Existen maneras de saber la dimensión ética de los humanos.
Es posible preguntar, ¿Qué harías tú? ¿Qué opinas de? “Si alguien tuviera”. “Si conociera”. “Si fuera”…. Y escuchar con atención lo que nos dicen.
Por ejemplo, si a un sujeto se le diera el poder de hacerse invisible a voluntad, qué es lo primero que haría. Y en el caso de tener la virtud de leer el pensamiento ¿qué ambiciones tendría? ¿Riqueza, honores, poder? ¿ Se sentiría atraído a mostrar respeto hacia los códigos éticos y convivencia en sociedad? Es posible conocer ángulos quizás desconocidos de la personalidad con base a estas cuestiones.
El renunciar por convencimiento propio al abuso de lo que se presenta como un poder omnímodo, algo que sitúa a cualquier individuo por encima de todos, es un tema digno de mayor análisis, ya que es la convicción y el ejercicio del poder como arma de subyugación política y económica lo que entorpece la vida democrática en el país.
Lo anteriormente aseverado nos conduce a una pregunta: ¿somos realmente conscientes de qué es lo que coopera para que exista una ética del poder en Mexico?
FRASE DEL DÍA.- Se equivocan los políticos que actúan como si la gente no tuviera la inteligencia o sentido común para elegir su camino y resolver sus diferencias y problemas. Cometen un grave error quienes tildan a la población de ignorante, y carente de la capacidad para discutir sobre cuestiones básicas como la inseguridad, el aumento de los precios o los asuntos de carácter político-electoral. Yerran quienes solo se encargan de descalificar al adversario. Un individuo por iletrado o inculto que parezca tiene la capacidad de hablar o debatir acerca de las consecuencias del alto costo de la vida, entre otras cosas, simple y sencillamente porque es algo que le afecta, que vive cada día.