/ martes 2 de marzo de 2021

Economía y bienestar | El bienestar subjetivo y la estabilidad emocional

Una de las principales preocupaciones en el campo de la investigación social de los últimos años ha girado en torno a las estimaciones en materia de bienestar subjetivo, cada vez tratando de construir indicadores que permitan conocer no el nivel de felicidad cuyo concepto es sumamente abstracto, y de ahí una de sus dificultades en el campo tanto técnico como conceptual, sino de datos que den cuenta de la percepción que tienen las personas respecto a sus oportunidades vitales asociadas con sus condiciones de vida, así como a su situación emocional derivado de sus experiencias; es aquí donde se han construido una serie de documentos de investigación cuyos modelos de análisis han referido la importancia de comprender y estimar el bienestar subjetivo desde las vivencias de los individuos.

De lo anterior, se puede decir que el bienestar subjetivo tiene componentes de equilibrio emocional y la forma como lo perciben y lo viven los individuos en su cotidianeidad, en otras palabras, son estados de ánimo y sentimientos tanto positivos como negativos, a la vez otro de los rubros de carácter cognitivo, es decir, de la satisfacción en materia sobre la realización de los objetivos personales. De ello se deriva uno de los cuestionamientos que nos hacemos y que han generado una polémica importante principalmente para la filosofía y desde luego para la ciencia económica, y es ¿por qué algunas personas son más felices que otras?, desde luego que la percepción de los individuos está definida en parte por su contexto, el estado de ánimo y la realización de sus objetivos y metas personales, estos juegan un papel primordial, en donde se ha descartado la casi nula influencia entre el desarrollo económico de la sociedad y su relación con la felicidad, aun así, no se ha podido estimar hasta el momento los niveles de felicidad, pero el bienestar subjetivo es el indicador que más se le aproxima.

Al respecto el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha dado a conocer en su reporte 160/21 indicadores del Bienestar Autorreportado de la Población Urbana (BIARE) al mes de enero del año en curso, este indicador del bienestar subjetivo, consiste en estimar tres dimensiones: a) la satisfacción con la vida en general y con ámbitos específicos de la misma; b) Eudemonía, este concepto de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española lo define como el estado de satisfacción debido generalmente a la situación de uno mismo con la vida; c) Balance anímico. El Módulo BIARE ofrece información representativa del conjunto de la población adulta concentrada en 32 ciudades del país.

De acuerdo con el reporte que proporciona el Inegi, durante el primer mes del año, en una escala de 0 a 10, donde el 0 es nada satisfecho y el 10 es completamente satisfecho, la población adulta urbana calificó, en promedio, en 8.2 la satisfacción actual con su vida. Según el referido reporte, las mujeres expresan menor satisfacción que los hombres, la brecha entre ellas y ellos es de 3 décimas.

Con relación a aspectos específicos, la población adulta en el país expresa el nivel más alto de satisfacción con sus relaciones personales con una calificación de 8.8 y el nivel más bajo en la satisfacción con su seguridad ciudadana con una evaluación de 5.5. En enero del presente año, los jóvenes de 18 a 29 años reportaron el mayor nivel de satisfacción con un promedio de 8.4; le sigue el grupo de 30 a 44 años con 8.3; las personas de 60 años y más promediaron 8.1, mientras que los de 45 a 59 registraron la menor satisfacción: 7.9. Al interior de los grupos hay diferencias según el sexo: para los tres primeros este último indicador es de suma importancia, ya que está directamente asociado a la relación país y seguridad, donde en época de pandemia, pérdida de empleo, inseguridad entre otros, juegan un papel preponderante en formar la percepción de la población urbana adulta, además las condiciones de confinamiento que se ha vivido por casi ya un año en nuestro país da muestra de la importancia de resaltar las relaciones personales a través de medios virtuales, sin embargo sigue siendo la seguridad en el empleo y las condiciones de salud las que continúan generando estragos en el bienestar subjetivo de la población.

