/ martes 5 de enero de 2021

Economía y bienestar | La cuesta de enero

Durante muchos años nos hemos acostumbrado a vivir la experiencia de la denominada cuesta de enero, que implica un ajuste casi generalizado en una buena parte de los bienes y servicios ofertados en el mercado, derivado de los cambios en el nivel de precios además del ajuste en las tarifas de algunos de los servicios públicos, dichos cambios eran evidentes también en las tasas de interés, así como en el tipo de cambio.

Este fenómeno además de afectar la economía de todas las familias, también impacta en la mayoría de empresas que ven caer sus ventas, algunas de estas asumen la estrategia comercial de poner una buena parte de los artículos que no se vendieron en el mes de diciembre a precios de oferta, de ahí las rebajas de enero, que venían a aligerar la mencionada cuesta, sin embargo, dichos artículos no eran de primera necesidad, ya que regularmente son bienes suntuarios.

Desde luego que la afectación a la economía generaba un disparo en la inflación, dañando de manera significativa el poder adquisitivo de aquellos grupos poblacionales con menores ingresos, aunque los efectos son para toda la población. Este año que está iniciando, tal parece que la cuesta de enero no se ha sentido por varios motivos, en primera instancia, venimos de varios meses de afectación muy severa de la economía nacional producto de la pandemia mundial y las estrategias tomadas para enfrentarla, que se ha traducido en el cierre de empresas y desde luego en la pérdida de empleo, por ello la cuesta de enero, debiera llamarse la cuesta de la pandemia, que implica la caída de las condiciones de la economía y la afectación a un grupo importante de la población, se estima que la afectación puede llevarnos a registrar una caída del Producto Interno Bruto de más del 9 por ciento durante el año 2020; aún con lo anterior, han habido políticas emergentes que contribuyen a menguar las condiciones de deterioro, entre ellas hay que destacar, que no se han registrado aumentos ni significativos ni graduales de los energéticos, como se vio anteriormente, donde por años los energéticos principalmente las gasolinas subían diariamente entre uno o dos centavos, que a largo plazo ubicaron los precios por el orden del los veinte pesos el litro, hasta el momento se han mantenido bajo control sus respectivos precios y en algunos casos han llegado a disminuir.

Otro de los factores que han incidido a mitigar la referida cuesta, es el control del tipo de cambio, el cual ronda por el orden de los 19 ó 20 pesos por dólar lo que ha incidido en el control de la inflación; asimismo otro elemento a favor de mantener los niveles inflacionarios no tan dañinos, ha sido el manejo de la política monetaria por parte del Banco de México, a fin de mantener la tasa de interés bajo control ya que ésta ha tenido una tendencia a la baja durante el año pasado, con la intención de fomentar la inversión y fortalecer el mercado interno.

Aunado a lo anterior, es importante tomar en cuenta que también ha habido cambios en las condiciones de consumo de las familias; por una parte, ante la pérdida de empleo de más de un millón de plazas, en muchos hogares se ha optado por implementar mecanismos de control a su gasto.

Por lo anterior, pudiéramos decir que la cuesta de enero no se dejará sentir tanto dado los indicadores macroeconómicos que se presentan en el manejo del tipo de cambio, tasa de interés y control de la inflación, sin embargo, lo anterior no es suficiente, ya que en lugar de ser cuesta de enero debiera ser cuesta de pandemia, debido a que últimamente se han padecido meses sumamente difíciles, esperemos que pronto dejemos atrás la cuesta de los últimos tiempos.

Regeneración 19

Durante muchos años nos hemos acostumbrado a vivir la experiencia de la denominada cuesta de enero, que implica un ajuste casi generalizado en una buena parte de los bienes y servicios ofertados en el mercado, derivado de los cambios en el nivel de precios además del ajuste en las tarifas de algunos de los servicios públicos, dichos cambios eran evidentes también en las tasas de interés, así como en el tipo de cambio.

Este fenómeno además de afectar la economía de todas las familias, también impacta en la mayoría de empresas que ven caer sus ventas, algunas de estas asumen la estrategia comercial de poner una buena parte de los artículos que no se vendieron en el mes de diciembre a precios de oferta, de ahí las rebajas de enero, que venían a aligerar la mencionada cuesta, sin embargo, dichos artículos no eran de primera necesidad, ya que regularmente son bienes suntuarios.

Desde luego que la afectación a la economía generaba un disparo en la inflación, dañando de manera significativa el poder adquisitivo de aquellos grupos poblacionales con menores ingresos, aunque los efectos son para toda la población. Este año que está iniciando, tal parece que la cuesta de enero no se ha sentido por varios motivos, en primera instancia, venimos de varios meses de afectación muy severa de la economía nacional producto de la pandemia mundial y las estrategias tomadas para enfrentarla, que se ha traducido en el cierre de empresas y desde luego en la pérdida de empleo, por ello la cuesta de enero, debiera llamarse la cuesta de la pandemia, que implica la caída de las condiciones de la economía y la afectación a un grupo importante de la población, se estima que la afectación puede llevarnos a registrar una caída del Producto Interno Bruto de más del 9 por ciento durante el año 2020; aún con lo anterior, han habido políticas emergentes que contribuyen a menguar las condiciones de deterioro, entre ellas hay que destacar, que no se han registrado aumentos ni significativos ni graduales de los energéticos, como se vio anteriormente, donde por años los energéticos principalmente las gasolinas subían diariamente entre uno o dos centavos, que a largo plazo ubicaron los precios por el orden del los veinte pesos el litro, hasta el momento se han mantenido bajo control sus respectivos precios y en algunos casos han llegado a disminuir.

Otro de los factores que han incidido a mitigar la referida cuesta, es el control del tipo de cambio, el cual ronda por el orden de los 19 ó 20 pesos por dólar lo que ha incidido en el control de la inflación; asimismo otro elemento a favor de mantener los niveles inflacionarios no tan dañinos, ha sido el manejo de la política monetaria por parte del Banco de México, a fin de mantener la tasa de interés bajo control ya que ésta ha tenido una tendencia a la baja durante el año pasado, con la intención de fomentar la inversión y fortalecer el mercado interno.

Aunado a lo anterior, es importante tomar en cuenta que también ha habido cambios en las condiciones de consumo de las familias; por una parte, ante la pérdida de empleo de más de un millón de plazas, en muchos hogares se ha optado por implementar mecanismos de control a su gasto.

Por lo anterior, pudiéramos decir que la cuesta de enero no se dejará sentir tanto dado los indicadores macroeconómicos que se presentan en el manejo del tipo de cambio, tasa de interés y control de la inflación, sin embargo, lo anterior no es suficiente, ya que en lugar de ser cuesta de enero debiera ser cuesta de pandemia, debido a que últimamente se han padecido meses sumamente difíciles, esperemos que pronto dejemos atrás la cuesta de los últimos tiempos.

Regeneración 19