/ domingo 9 de enero de 2022

Vivencias | El internet y nuestra realidad

Cuando nació el internet oficialmente hace 30 años, nuestro mundo cambió completamente.

Obvio, me refiero a generaciones como la mía, porque nadie nacido después de los 90 sabrá a lo que me refiero, cuando digo que la realidad se transformó.

No conocieron la emoción de recibir una carta con letra cursiva, manuscrita, esperada por semanas de manos de un cartero.

No se llenaron las manos de tinta después de leer un periódico o usaron un “stencil”, no usaron teléfonos de disco, ni las máquinas de escribir manuales de las que solo sobrevive el tablero, ni de televisores de bulbos, ni de solo dos canales de televisión, ni de enciclopedias pesadas, ni de muchas cosas más.

Avanzó la tecnología, apareció el internet y hoy todo avanza de forma inimaginable.

Cambió la comunicación, el acceso a la información, la educación, el comercio, el trabajo, prácticamente todo.

Y la pandemia aceleró su uso y nuestra dependencia.

La educación se dio normalmente sin la presencia del maestro, pedimos y recibimos comida y prácticamente todo lo que necesitamos y lo que no, por internet, sabemos lo que pasa en cualquier parte en cuestión de segundos, nos informamos de lo que sea por Google, hasta tenemos consultas con doctores vía Zoom, y no se diga reuniones de trabajo, familiares, etc.

Más de 4 mil millones de personas en el mundo somos usuarios de internet. Google tiene más de 85 mil millones de visitas mensualmente. El Papa tiene más de 49 millones de seguidores en Twitter, ni les hablo de los que tiene Cristiano Ronaldo, o alguna Kardashian.

El mundo se volvió pequeño y nos acercó, pero con grandes amenazas: perdimos la convivencia, nos volvimos sedentarios, nos alejó de los demás hasta cuando estamos juntos, se perdieron y se siguen perdiendo puestos de trabajo, hay toneladas de información basura y mentiras y nos volvimos vulnerables.

Nuestros datos personales están constantemente en riesgo y los delitos cibernéticos avanzan a pasos también agigantados, el hackeo, el acoso sexual, los fraudes, el robo de datos etc. Y estamos expuestos, como ante el virus, a enemigos invisibles escudados en el anonimato.

No permitamos que estos avances destruyan nuestra esencia humana, nuestro respeto por los demás, nuestra integridad y la de los nuestros. Aprovechemos lo bueno y, como en todo, hagamos nuestra parte para poner freno a lo nocivo. Protejamos nuestros datos para proteger lo que amamos y no perdamos la cercanía con los demás.

Feliz año para todos y cuidémonos más en estos tiempos.

Avanzó la tecnología, apareció el internet y hoy todo avanza de forma inimaginable. Cambió la comunicación, el acceso a la información, la educación, el comercio, el trabajo, prácticamente todo.

Cuando nació el internet oficialmente hace 30 años, nuestro mundo cambió completamente.

Obvio, me refiero a generaciones como la mía, porque nadie nacido después de los 90 sabrá a lo que me refiero, cuando digo que la realidad se transformó.

No conocieron la emoción de recibir una carta con letra cursiva, manuscrita, esperada por semanas de manos de un cartero.

No se llenaron las manos de tinta después de leer un periódico o usaron un “stencil”, no usaron teléfonos de disco, ni las máquinas de escribir manuales de las que solo sobrevive el tablero, ni de televisores de bulbos, ni de solo dos canales de televisión, ni de enciclopedias pesadas, ni de muchas cosas más.

Avanzó la tecnología, apareció el internet y hoy todo avanza de forma inimaginable.

Cambió la comunicación, el acceso a la información, la educación, el comercio, el trabajo, prácticamente todo.

Y la pandemia aceleró su uso y nuestra dependencia.

La educación se dio normalmente sin la presencia del maestro, pedimos y recibimos comida y prácticamente todo lo que necesitamos y lo que no, por internet, sabemos lo que pasa en cualquier parte en cuestión de segundos, nos informamos de lo que sea por Google, hasta tenemos consultas con doctores vía Zoom, y no se diga reuniones de trabajo, familiares, etc.

Más de 4 mil millones de personas en el mundo somos usuarios de internet. Google tiene más de 85 mil millones de visitas mensualmente. El Papa tiene más de 49 millones de seguidores en Twitter, ni les hablo de los que tiene Cristiano Ronaldo, o alguna Kardashian.

El mundo se volvió pequeño y nos acercó, pero con grandes amenazas: perdimos la convivencia, nos volvimos sedentarios, nos alejó de los demás hasta cuando estamos juntos, se perdieron y se siguen perdiendo puestos de trabajo, hay toneladas de información basura y mentiras y nos volvimos vulnerables.

Nuestros datos personales están constantemente en riesgo y los delitos cibernéticos avanzan a pasos también agigantados, el hackeo, el acoso sexual, los fraudes, el robo de datos etc. Y estamos expuestos, como ante el virus, a enemigos invisibles escudados en el anonimato.

No permitamos que estos avances destruyan nuestra esencia humana, nuestro respeto por los demás, nuestra integridad y la de los nuestros. Aprovechemos lo bueno y, como en todo, hagamos nuestra parte para poner freno a lo nocivo. Protejamos nuestros datos para proteger lo que amamos y no perdamos la cercanía con los demás.

Feliz año para todos y cuidémonos más en estos tiempos.

Avanzó la tecnología, apareció el internet y hoy todo avanza de forma inimaginable. Cambió la comunicación, el acceso a la información, la educación, el comercio, el trabajo, prácticamente todo.