/ lunes 1 de octubre de 2018

Peatones contra conductores

Al momento de conducir un coche ambos sexos cometen errores.

Pese a ello, la polémica sobre quien maneja mejor o peor -- las mujeres o los hombres--, continúa, y ponerle fin es complicado.

Aunque existen mujeres que aparcan una Hummer en un espacio reducido mejor que un transportista de materiales peligrosos (y no alardean por ello), hay quienes se sienten con derecho de instruir a las féminas sobre la velocidad a la que deben manejar un coche, en dónde dar la vuelta, en qué instante meter el freno. Esto a cualquiera saca de quicio, y con justa razón.

Apoyarse en censos, registros y cálculos para sostener que los hombres conducen mejor que las mujeres es ilusorio, tanto como aceptar los resultados de una encuesta política. Veamos, el individuo que sufre un accidente no tiene por qué ser titular del contrato de cobertura de daños, y en varias situaciones, a reserva de equivocarme, este documento es más barato para las damas, de ahí que el caballero lo ponga a nombre de su cónyuge. Asimismo, las féminas que viajan en coche con un caballero prefieren que éste sea el que conduzca, aunque el carro sea el de ellas.

Las mujeres, al conducir, son capaces de responder el teléfono móvil, buscar el nombre de una calle, sintonizar la melodía en boga en la radio y hacer esto con menor riesgo que los hombres. Por otro lado, ellas parecen ser menos expertas en actuar rápidamente al instante de enfrentar una situación inesperada de tránsito, según estudios realizados en la Universidad de Michigan, Estados Unidos. El cerebro de la mujer funciona distinto al del hombre, se afirma.

La mujer utiliza el razonamiento y los sentimientos.

El hombre, el razonamiento y la lógica.

Los varones, por tanto, tienden a ser mejores en habilidades en las que influye principalmente la percepción espacial y la rotación mental de los objetos, mientras que las mujeres tienen el talento más desarrollado en tareas de memoria y fluidez verbal. Quizás de ahí la frase “ellas son de Venus y los hombres son de Marte”.

Contrario a la prueba de “machismo incontrolado” que supone el manejar “rápido y furioso”, es raro hallar mujeres que conduzcan a más de cien kilómetros por hora en la ciudad y gesticulen y hagan señas al “tocar” el claxon. No por nada el accidente al conducir típico de los varones es mortal por naturaleza.

En aras de la justicia (y precaución), el eslogan debería ser “cuidado, hombre al volante”, y no lo opuesto.

En ocasiones me pregunto acerca de la fórmula ideal para sacar un conductor de diez puntos. ¿Será una combinación de la bendita prudencia de la mujer y la confianza del hombre? ¿Existe tal cosa? Esto, de presentarse, sería un portento de noticia, hablaríamos de un ser nuevo, distinto a lo usual, creo. Una criatura que ni en diez mil años de transformación de la raza humana se ha logrado producir. Por algo será. ¿No?

NOTA DEL DÍA.- En México la libertad no se conjuga para todas las personas. Hay quienes la tienen para todo, para abusar, para enriquecerse groseramente, para defraudar y ser libres de ser libres, como todo indica. Pero existen millones que no lo son. Que no son libres de tener un trabajo digno y bien remunerado. No son libres para acceder a la educación y formación. No son libres para tener vivienda y salud. Y ni siquiera son libres para llevarse un bocado a la boca tres veces al día. Esto es lo que ha sido puesto a prueba en los últimos treinta años, suceso que nos ha hecho ver con toda claridad que la libertad es frágil. Y si vamos a hablar de las normas fundamentales de la política en México es necesario destacar tanto la filosofía de la libertad –de qué manera la entendemos--, y los mecanismos y prácticas que se han establecido para para asegurar la continuación de esa libertad. Es cuestión de pensarle un poco.


Al momento de conducir un coche ambos sexos cometen errores.

Pese a ello, la polémica sobre quien maneja mejor o peor -- las mujeres o los hombres--, continúa, y ponerle fin es complicado.

Aunque existen mujeres que aparcan una Hummer en un espacio reducido mejor que un transportista de materiales peligrosos (y no alardean por ello), hay quienes se sienten con derecho de instruir a las féminas sobre la velocidad a la que deben manejar un coche, en dónde dar la vuelta, en qué instante meter el freno. Esto a cualquiera saca de quicio, y con justa razón.

Apoyarse en censos, registros y cálculos para sostener que los hombres conducen mejor que las mujeres es ilusorio, tanto como aceptar los resultados de una encuesta política. Veamos, el individuo que sufre un accidente no tiene por qué ser titular del contrato de cobertura de daños, y en varias situaciones, a reserva de equivocarme, este documento es más barato para las damas, de ahí que el caballero lo ponga a nombre de su cónyuge. Asimismo, las féminas que viajan en coche con un caballero prefieren que éste sea el que conduzca, aunque el carro sea el de ellas.

Las mujeres, al conducir, son capaces de responder el teléfono móvil, buscar el nombre de una calle, sintonizar la melodía en boga en la radio y hacer esto con menor riesgo que los hombres. Por otro lado, ellas parecen ser menos expertas en actuar rápidamente al instante de enfrentar una situación inesperada de tránsito, según estudios realizados en la Universidad de Michigan, Estados Unidos. El cerebro de la mujer funciona distinto al del hombre, se afirma.

La mujer utiliza el razonamiento y los sentimientos.

El hombre, el razonamiento y la lógica.

Los varones, por tanto, tienden a ser mejores en habilidades en las que influye principalmente la percepción espacial y la rotación mental de los objetos, mientras que las mujeres tienen el talento más desarrollado en tareas de memoria y fluidez verbal. Quizás de ahí la frase “ellas son de Venus y los hombres son de Marte”.

Contrario a la prueba de “machismo incontrolado” que supone el manejar “rápido y furioso”, es raro hallar mujeres que conduzcan a más de cien kilómetros por hora en la ciudad y gesticulen y hagan señas al “tocar” el claxon. No por nada el accidente al conducir típico de los varones es mortal por naturaleza.

En aras de la justicia (y precaución), el eslogan debería ser “cuidado, hombre al volante”, y no lo opuesto.

En ocasiones me pregunto acerca de la fórmula ideal para sacar un conductor de diez puntos. ¿Será una combinación de la bendita prudencia de la mujer y la confianza del hombre? ¿Existe tal cosa? Esto, de presentarse, sería un portento de noticia, hablaríamos de un ser nuevo, distinto a lo usual, creo. Una criatura que ni en diez mil años de transformación de la raza humana se ha logrado producir. Por algo será. ¿No?

NOTA DEL DÍA.- En México la libertad no se conjuga para todas las personas. Hay quienes la tienen para todo, para abusar, para enriquecerse groseramente, para defraudar y ser libres de ser libres, como todo indica. Pero existen millones que no lo son. Que no son libres de tener un trabajo digno y bien remunerado. No son libres para acceder a la educación y formación. No son libres para tener vivienda y salud. Y ni siquiera son libres para llevarse un bocado a la boca tres veces al día. Esto es lo que ha sido puesto a prueba en los últimos treinta años, suceso que nos ha hecho ver con toda claridad que la libertad es frágil. Y si vamos a hablar de las normas fundamentales de la política en México es necesario destacar tanto la filosofía de la libertad –de qué manera la entendemos--, y los mecanismos y prácticas que se han establecido para para asegurar la continuación de esa libertad. Es cuestión de pensarle un poco.