/ martes 29 de junio de 2021

Economía y bienestar | Por una economía solidaria

A nivel macroeconómico se plantea que la frontera de posibilidades de producción implica considerar todas aquellas potencialidades transformadoras con que cuenta un país, bien sean recursos humanos, naturales, materiales, tecnológicos y financieros. Al momento de tomar decisiones sobre el uso los bienes económicos que regularmente son escasos, es parte del principio de racionalidad económica, misma que se desprende del principio económico fundamental, que implica que se debe actuar de tal forma que obtengamos el máximo de beneficios con el mínimo de recursos, tal idea eficientiza, implica la selección de diferentes alternativas que tiene que ver entre el valor de lo que se produce y el costo de este.

Es importante considerar que en una economía, la frontera de producción implica aquellos límites de lo que posee un país, a partir de éste se elaboran diversas funciones de producción que conllevan a la combinación adecuada de insumos o bien, factores de la producción, en donde cada función de producción implica una combinación de los factores tierra, trabajo y capital.

Lo anterior presupone hacer las combinaciones precisas a fin de optimizar el uso de los recursos, considerando que cada factor tiene un precio en el mercado que implica el valor que se le asigna en función a su abundancia o escasez, es decir, el precio del factor capital es la tasa de interés, el precio del factor tierra es la renta y el precio del factor trabajo es sueldo o salario.

Derivado de lo anterior, en los últimos años se ha visto cómo por los efectos de la inflación muchos de los factores de la producción han experimentado ajustes en sus precios, lo cual es el resultado de las crisis recurrentes que se expresan a través de procesos inflacionarios. Sin embargo aquí habrá que hacer una reflexión; durante muchos años se difundió una idea casi de manera permanentemente por parte de las autoridades monetarias, de que los ajustes en los precios de los factores productivos o insumos traería como consecuencia más inflación, principalmente el asociado al trabajo, es decir, los incrementos a los sueldos y salarios serían los generadores potenciales de la crisis económica, y por ello casi de manera generalizada, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos se dio a la tarea de analizar y proponer aumentos salariales que iban muy por debajo de los aumentos inflacionarios.

Lo anterior además de afectar directamente al mercado interno, sumió a los trabajadores en un proceso de precarización del trabajo expresada en la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos. Este proceso iniciado desde la crisis de 1976 propició el paulatino deterioro el poder adquisitivo y con ello la pérdida de la calidad de vida de la mayoría de los trabajadores.

Lo anterior se fortaleció por los efectos que se fueron gestando derivado del bono demográfico, el cual implicaba que cada vez más jóvenes se incorporaban al mercado de trabajo, generando fuertes presiones producto de la sobre oferta de fuerza de trabajo; lo anterior se gestó en una economía con fuertes fallas estructurales, que se traducía en la escasa incapacidad de generar nuevos empleos, ya que el supuesto modelo de competencia abierta generaría una derrama de inversiones que potenciarían el empleo, situación que nunca se registró. Como resultado de lo anterior, además de la precarización del trabajo en casi todos los sectores de la economía, se vieron incrementadas el número de familias en condiciones de pobreza y marginación.

Es importante resaltar que después de más de treinta años de políticas que se centraron en contraer los salarios de los trabajadores de manera sistemática los aumentos estaban muy por debajo de la inflación, hoy a unos años de haber iniciado la presente administración federal, se han registrado tres incrementos en los sueldos y salarios, para alcanzar un 51% de aumento, ojalá y esta política genere un cambio en el sentido de quitar de nuestro imaginario colectivo el pensar que todos los problemas económicos tienen un origen en mejorar las condiciones de los trabajadores, cuando el verdadero origen es de tipo estructural, derivado de una economía que genera desigualdad, por tanto habrá que pensar en una economía más solidaria, donde cada actor económico obtenga lo justo.

Regeneración 19

A nivel macroeconómico se plantea que la frontera de posibilidades de producción implica considerar todas aquellas potencialidades transformadoras con que cuenta un país, bien sean recursos humanos, naturales, materiales, tecnológicos y financieros. Al momento de tomar decisiones sobre el uso los bienes económicos que regularmente son escasos, es parte del principio de racionalidad económica, misma que se desprende del principio económico fundamental, que implica que se debe actuar de tal forma que obtengamos el máximo de beneficios con el mínimo de recursos, tal idea eficientiza, implica la selección de diferentes alternativas que tiene que ver entre el valor de lo que se produce y el costo de este.

Es importante considerar que en una economía, la frontera de producción implica aquellos límites de lo que posee un país, a partir de éste se elaboran diversas funciones de producción que conllevan a la combinación adecuada de insumos o bien, factores de la producción, en donde cada función de producción implica una combinación de los factores tierra, trabajo y capital.

Lo anterior presupone hacer las combinaciones precisas a fin de optimizar el uso de los recursos, considerando que cada factor tiene un precio en el mercado que implica el valor que se le asigna en función a su abundancia o escasez, es decir, el precio del factor capital es la tasa de interés, el precio del factor tierra es la renta y el precio del factor trabajo es sueldo o salario.

Derivado de lo anterior, en los últimos años se ha visto cómo por los efectos de la inflación muchos de los factores de la producción han experimentado ajustes en sus precios, lo cual es el resultado de las crisis recurrentes que se expresan a través de procesos inflacionarios. Sin embargo aquí habrá que hacer una reflexión; durante muchos años se difundió una idea casi de manera permanentemente por parte de las autoridades monetarias, de que los ajustes en los precios de los factores productivos o insumos traería como consecuencia más inflación, principalmente el asociado al trabajo, es decir, los incrementos a los sueldos y salarios serían los generadores potenciales de la crisis económica, y por ello casi de manera generalizada, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos se dio a la tarea de analizar y proponer aumentos salariales que iban muy por debajo de los aumentos inflacionarios.

Lo anterior además de afectar directamente al mercado interno, sumió a los trabajadores en un proceso de precarización del trabajo expresada en la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos. Este proceso iniciado desde la crisis de 1976 propició el paulatino deterioro el poder adquisitivo y con ello la pérdida de la calidad de vida de la mayoría de los trabajadores.

Lo anterior se fortaleció por los efectos que se fueron gestando derivado del bono demográfico, el cual implicaba que cada vez más jóvenes se incorporaban al mercado de trabajo, generando fuertes presiones producto de la sobre oferta de fuerza de trabajo; lo anterior se gestó en una economía con fuertes fallas estructurales, que se traducía en la escasa incapacidad de generar nuevos empleos, ya que el supuesto modelo de competencia abierta generaría una derrama de inversiones que potenciarían el empleo, situación que nunca se registró. Como resultado de lo anterior, además de la precarización del trabajo en casi todos los sectores de la economía, se vieron incrementadas el número de familias en condiciones de pobreza y marginación.

Es importante resaltar que después de más de treinta años de políticas que se centraron en contraer los salarios de los trabajadores de manera sistemática los aumentos estaban muy por debajo de la inflación, hoy a unos años de haber iniciado la presente administración federal, se han registrado tres incrementos en los sueldos y salarios, para alcanzar un 51% de aumento, ojalá y esta política genere un cambio en el sentido de quitar de nuestro imaginario colectivo el pensar que todos los problemas económicos tienen un origen en mejorar las condiciones de los trabajadores, cuando el verdadero origen es de tipo estructural, derivado de una economía que genera desigualdad, por tanto habrá que pensar en una economía más solidaria, donde cada actor económico obtenga lo justo.

Regeneración 19