/ martes 11 de junio de 2019

Ahí está el detalle

Cada persona actúa de diferente manera en la adquisición de una casa y un coche, que en la compra de café y cigarrillos.

Por tanto, el tener unas finanzas sanas demanda organizar los ingresos limitados y adecuarlos a nuestras necesidades, cuestión que incluye el registro y control de los llamados “gastos hormiga” (gaseosas, golosinas, café, etc. etc. etc.).

En esos gastos se paga alrededor de quince mil pesos al año, tal vez más, cantidad que sirve para cubrir unas pequeñas vacaciones, un seguro de auto o gastos médicos.

Las “pequeñas fugas” de centavos se pueden cuantificar por día y determinar la suma dedicada a la compra de productos “comunes”. Esa es la buena noticia. La mala es que este objetivo se aplaza cada año, porque el privarse de los gastos superfluos –figuradamente exiguos--, resulta chocante e incomprensible, aunque el ahorro en corto tiempo de pesos y centavos sea ostensible.

La sola idea de implantar un estricto control monetario es chocante. Supone renunciar a los pequeños gustos y placeres de la vida cotidiana. Eso es desdichadamente útil.

El negarnos una taza de café por la mañana, la gaseosa, dos pares adicionales de zapatos deportivos o formales, el abono del partido de futbol, el agua embotellada, los dulces, las propinas, la lectura del periódico, la salida a cenar tacos y el desayuno con los amigos y otros gastos de representación es una cruel condena. Y aunque no hay garantía de que estos “ahorros” nos conviertan en personas más felices es temerario fingir sordera ante la frase: “Cuida los centavos que los pesos se cuidan solos”, so pena de sufrir las lógicas y temidas consecuencias.

En estos y otros casos despreciar la frase “cuida los centavos que los pesos se cuidan solos” tiene por ralea vaciarnos poco a poco la cartera.

NOTA DEL DÍA.- Los aranceles que Donald Trump intentó aplicar a México nos conducen a su desempeño como Presidente de Estados Unidos. ¿ A qué corresponde un trabajo cuya exigencia física, mental y emocional supera fácilmente las habilidades de un hombre preparado? Ocupar la Presidencia del vecino país del norte exige una energía casi sobrehumana al igual que habilidades sociales e intelectuales fuera de lo común. No es solo una especie de gerente de sus cercanos colaboradores. Es muchas personas en una, jefe, administrador, jefe de legisladores, jefe de la diplomacia, comandante en jefe de las fuerzas armadas. Es líder de su partido y conciencia de cada ciudadano. Nadie exige perfección en todos y cada uno de estos requisitos. Solo unos pocos titulares del Ejecutivo en la historia del vecino país (probablemente nadie) ha llegado a la excelencia. Sin embargo, lo mínimo que se solicita es poner atención a los roles y compromisos asignados. Los mandatarios disponen de multitud de ayudantes y el hecho de delegar todas las responsabilidades en ellos es prácticamente imposible. Existen labores que deben ser atendidas personalmente por el habitante de la Casa Blanca. Ahí está el detalle.

Cada persona actúa de diferente manera en la adquisición de una casa y un coche, que en la compra de café y cigarrillos.

Por tanto, el tener unas finanzas sanas demanda organizar los ingresos limitados y adecuarlos a nuestras necesidades, cuestión que incluye el registro y control de los llamados “gastos hormiga” (gaseosas, golosinas, café, etc. etc. etc.).

En esos gastos se paga alrededor de quince mil pesos al año, tal vez más, cantidad que sirve para cubrir unas pequeñas vacaciones, un seguro de auto o gastos médicos.

Las “pequeñas fugas” de centavos se pueden cuantificar por día y determinar la suma dedicada a la compra de productos “comunes”. Esa es la buena noticia. La mala es que este objetivo se aplaza cada año, porque el privarse de los gastos superfluos –figuradamente exiguos--, resulta chocante e incomprensible, aunque el ahorro en corto tiempo de pesos y centavos sea ostensible.

La sola idea de implantar un estricto control monetario es chocante. Supone renunciar a los pequeños gustos y placeres de la vida cotidiana. Eso es desdichadamente útil.

El negarnos una taza de café por la mañana, la gaseosa, dos pares adicionales de zapatos deportivos o formales, el abono del partido de futbol, el agua embotellada, los dulces, las propinas, la lectura del periódico, la salida a cenar tacos y el desayuno con los amigos y otros gastos de representación es una cruel condena. Y aunque no hay garantía de que estos “ahorros” nos conviertan en personas más felices es temerario fingir sordera ante la frase: “Cuida los centavos que los pesos se cuidan solos”, so pena de sufrir las lógicas y temidas consecuencias.

En estos y otros casos despreciar la frase “cuida los centavos que los pesos se cuidan solos” tiene por ralea vaciarnos poco a poco la cartera.

NOTA DEL DÍA.- Los aranceles que Donald Trump intentó aplicar a México nos conducen a su desempeño como Presidente de Estados Unidos. ¿ A qué corresponde un trabajo cuya exigencia física, mental y emocional supera fácilmente las habilidades de un hombre preparado? Ocupar la Presidencia del vecino país del norte exige una energía casi sobrehumana al igual que habilidades sociales e intelectuales fuera de lo común. No es solo una especie de gerente de sus cercanos colaboradores. Es muchas personas en una, jefe, administrador, jefe de legisladores, jefe de la diplomacia, comandante en jefe de las fuerzas armadas. Es líder de su partido y conciencia de cada ciudadano. Nadie exige perfección en todos y cada uno de estos requisitos. Solo unos pocos titulares del Ejecutivo en la historia del vecino país (probablemente nadie) ha llegado a la excelencia. Sin embargo, lo mínimo que se solicita es poner atención a los roles y compromisos asignados. Los mandatarios disponen de multitud de ayudantes y el hecho de delegar todas las responsabilidades en ellos es prácticamente imposible. Existen labores que deben ser atendidas personalmente por el habitante de la Casa Blanca. Ahí está el detalle.