/ miércoles 19 de octubre de 2022

Gobernanza y sostenibilidad | Las democracias existen a hombros de gigantes

Las democracias pueden medirse por la solidez de sus instituciones. Si las instituciones que componen al Estado NO son capaces de trascender periodos y cambios de gobierno, nos podremos referir a un incipiente desarrollo democrático.

Pero si las instituciones son capaces de resistir las tensiones de la reconfiguración de los actores políticos ante los cambios de gobierno, es debido a la evolución de, al menos, algunos aspectos del sistema democrático.

Si bien es cierto que los cambios coyunturales evocan discursos maniqueístas y las consecuentes aspiraciones para resetear el sistema, las democracias deben evolucionar sobre el andamiaje de las instituciones, que ha de garantizar la continuidad de la administración pública, la política exterior, la política de Estado y, por supuesto, el conjunto de políticas públicas efectivas.

“Nanos gigantum humeris insidentes”, frase atribuida a Bernardo de Chartres y una expresión similar de Isaac Newton: “Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de gigantes" exponen la importancia y peso de los predecesores para el genio del conocimiento en la actualidad.

Aunque esta expresión se usa de manera habitual en el marco de la ciencia, esta metáfora puede usarse también para referir la importancia de las instituciones en la construcción de nuevas realidades democráticas.

La generación espontánea no existe. Ex nihilo nihil fit o “Nada surge de la nada”, afirmó Parmenides. La democracia no es consecuencia de un proyecto político privado o particular, sino resultado de múltiples y diversos procesos históricos en los que han florecido las instituciones.

La construcción de una sociedad mejor, más próspera e inclusiva se enmarca en la lucha de hombres y mujeres que durante siglos han sido partícipes de instituciones en una permanente evolución, que pudiera ser imperfecta en muchos de los sentidos, pero que ha permitido el avance de las libertades y los derechos civiles a gran escala.

Las estructuras gubernamentales tienen que desarrollar mecanismos que permitan que las instituciones puedan prevalecer ante las tensiones políticas, económicas e incluso gubernamentales, esto es, propiciar mecanismos para que se pueda hacer lo mejor con los mejores.

Es necesario que las fuerzas políticas pugnen por la generación de estos mecanismos y es indispensable que los actores sociales puedan participar también en la consolidación de estos mecanismos. Es necesario transitar de la fe en candidaturas caudillistas a la articulación de movimientos sociales y políticos que permitan consolidar los avances institucionales, desechando, obviamente lo que obstaculice el desarrollo democrático, pero aprovechando lo que está bien hecho.

El desarrollo económico, social y político es una urgencia, cuyo motor no puede ni debe detenerse. Tenemos que incentivar, como sociedad el fortalecimiento de instituciones formadas en roca firme, porque las democracias no pueden cimentarse en las arenas movedizas de la demagogia y las buenas intenciones, sino sobre resultados objetivos y actores efectivos.

Las democracias pueden medirse por la solidez de sus instituciones. Si las instituciones que componen al Estado NO son capaces de trascender periodos y cambios de gobierno, nos podremos referir a un incipiente desarrollo democrático.

Pero si las instituciones son capaces de resistir las tensiones de la reconfiguración de los actores políticos ante los cambios de gobierno, es debido a la evolución de, al menos, algunos aspectos del sistema democrático.

Si bien es cierto que los cambios coyunturales evocan discursos maniqueístas y las consecuentes aspiraciones para resetear el sistema, las democracias deben evolucionar sobre el andamiaje de las instituciones, que ha de garantizar la continuidad de la administración pública, la política exterior, la política de Estado y, por supuesto, el conjunto de políticas públicas efectivas.

“Nanos gigantum humeris insidentes”, frase atribuida a Bernardo de Chartres y una expresión similar de Isaac Newton: “Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de gigantes" exponen la importancia y peso de los predecesores para el genio del conocimiento en la actualidad.

Aunque esta expresión se usa de manera habitual en el marco de la ciencia, esta metáfora puede usarse también para referir la importancia de las instituciones en la construcción de nuevas realidades democráticas.

La generación espontánea no existe. Ex nihilo nihil fit o “Nada surge de la nada”, afirmó Parmenides. La democracia no es consecuencia de un proyecto político privado o particular, sino resultado de múltiples y diversos procesos históricos en los que han florecido las instituciones.

La construcción de una sociedad mejor, más próspera e inclusiva se enmarca en la lucha de hombres y mujeres que durante siglos han sido partícipes de instituciones en una permanente evolución, que pudiera ser imperfecta en muchos de los sentidos, pero que ha permitido el avance de las libertades y los derechos civiles a gran escala.

Las estructuras gubernamentales tienen que desarrollar mecanismos que permitan que las instituciones puedan prevalecer ante las tensiones políticas, económicas e incluso gubernamentales, esto es, propiciar mecanismos para que se pueda hacer lo mejor con los mejores.

Es necesario que las fuerzas políticas pugnen por la generación de estos mecanismos y es indispensable que los actores sociales puedan participar también en la consolidación de estos mecanismos. Es necesario transitar de la fe en candidaturas caudillistas a la articulación de movimientos sociales y políticos que permitan consolidar los avances institucionales, desechando, obviamente lo que obstaculice el desarrollo democrático, pero aprovechando lo que está bien hecho.

El desarrollo económico, social y político es una urgencia, cuyo motor no puede ni debe detenerse. Tenemos que incentivar, como sociedad el fortalecimiento de instituciones formadas en roca firme, porque las democracias no pueden cimentarse en las arenas movedizas de la demagogia y las buenas intenciones, sino sobre resultados objetivos y actores efectivos.

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