/ sábado 6 de agosto de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | Charlas con la depresión

La depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25% solamente en el primer año de la pandemia-Organización Mundial de la Salud.

La depresión según el Instituto Nacional de Neurocirugía "Manuel Velasco Suárez" considerado como uno de los principales centros dedicados al estudio de las ciencias neurológicas dice sobre la depresión en un documento público actualizado en 2018 que es un trastorno afectivo en el cual el enfermo pierde la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, con una disminución de la vitalidad acompañada de tristeza, inseguridad y cansancio exagerado; suelen aparecer sentimientos de culpa, visión muy sombría del futuro.

Existen alteraciones en el sueño, el apetito y el deseo sexual.

Si nunca has vivido algo semejante, ¿puedes imaginarte cómo se siente?

Tuve oportunidad de entrevistar a alguien que vive con ese problema y refiere haber encontrado una salida.

Por respeto no revelaré su identidad, pero te compartiré algunos puntos que me dio de su personal experiencia que me parecen interesantes.

Aquí un fragmento de la conversación y su respuesta a la pregunta de ¿cómo ha sido su experiencia con el monstruo de este siglo?.

"Debo decirte que no entiendo exactamente ni cómo ni cuándo comenzó, creo que solo un día me di cuenta que la situación me había rebasado.

No puedo decirte que viví una infancia infeliz, pero tampoco fui el más feliz de los niños.

Jugaba, crecía y me desarrollaba siguiendo el río de mi vida, pero siempre me acompañaba un dejo de tristeza, una sensación que en la edad adulta comprendí que se llamaba soledad y algo semejante a la insensibilidad o melancolía, incluso un deseo como de volver a sentirme bien.

¿Suena raro, verdad?

Se supone que para sentir tristeza y sobre todo añoranza es necesario primero haber experimentado lo contrario lo cual es improbable si estamos hablando de un niño.

Así crecí acompañado siempre de esa sensación, la cual en algunos momentos pude creer que resolví con un poco de alcohol y diversión, placeres, alimentos y relaciones, solo que con el tiempo me di cuenta que a pesar de todo seguía conmigo.

Tampoco los remedios espirituales, metafísicos o religiosos, funcionaron en mi caso.

Nunca lo traté como una enfermedad sino más bien como una búsqueda de la felicidad.

Te voy a explicar cómo se siente.

Es como si tu cuerpo cada día fuera más pesado, una especie de debilidad se empieza a adueñar de ti y deseas solamente quedarte quieto.

Las ganas de hacer cosas empiezan a bajar, primero las grandes actividades, salir, conversar, tener relación con otras personas, después las físicas, como el ejercicio o los pasatiempos, para al final empezar a tener deseos hasta de dejar de pensar.

Todo se vuelve negativo.

Se viene encima el tiempo, empiezas a convivir al menos donde creo que es la mente o donde se generan los pensamientos con la parte más oscura, evidentemente imaginaria del pasado, el presente y el futuro.

Todo se ve mal, como si en realidad no hubiera ninguna alternativa de solución.

¿Pero solución a qué?, a todo y a nada.

Es decir, en algún momento pareciera que son los problemas personales, algunas incapacidades, eventos negativos o las malas rachas las que lo desencadenan, pero con el tiempo yo descubrí que no.

Esa sensación habitaba mi vida y en general todas mis reflexiones.

No necesitaba ninguna razón particular para sentirlo.

Parecía como tener el pecho pegado al piso y el techo en la espalda.

Al final todo, absolutamente todo dejó de tener sentido para mí y me di por vencido.

Ahí fue cuando mi familia buscó ayuda profesional y gracias a eso estoy aquí hablando contigo."

El final es la forma en que esta persona y los suyos buscaron y encontraron un remedio, lo cual no comparto para no influenciar ningún camino de solución.

Créelo, no es malestar, no es un juego y no se quita con palabras amables ni el popular "échale ganas".

Busca ayuda.