Regeneración 19

Una de las principales preocupaciones en el campo de la investigación social de los últimos años ha girado en torno a las estimaciones en materia de bienestar subjetivo, cada vez tratando de construir indicadores que permitan conocer no el nivel de felicidad cuyo concepto es sumamente abstracto, y de ahí una de sus dificultades en el campo tanto técnico como conceptual, sino de datos que den cuenta de la percepción que tienen las personas respecto a sus oportunidades vitales asociadas con sus condiciones de vida, así como a su situación emocional derivado de sus experiencias; es aquí donde se han construido una serie de documentos de investigación cuyos modelos de análisis han referido la importancia de comprender y estimar el bienestar subjetivo desde las vivencias de los individuos.

De lo anterior, se puede decir que el bienestar subjetivo tiene componentes de equilibrio emocional y la forma como lo perciben y lo viven los individuos en su cotidianeidad, en otras palabras, son estados de ánimo y sentimientos tanto positivos como negativos, a la vez otro de los rubros de carácter cognitivo, es decir, de la satisfacción en materia sobre la realización de los objetivos personales. De ello se deriva uno de los cuestionamientos que nos hacemos y que han generado una polémica importante principalmente para la filosofía y desde luego para la ciencia económica, y es ¿por qué algunas personas son más felices que otras?, desde luego que la percepción de los individuos está definida en parte por su contexto, el estado de ánimo y la realización de sus objetivos y metas personales, estos juegan un papel primordial, en donde se ha descartado la casi nula influencia entre el desarrollo económico de la sociedad y su relación con la felicidad, aun así, no se ha podido estimar hasta el momento los niveles de felicidad, pero el bienestar subjetivo es el indicador que más se le aproxima.

Al respecto el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha dado a conocer en su reporte 160/21 indicadores del Bienestar Autorreportado de la Población Urbana (BIARE) al mes de enero del año en curso, este indicador del bienestar subjetivo, consiste en estimar tres dimensiones: a) la satisfacción con la vida en general y con ámbitos específicos de la misma; b) Eudemonía, este concepto de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española lo define como el estado de satisfacción debido generalmente a la situación de uno mismo con la vida; c) Balance anímico. El Módulo BIARE ofrece información representativa del conjunto de la población adulta concentrada en 32 ciudades del país.

De acuerdo con el reporte que proporciona el Inegi, durante el primer mes del año, en una escala de 0 a 10, donde el 0 es nada satisfecho y el 10 es completamente satisfecho, la población adulta urbana calificó, en promedio, en 8.2 la satisfacción actual con su vida. Según el referido reporte, las mujeres expresan menor satisfacción que los hombres, la brecha entre ellas y ellos es de 3 décimas.

Con relación a aspectos específicos, la población adulta en el país expresa el nivel más alto de satisfacción con sus relaciones personales con una calificación de 8.8 y el nivel más bajo en la satisfacción con su seguridad ciudadana con una evaluación de 5.5. En enero del presente año, los jóvenes de 18 a 29 años reportaron el mayor nivel de satisfacción con un promedio de 8.4; le sigue el grupo de 30 a 44 años con 8.3; las personas de 60 años y más promediaron 8.1, mientras que los de 45 a 59 registraron la menor satisfacción: 7.9. Al interior de los grupos hay diferencias según el sexo: para los tres primeros este último indicador es de suma importancia, ya que está directamente asociado a la relación país y seguridad, donde en época de pandemia, pérdida de empleo, inseguridad entre otros, juegan un papel preponderante en formar la percepción de la población urbana adulta, además las condiciones de confinamiento que se ha vivido por casi ya un año en nuestro país da muestra de la importancia de resaltar las relaciones personales a través de medios virtuales, sin embargo sigue siendo la seguridad en el empleo y las condiciones de salud las que continúan generando estragos en el bienestar subjetivo de la población.

Regeneración 19