciento; asimismo, comparándolo con los primeros seis meses del año anterior, la producción de bienes y servicios en la economía mexicana fue del (-)10.4 por ciento.
Ahora bien, desglosándolo por actividades económicas, la actividad primaria, que engloba la producción en el sector agroalimentario, aprovechamiento forestal, pesca y caza, cayó (-)0.5 por ciento respecto al segundo trimestre del año pasado. En cuanto a actividades secundarias, la minería, construcción, manufactura y generación, transmisión y distribución de energía eléctrica y suministro de agua, cayó un (-)25.7 por ciento anual; siendo ésta, la actividad con la caída más pronunciada. Mientras tanto, en la actividad terciaria, que se integra por los servicios, transporte y comercio, se vio reducido en un (-)16.2 por ciento anual.
Sin embargo, hubo subsectores que presentaron mayores caídas anuales que otros debido a la naturaleza de su giro económico, como fueron los servicios de esparcimiento culturales y deportivos (-76.9 por ciento); servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (-70.4 por ciento); transportes, correos y almacenamiento (-39.3 por ciento); construcción (-34.3 por ciento); manufactura (-29.6 por ciento); y comercio al por menor (-28.8 por ciento).
No obstante, en junio, el último mes del segundo trimestre de este año, según el Indicador Global de la Actividad Económica del INEGI, que permite dar seguimiento al comportamiento mensual de las actividades económicas en el corto plazo, nos muestra indicios de una recuperación paulatina en comparación del mes de mayo, donde las actividades secundarias tuvieron un incremento del 17.9 por ciento, mientras que las actividades terciarias, mostraron un alza del 6.2 por ciento. Mientras que los subsectores más afectados que anteriormente se mencionaron, mostraron un incremento del 6.1 por ciento para los servicios de esparcimiento; 7.6 por ciento en servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas; 9.3 por ciento en transportes, correos y almacenamiento; 17.5 por ciento en construcción; 26.7 por ciento en manufactura; y 18.8 por ciento en el comercio al por menor.
De tal manera, las medidas precautorias para un menor contagio acelerado por parte de la sociedad mexicana, indudablemente han impactado agresivamente en la economía mexicana originando desempleo, bajas ventas, menores ingresos en los hogares y recientemente una nueva modalidad de educación remota; pero, por otra parte también ha generado nichos de oportunidad para ciertos giros que se han adaptado rápidamente a la era digital o han decidido buscar satisfacer las necesidades de otras personas mediante el emprendimiento, lo cual, hará que la brecha se amplíe entre éstas últimas y las personas que tengan una menor adaptación o acceso al ambiente digital. Bien dicen por ahí, “En toda crisis, hay una oportunidad”. Aunque lo más importante de ahora en adelante, será tener en mente que habrá que realizar una mejor toma de decisiones en cuanto a los recursos disponibles para toda la sociedad mexicana, desde las grandes corporaciones, como el gobierno, y sobre todo el trabajador, dado que se espera una recuperación lenta, habrá que optimizar cada peso que logremos recaudar, teniendo en cuenta que será destinado al bien o servicio que nos brinde mayor satisfacción a nuestra necesidad, es decir, tendremos que aprender a gastar en lo que necesitemos, no en lo que queramos. Cuídese mucho.
Regeneración 19
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