Escríbeme.

  • Correo: gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook: Gryita Fuerte

La depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25% solamente en el primer año de la pandemia-Organización Mundial de la Salud.

La depresión según el Instituto Nacional de Neurocirugía "Manuel Velasco Suárez" considerado como uno de los principales centros dedicados al estudio de las ciencias neurológicas dice sobre la depresión en un documento público actualizado en 2018 que es un trastorno afectivo en el cual el enfermo pierde la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, con una disminución de la vitalidad acompañada de tristeza, inseguridad y cansancio exagerado; suelen aparecer sentimientos de culpa, visión muy sombría del futuro.

Existen alteraciones en el sueño, el apetito y el deseo sexual.

Si nunca has vivido algo semejante, ¿puedes imaginarte cómo se siente?

Tuve oportunidad de entrevistar a alguien que vive con ese problema y refiere haber encontrado una salida.

Por respeto no revelaré su identidad, pero te compartiré algunos puntos que me dio de su personal experiencia que me parecen interesantes.

Aquí un fragmento de la conversación y su respuesta a la pregunta de ¿cómo ha sido su experiencia con el monstruo de este siglo?.

"Debo decirte que no entiendo exactamente ni cómo ni cuándo comenzó, creo que solo un día me di cuenta que la situación me había rebasado.

No puedo decirte que viví una infancia infeliz, pero tampoco fui el más feliz de los niños.

Jugaba, crecía y me desarrollaba siguiendo el río de mi vida, pero siempre me acompañaba un dejo de tristeza, una sensación que en la edad adulta comprendí que se llamaba soledad y algo semejante a la insensibilidad o melancolía, incluso un deseo como de volver a sentirme bien.

¿Suena raro, verdad?

Se supone que para sentir tristeza y sobre todo añoranza es necesario primero haber experimentado lo contrario lo cual es improbable si estamos hablando de un niño.

Así crecí acompañado siempre de esa sensación, la cual en algunos momentos pude creer que resolví con un poco de alcohol y diversión, placeres, alimentos y relaciones, solo que con el tiempo me di cuenta que a pesar de todo seguía conmigo.

Tampoco los remedios espirituales, metafísicos o religiosos, funcionaron en mi caso.

Nunca lo traté como una enfermedad sino más bien como una búsqueda de la felicidad.

Te voy a explicar cómo se siente.

Es como si tu cuerpo cada día fuera más pesado, una especie de debilidad se empieza a adueñar de ti y deseas solamente quedarte quieto.

Las ganas de hacer cosas empiezan a bajar, primero las grandes actividades, salir, conversar, tener relación con otras personas, después las físicas, como el ejercicio o los pasatiempos, para al final empezar a tener deseos hasta de dejar de pensar.

Todo se vuelve negativo.

Se viene encima el tiempo, empiezas a convivir al menos donde creo que es la mente o donde se generan los pensamientos con la parte más oscura, evidentemente imaginaria del pasado, el presente y el futuro.

Todo se ve mal, como si en realidad no hubiera ninguna alternativa de solución.

¿Pero solución a qué?, a todo y a nada.

Es decir, en algún momento pareciera que son los problemas personales, algunas incapacidades, eventos negativos o las malas rachas las que lo desencadenan, pero con el tiempo yo descubrí que no.

Esa sensación habitaba mi vida y en general todas mis reflexiones.

No necesitaba ninguna razón particular para sentirlo.

Parecía como tener el pecho pegado al piso y el techo en la espalda.

Al final todo, absolutamente todo dejó de tener sentido para mí y me di por vencido.

Ahí fue cuando mi familia buscó ayuda profesional y gracias a eso estoy aquí hablando contigo."

El final es la forma en que esta persona y los suyos buscaron y encontraron un remedio, lo cual no comparto para no influenciar ningún camino de solución.

Créelo, no es malestar, no es un juego y no se quita con palabras amables ni el popular "échale ganas".

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