/ sábado 12 de junio de 2021

Gryta.com, Fylosofía en expresión | ¿Qué sigue del virus?

Ni siquiera sabemos en realidad cuándo terminará o cuándo pasará a una condición que nos permita evolucionar hacia la famosísima “nueva normalidad” que a juzgar por la anterior su significado se vuelve discutible.

Existen sucesos que nos marcan para siempre y que a partir de ellos la realidad integra datos que producen sensaciones hasta antes insospechadas, inesperadas y por supuesto impredecibles.

Una nueva realidad.

El atentado a las torres gemelas, el terremoto en México de 1985, la matanza de Tlatelolco, el Tsunami de Indonesia, son solo algunos ejemplos que cumplen con la condición que pretendo revisar con ustedes.

Vamos a empezar con sus características.

Son una especie de “cisnes negros” para el proyecto de vida de la humanidad, hasta que ocurren se vuelven posibles.

Son sumamente potentes, afectan muchísimas vidas en un momento, no se reparan fácil, es difícil encontrar al responsable y no tienen una explicación simple.

Nadie los espera, de haber sido mencionados en algún tipo de predicción, que de hecho a posteriori se mencionan algunas, hubieran resultado o fueron para muchos no solo improbables o fantasiosos sino imposibles, a partir de estos se generan temores, aflicciones, preocupaciones, se toman medidas de precaución, se construyen monumentos y se conmemoran.

Pero en realidad no pueden prevenirse ya que todo este mecanismo opera a través del fenómeno ahora conocido.

Estos fenómenos sin entrar de lleno a una teoría conspiratoria, además de ser naturalmente destructivos, se convierten en elementos mediáticos y son utilizados como medios de manipulación y control siendo capaces de mover casi a voluntad el ánimo, las acciones y por supuesto la opinión del colectivo.

Estamos a merced de la información, la cual manoseada, manipulada, dirigida o simplemente presentada “a modo” de los diferentes intereses se vuelve una versión de la realidad difícil de debatir, además en su momento el foco de la atención del pensamiento de la masa.

¿Pero qué pasa con el virus?

Vino de pronto a trastocar todos los sistemas del mundo y puso en evidencia fortunas y carencias de los mismos.

En el caso de nuestro país vimos cómo se volvió un factor de uso casi exclusivo de la política.

La gestión de la crisis, la búsqueda de tratamientos que pudieran restituir la salud a quienes vivían la pena de contagiarse, las medidas de contención y mitigación que incluyeron la restricción de actividades en todos los órdenes y el espacio público, pasaron a ser la sustancia de la información que a favor y en contra servían de arma en la guerra que sostienen los diferentes actores de la vida pública de México.

Acabamos de ver cómo delante de nuestros ojos el virus desapareció del espacio informativo para convertirse en una especie de mito y permitir que la población viviera un proceso electoral en libertad de acción y movimiento, figura que muy probablemente cobrará factura en fecha próxima y que sostiene sus números además de presentar picos estadísticos.

Se habla del regreso a clases de forma extraordinariamente ilógica, casi al final del periodo generando un costo innecesario tanto en lo económico como en el riesgo de la salud pretendiendo resarcir en un mes el efecto social de los dieciocho anteriores, tan imposible como el académico.

¿Pero qué sucederá cuando en verdad pase?

Es muy probable que esta experiencia sea solo el principio de nuevas formas de vida, la punta del iceberg de una nueva fase del proceso adaptativo, el camino de la humanidad a seguir salvando la vida de su principal enemigo, la humanidad misma.

Creo que debemos emprender una campaña de concientización al interior primero de nuestro propio razonamiento, después del hogar y centrarnos en los más pequeños para tal vez empezar a generar la verdadera libertad de pensamiento.

No somos “libres pensadores”, más bien ejercemos con libertad la esclavitud del pensamiento.

gryitafuerte@gmail.com

fb: Gryita Fuerte

RE-GENERACIÓN 19

Ni siquiera sabemos en realidad cuándo terminará o cuándo pasará a una condición que nos permita evolucionar hacia la famosísima “nueva normalidad” que a juzgar por la anterior su significado se vuelve discutible.

Existen sucesos que nos marcan para siempre y que a partir de ellos la realidad integra datos que producen sensaciones hasta antes insospechadas, inesperadas y por supuesto impredecibles.

Una nueva realidad.

El atentado a las torres gemelas, el terremoto en México de 1985, la matanza de Tlatelolco, el Tsunami de Indonesia, son solo algunos ejemplos que cumplen con la condición que pretendo revisar con ustedes.

Vamos a empezar con sus características.

Son una especie de “cisnes negros” para el proyecto de vida de la humanidad, hasta que ocurren se vuelven posibles.

Son sumamente potentes, afectan muchísimas vidas en un momento, no se reparan fácil, es difícil encontrar al responsable y no tienen una explicación simple.

Nadie los espera, de haber sido mencionados en algún tipo de predicción, que de hecho a posteriori se mencionan algunas, hubieran resultado o fueron para muchos no solo improbables o fantasiosos sino imposibles, a partir de estos se generan temores, aflicciones, preocupaciones, se toman medidas de precaución, se construyen monumentos y se conmemoran.

Pero en realidad no pueden prevenirse ya que todo este mecanismo opera a través del fenómeno ahora conocido.

Estos fenómenos sin entrar de lleno a una teoría conspiratoria, además de ser naturalmente destructivos, se convierten en elementos mediáticos y son utilizados como medios de manipulación y control siendo capaces de mover casi a voluntad el ánimo, las acciones y por supuesto la opinión del colectivo.

Estamos a merced de la información, la cual manoseada, manipulada, dirigida o simplemente presentada “a modo” de los diferentes intereses se vuelve una versión de la realidad difícil de debatir, además en su momento el foco de la atención del pensamiento de la masa.

¿Pero qué pasa con el virus?

Vino de pronto a trastocar todos los sistemas del mundo y puso en evidencia fortunas y carencias de los mismos.

En el caso de nuestro país vimos cómo se volvió un factor de uso casi exclusivo de la política.

La gestión de la crisis, la búsqueda de tratamientos que pudieran restituir la salud a quienes vivían la pena de contagiarse, las medidas de contención y mitigación que incluyeron la restricción de actividades en todos los órdenes y el espacio público, pasaron a ser la sustancia de la información que a favor y en contra servían de arma en la guerra que sostienen los diferentes actores de la vida pública de México.

Acabamos de ver cómo delante de nuestros ojos el virus desapareció del espacio informativo para convertirse en una especie de mito y permitir que la población viviera un proceso electoral en libertad de acción y movimiento, figura que muy probablemente cobrará factura en fecha próxima y que sostiene sus números además de presentar picos estadísticos.

Se habla del regreso a clases de forma extraordinariamente ilógica, casi al final del periodo generando un costo innecesario tanto en lo económico como en el riesgo de la salud pretendiendo resarcir en un mes el efecto social de los dieciocho anteriores, tan imposible como el académico.

¿Pero qué sucederá cuando en verdad pase?

Es muy probable que esta experiencia sea solo el principio de nuevas formas de vida, la punta del iceberg de una nueva fase del proceso adaptativo, el camino de la humanidad a seguir salvando la vida de su principal enemigo, la humanidad misma.

Creo que debemos emprender una campaña de concientización al interior primero de nuestro propio razonamiento, después del hogar y centrarnos en los más pequeños para tal vez empezar a generar la verdadera libertad de pensamiento.

No somos “libres pensadores”, más bien ejercemos con libertad la esclavitud del pensamiento.

gryitafuerte@gmail.com

fb: Gryita Fuerte

RE-GENERACIÓN 19