/ sábado 2 de julio de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | Ataque cocodrilo

Volvimos a vivir en Tampico el terrible espectáculo del ataque de un poderoso saurio a un ser humano al interior de la Laguna del Carpintero. Vaso lacustre situado en el corazón de la ciudad a poca distancia del Centro Histórico en una zona bastante poblada por familias y comercios.

Los comentarios apuntan a responsabilizar a la persona, quien irresponsablemente, al decir de algunos y posiblemente afectado por alguna sustancia que altera el sistema nervioso, al decir de otros, viola el espacio que "pertenece" y es llamado hábitat del cocodrilo.

¿Pero, hasta dónde puede considerarse, debido a su ubicación, el hábitat de un animal salvaje, que alcanza medidas impresionantes además de contar con una dentadura y una particular articulación mandibular que lo convierte en una, sino es que en la más poderosa mordida de la tierra con su más de tonelada y media de fuerza de presión?

Hace días entrevisté en mi Podcast, por su trayectoria, al M.V.Z. David Garcés, columnista también de ésta, nuestra Casa Editora, quien ha dedicado su carrera a rescatar a miles de animales heridos, sobre todo silvestres y reubicarlos en la medida de lo posible a sus ambientes naturales, siendo un gran benefactor de la fauna de la zona.

Entre otras cosas hablamos de los cocodrilos y él apuntó que en su opinión, son un factor de alto riesgo para los pobladores de la zona y que podría si el tema no es atendido adecuadamente salirse de control y causar mayores percances.

Se refirió a su incremento en cantidad, al riesgo en caso de inundaciones y que ya son vistos en muchas zonas en las cuales conviven cercanamente con las personas.

Yo como otros, a juzgar por las manifestaciones en redes sociales, comparto la opinión del médico y me parece preocupante.

A cerca de un año del ataque mortal de un cocodrilo a una mujer que se acercó a las peligrosas aguas a lavar su ropa, parece ser que nada ha cambiado.

Voces de ambientalistas se levantan en favor del monstruo para asegurar cosas como que en la línea del tiempo ellos llegaron primero o que no se salen a comerse a las personas.

Opiniones todas respetables y dignas de análisis.

¿Pero por qué en lugares donde hay equipos de alta tensión, radioactividad o gases peligrosos, además de señalética existen enrejados, vigilancia humana o automatizada en los accesos?

Es imposible evitar que personas realicen actos irresponsables pero también es necesario protegerlos de sus propias carencias y errores.

Ahora, si el reptil tiene derechos, ¿los enfermos de sus facultades mentales, las personas en condición de calle o afectadas por sustancias no los tienen?

La Laguna tiene libre acceso al agua en varias partes y las cercas no son suficientes para contener ni el ingreso ni la salida de la misma y menos si ocurre un incremento en el nivel del agua.

En parques como el Fray Andrés de Olmos y otros, en el que han sido encontrados estos animales, no existe nada que impida que las personas ingresen y practiquen deportes acuáticos, además de no contar con enrejados, situación que prevalece en la mayor parte de las lagunas y canales de la región.

¿Será tiempo de atender este asunto?

Entiendo que no es algo fácil de resolver, pero creo que vale la pena.

Por ahora pienso que al menos debería existir vigilancia las 24 horas en todas las lagunas donde han sido vistos para impedir en lo posible estas desgracias, además de arrancar con los estudios serios que se requieran para empezar a revisar posible soluciones.

La idea de realizar un parque que incluya un animal salvaje no es mala, pero creo que debería contar, como menciona el Médico Garcés en la entrevista, con condiciones especiales que impidan totalmente la posibilidad de fuga de la fiera, como el acceso del ser humano al sitio.

Como él mismo lo dijo, hablando de los seres vivos en cuestión, "que el que 'piensa' no se meta y que el que no piensa no se salga".

RE-GENERACIÓN 19


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  • gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook: Gryita Fuerte


Volvimos a vivir en Tampico el terrible espectáculo del ataque de un poderoso saurio a un ser humano al interior de la Laguna del Carpintero. Vaso lacustre situado en el corazón de la ciudad a poca distancia del Centro Histórico en una zona bastante poblada por familias y comercios.

Los comentarios apuntan a responsabilizar a la persona, quien irresponsablemente, al decir de algunos y posiblemente afectado por alguna sustancia que altera el sistema nervioso, al decir de otros, viola el espacio que "pertenece" y es llamado hábitat del cocodrilo.

¿Pero, hasta dónde puede considerarse, debido a su ubicación, el hábitat de un animal salvaje, que alcanza medidas impresionantes además de contar con una dentadura y una particular articulación mandibular que lo convierte en una, sino es que en la más poderosa mordida de la tierra con su más de tonelada y media de fuerza de presión?

Hace días entrevisté en mi Podcast, por su trayectoria, al M.V.Z. David Garcés, columnista también de ésta, nuestra Casa Editora, quien ha dedicado su carrera a rescatar a miles de animales heridos, sobre todo silvestres y reubicarlos en la medida de lo posible a sus ambientes naturales, siendo un gran benefactor de la fauna de la zona.

Entre otras cosas hablamos de los cocodrilos y él apuntó que en su opinión, son un factor de alto riesgo para los pobladores de la zona y que podría si el tema no es atendido adecuadamente salirse de control y causar mayores percances.

Se refirió a su incremento en cantidad, al riesgo en caso de inundaciones y que ya son vistos en muchas zonas en las cuales conviven cercanamente con las personas.

Yo como otros, a juzgar por las manifestaciones en redes sociales, comparto la opinión del médico y me parece preocupante.

A cerca de un año del ataque mortal de un cocodrilo a una mujer que se acercó a las peligrosas aguas a lavar su ropa, parece ser que nada ha cambiado.

Voces de ambientalistas se levantan en favor del monstruo para asegurar cosas como que en la línea del tiempo ellos llegaron primero o que no se salen a comerse a las personas.

Opiniones todas respetables y dignas de análisis.

¿Pero por qué en lugares donde hay equipos de alta tensión, radioactividad o gases peligrosos, además de señalética existen enrejados, vigilancia humana o automatizada en los accesos?

Es imposible evitar que personas realicen actos irresponsables pero también es necesario protegerlos de sus propias carencias y errores.

Ahora, si el reptil tiene derechos, ¿los enfermos de sus facultades mentales, las personas en condición de calle o afectadas por sustancias no los tienen?

La Laguna tiene libre acceso al agua en varias partes y las cercas no son suficientes para contener ni el ingreso ni la salida de la misma y menos si ocurre un incremento en el nivel del agua.

En parques como el Fray Andrés de Olmos y otros, en el que han sido encontrados estos animales, no existe nada que impida que las personas ingresen y practiquen deportes acuáticos, además de no contar con enrejados, situación que prevalece en la mayor parte de las lagunas y canales de la región.

¿Será tiempo de atender este asunto?

Entiendo que no es algo fácil de resolver, pero creo que vale la pena.

Por ahora pienso que al menos debería existir vigilancia las 24 horas en todas las lagunas donde han sido vistos para impedir en lo posible estas desgracias, además de arrancar con los estudios serios que se requieran para empezar a revisar posible soluciones.

La idea de realizar un parque que incluya un animal salvaje no es mala, pero creo que debería contar, como menciona el Médico Garcés en la entrevista, con condiciones especiales que impidan totalmente la posibilidad de fuga de la fiera, como el acceso del ser humano al sitio.

Como él mismo lo dijo, hablando de los seres vivos en cuestión, "que el que 'piensa' no se meta y que el que no piensa no se salga".

RE-GENERACIÓN 19


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