/ sábado 24 de noviembre de 2018

Elegía del frijol

Estimado lector, el tener a menos los frijoles y las tortillas por parte de integrantes de la caravana de centroamericanos que permanece en Tijuana, Baja California, es un error

Pero es mejor tomar las cosas con calma. Se trata de gente física y mentalmente exhausta, al límite de la paciencia.

Debe ser largo y colmado de riesgos y peligros el trayecto desde Agua Blanca Sur, Honduras o San Pedro Sula con rumbo a Aguas Calientes frontera con Guatemala, y de allí a Tapachula, pasando por Tecunuman y Ciudad Hidalgo, luego a Juchitán, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Ciudad de México, Guadalajara, Mazatlán, Mexicali y eventualmente Tijuana, en la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, que las cosas se tomen con serenidad, no impide que el rechazo a los frijoles y la tortilla constituya un desaire para nuestra comunidad, su cultura, sus raíces y su historia. Es una ofensa para quienes con satisfacción dan el obsequio y el mundo de que forma parte.

Pese a lo diplomático de la negativa para comer los alimentos que se nos ofrecen, toda huella de desprecio, una mínima señal, por corta que sea, daña casi de manera irremediable todo intento de acercamiento, relación de amistad e incluso de negocios.

Ser ciudadano del mundo abarca saborear platillos propios del lugar que se visita. Privarse de ello es un descuido imperdonable. La comida es un fragmento de consideración en la trama humana. Lo que consumimos y como lo hacemos nos define.

La gastronomía es una muestra de ilustración que nos permite dibujar lo que es una sociedad y ofrecer nuestro sentir directo o indirecto acerca de ella.

Amable lectora, lector, hoy los invito a llevar a cabo un sencillo acto de desagravio para resarcir las calumnias, criticas y ataques en relación a los frijoles y el maíz, sustento que nos ayuda a dar jaque mate al hambre. El quedarnos estáticos es una ingratitud para las viandas que nos acompañan desde tiempos inmemoriales. Ademas, la popular leguminosa es abundante fuente de proteínas, baja en grasa, sal y no tiene colesterol. Su aporte nutrimental incluye la vitamina B, la vitamina E, Folato, calcio, potasio y hierro.

El comer un buen plato de frijoles es sinónimo de tener mejor salud.

Por tanto, he aquí una idea para satisfacer los agravios hacia los alimentos mencionados, asunto que comprende no tanto actos masivos de homenaje (discursos, banquetes, etc,etc,etc) en el zócalo de cada ciudad, sino cada quien haciendo lo que le corresponde como persona, familia y nación, íntegramente, día tras día, tema que incluye honrar la preparación del frijol seco que se hierve en las cocinas; arte que consta de tres sencillos pasos. Uno, antes de ponerlo a remojar limpiarlos muy bien y separar piedras e impurezas que pudieran existir. Dos, enjuagarlos con agua fría. Tres, remojarlos por un tiempo y ponerlos a hervir a fuego lento por dos horas hasta que estén tiernos. Después, prepararlos al gusto, esto es, refritos, molidos, de la olla, y acompañados de una riada de tortillas bien dispuesta en el lugar de honor de la mesa, con salsa molcajeteada y chicharrón placero. Cómo la ve?


Estimado lector, el tener a menos los frijoles y las tortillas por parte de integrantes de la caravana de centroamericanos que permanece en Tijuana, Baja California, es un error

Pero es mejor tomar las cosas con calma. Se trata de gente física y mentalmente exhausta, al límite de la paciencia.

Debe ser largo y colmado de riesgos y peligros el trayecto desde Agua Blanca Sur, Honduras o San Pedro Sula con rumbo a Aguas Calientes frontera con Guatemala, y de allí a Tapachula, pasando por Tecunuman y Ciudad Hidalgo, luego a Juchitán, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Ciudad de México, Guadalajara, Mazatlán, Mexicali y eventualmente Tijuana, en la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, que las cosas se tomen con serenidad, no impide que el rechazo a los frijoles y la tortilla constituya un desaire para nuestra comunidad, su cultura, sus raíces y su historia. Es una ofensa para quienes con satisfacción dan el obsequio y el mundo de que forma parte.

Pese a lo diplomático de la negativa para comer los alimentos que se nos ofrecen, toda huella de desprecio, una mínima señal, por corta que sea, daña casi de manera irremediable todo intento de acercamiento, relación de amistad e incluso de negocios.

Ser ciudadano del mundo abarca saborear platillos propios del lugar que se visita. Privarse de ello es un descuido imperdonable. La comida es un fragmento de consideración en la trama humana. Lo que consumimos y como lo hacemos nos define.

La gastronomía es una muestra de ilustración que nos permite dibujar lo que es una sociedad y ofrecer nuestro sentir directo o indirecto acerca de ella.

Amable lectora, lector, hoy los invito a llevar a cabo un sencillo acto de desagravio para resarcir las calumnias, criticas y ataques en relación a los frijoles y el maíz, sustento que nos ayuda a dar jaque mate al hambre. El quedarnos estáticos es una ingratitud para las viandas que nos acompañan desde tiempos inmemoriales. Ademas, la popular leguminosa es abundante fuente de proteínas, baja en grasa, sal y no tiene colesterol. Su aporte nutrimental incluye la vitamina B, la vitamina E, Folato, calcio, potasio y hierro.

El comer un buen plato de frijoles es sinónimo de tener mejor salud.

Por tanto, he aquí una idea para satisfacer los agravios hacia los alimentos mencionados, asunto que comprende no tanto actos masivos de homenaje (discursos, banquetes, etc,etc,etc) en el zócalo de cada ciudad, sino cada quien haciendo lo que le corresponde como persona, familia y nación, íntegramente, día tras día, tema que incluye honrar la preparación del frijol seco que se hierve en las cocinas; arte que consta de tres sencillos pasos. Uno, antes de ponerlo a remojar limpiarlos muy bien y separar piedras e impurezas que pudieran existir. Dos, enjuagarlos con agua fría. Tres, remojarlos por un tiempo y ponerlos a hervir a fuego lento por dos horas hasta que estén tiernos. Después, prepararlos al gusto, esto es, refritos, molidos, de la olla, y acompañados de una riada de tortillas bien dispuesta en el lugar de honor de la mesa, con salsa molcajeteada y chicharrón placero. Cómo la ve?